por Vito Amalfitano
“Fue como estar metido adentro de un gran sueño”, describe Pablo Battle, uno de los hinchas / viajantes entrevistados para “51%”, el documental sobre aquella final en Tokio de 2000 ante Real Madrid que probablemente sea el partido más importante de la historia de Boca y de la la de clubes del fútbol argentino.
“Cuando tenés un gran sueño, empezás a tratar de recordarlo el día después y con el correr del tiempo vas segmentando cosas, te vas quedando con las que preferís…”, completa el entrevistado. Y sin querer, con esa reflexión, encierra el cometido, el logro supremo que alcanzó esta obra, la de transformar un estricto documental en un sólido relato narrativo. La realidad convertida en ficción. O una realidad tan de ensueño que solo puede explicarse desde una narración que parece de ficción.
Esa estructura narrativa, conseguida a través del cúmulo de testimonios de la película, compensa las dificultades de una producción totalmente independiente. La emoción que transmiten los “relatores” de la historia, los jugadores, el preparador físico, periodistas y , sobretodo, los hinchas, reemplaza las carencias de poderosas imágenes cinematográficas, imposibles de alcanzar por las dificultades económicas, por el escaso presupuesto y por las trabas para conseguir derechos con las que se encontraron los realizadores, hasta el punto que no pudieron ponerle “La mitad más uno”, porque esa es una frase que tiene registrada la marca Boca y tuvieron que recurrir a un confuso “51%”, que aun escrito con tipografía japonesa en la gráfica, no es precisamente un título “logrado”.
“51%, el documental”, la película con guión y dirección de Leandro Baquela, se estrenó el pasado lunes simultáneamente en 21 salas de Capital Federal, Rosario, Córdoba y Salta, y se espera que en septiembre pueda tener alguna exhibición en Mar del Plata.
El filme es sobre la consagración como campeón del mundo de Boca en 2000 en Tokio, en lo que se constituyó en la última derrota en una final internacional de Real Madrid hasta la fecha. Justamente porque a “La Casa Blanca” no solo se lo considera el club más importante del mundo por tradición, sino porque además es que el más títulos internacionales ostenta, es que esa final, ese triunfo, se puede considerar como el más importante de la historia de clubes del fútbol argentino. Y por la connotación inédita de que cerca de 12.000 hinchas de Boca viajaron a Tokio para ese encuentro, como para transformar tan lejano destino en una verdadera “Bombonera oriental”.
El filme contiene, precisamente, filmaciones caseras de los hinchas sobre lo que significó ese peregrinaje al estadio Nacional de Tokio,-y el afán de retratar ellos esa historia increíble, inventando selfies cuando todavía no existían-, y como coparon las tribunas para un partido que, para la mayoría, se presentaba como una utopía, frente al equipo y el club más poderoso del mundo. Menos para el Boca de Bianchi.
La narración de la gesta en sí se centra en tres protagonistas principales, Juan Román Riquelme, la gran figura de esa noche; Martín Palermo, el goleador que alcanzó la máximo consagración como tal con esos dos tantos a Real Madrid; y Carlos Bianchi, el hacedor de ese equipo que se transformó en una “máquina de ganar”.
Martín Palermo
Para hablar de Bianchi y la trastienda de ese Boca está el testimonio muy valioso del profesor Julio Santella, el marplatense que se convirtió en el preparador físico más ganador de la historia de clubes del fútbol argentino. De Palermo y Riquelme y de la consagración en sí hablan sus compañeros Mauricio Serna, Sebastián Battaglia y Anibal Matellán; y en un capítulo aparte sobre Riquelme aparecen tres periodistas: Horacio Pagani, de gran trayectoria en este tipo de coberturas; quien esto escribe; y el reconocido relator y conductor Víctor Hugo Morales.
Vito Amalfitano
Aunque algunos de los momentos más emotivos de la narración surgen del testimonio de los hinchas, de los que viajaron a Tokio y de personajes inefables que se quedaron aquí, y desde ellos se aborda el matiz sociológico del hincha de fútbol que pone en este caso a Boca por encima de otras o de todas las prioridades de su vida, incluso las familiares.
También algunos de ellos cuentan lo que hicieron aquella inolvidable mañana en Argentina. Y ese punto faltó un detalle fundamental: el ritual de simpatizantes/aficionados futboleros del interior que tuvieron que viajar a otras ciudades, por ejemplo los miles de marplatenses que llenamos esa madrugada/mañana rutas a Balcarce o Necochea, porque por el fantasma que ahora vuelve del fútbol pago, en nuestra su ciudad no se pudo ver el partido, ni siquiera por cable. Víctor Hugo hubiera sido muy valioso para contar esa historia, porque incluso tuvo que afrontar un juicio millonario, ya que a través de la TV Pública y en su programa,-pero con el aval del canal y la productora-, tuvo la valentía de mostrar imágenes de aquel encuentro para los hinchas que ni siquiera podían observarlo en
Buenos Aires por no estar abonados a determinada cadena que tenía los derechos. Como el origen de la película partió de una idea diferente, prácticamente una biografía de Riquelme, y Víctor Hugo había sido convocado para esa primera parte de aquel rodaje, faltó ese rico episodio, que adquiere hoy estricta actualidad en estos días de triste final del Fútbol para Todos y penoso inicio del fútbol para pocos.
Víctor Hugo Morales.
Ese grotesco, de Víctor Hugo teniendo que mostrar los goles más importantes de la historia de Boca en forma clandestina, y ese viaje increíble de los marplatenses, hubiera completado el muy buen relato que pareció “de ficción”, de una historia “Real” que emociona desde la pantalla grande.