La argentina ingresó hace dos años para suplantar a la histórica bajista y cofundadora del grupo, Kim Deal. Una canción suya, "All I Think About Now", forma parte de "Head Carrier".
El cuarteto estadounidense Pixies regresó a las bateas con su nuevo y sexto disco, “Head Carrier”, con el que pone sobre la mesa todo su pasado de punk alternativo y en el que la novedad es la participación, como miembro permanente, de la música y compositora marplatense Paz Lenchantin, de extensa y rica carrera en el rock norteamericano.
Durante los 30 años de Pixies, el grupo pasó por varias etapas con cambios de miembros, separaciones, hiato y, recientemente, la entrada a una clínica de rehabilitación del guitarrista Joey Santiago a días de comenzar su gira europea (antesala del tour por Estados Unidos y, seguramente, Sudamérica).
A lo largo de estas tres décadas, mientras la banda liderada por el guitarrista y cantante Black Francis se hacía de un nombre dentro de la escena rockera mundial, Lenchatin, de 42 años, comenzó su propia carrera que incluyó la música clásica (violín) y bandas como A Perfect Cicle y Zwan (con el líder de The Smashing Pumpkins, Billy Corgan).
Además, colaboró en discos de Queens Of The Stone Age (el espectacular “Song For The Deaf”) y Melisa auf der Maur, entre otros.
También produjo su propio grupo, The Entrance Band, y hasta metió el bajo en una canción de la tanguera Amelita Baltar, donde su madre, Analía Lenchantin, grabó el piano y su hermana, Ana, hizo lo propio con el chelo.
“Mis padres tocan el piano y mi hermana toca el chelo, así que estoy en contacto con la música desde que nací. Cuando era chica miraba las manos de mi madre cuando tocaba. Encontré mi pasión desde chica y la música se transformó en un amor y en una religión para mí”, explicó Paz a Télam desde su casa en la soleada California.
Nacida en Argentina, se fue a Los Angeles a los cinco años, lo cual hace que se identifique más con el ser estadounidense que con el argentino, aunque aclara: “Mis raíces están allá y tengo varias costumbres argentinas. Por ejemplo, ahora, mientras hablamos, estoy tomando mate”.
Su español es más que correcto, aunque prefiere hacer la entrevista en inglés, debido a que, luego de casi cuarenta años y toda una carrera en el país del norte, su cerebro piensa y se expresa en la lengua de Oscar Wilde y Edgar Allan Poe.
“Creo que hacer este disco fue como llegar al matrimonio. Me hizo sentir como si me pusiera el anillo de compromiso. Estoy muy orgullosa no sólo del disco, sino también de mi participación en él”, sostuvo la bajista.
“Creo -agregó- que Pixies ya está superando el momento de transición. Cuando llegué ellos ya estaban trabajando y juntos empezamos a crecer. Hoy los siento como a una familia. Este disco es una síntesis de ese trabajo familiar. Realmente, disfrutamos mucho del proceso de este disco y ahora queremos más”.
Lenchantín ingresó hace dos años para suplantar a la histórica bajista y cofundadora del grupo, Kim Deal, tras un breve paso de Kim Shattuck por las cuatro cuerdas, y, pese al escaso tiempo comparado a los 30 años de trayectoria, se tomó la libertad de escribir y cantar, a dueto, una de las canciones.
“Cuando estábamos en el estudio, escribí un tema con Charles (Francis) y quedó muy lindo. Fue una canción de último minuto y la última que grabamos. Esa canción completó el disco y con la voz de una mujer quedó tal como lo pedía el sonido de Pixies”.
Se trata de “All I Think About Now” y es una canción dedicada, en agradecimiento, a Deal, donde la voz de Paz se ubica en el registro clásico del punk rock estadounidense.
“No sé muy bien qué cambió en mí desde que me convertí en miembro permanente, pero sí siento que hubo un cambio. Yo estaba preparada para hacer este disco como miembro de la banda, porque es algo a lo que se llegó en forma natural. Me siento fuerte, segura y completa con este momento”, agregó Paz.
Si bien todavía no hay un anuncio concreto, la bajista comentó que el cuarteto viajará a Argentina para presentar este disco de 12 canciones, que se muestra conciso y acorde a la trayectoria de una banda que se mantuvo a flote en el quiebre entre el punk y ese grunge que nacía a fines de los ’80 en la fría y norteña Seattle.
“Hace dos años que no voy a Buenos Aires. Mi madre tiene un departamento en San Telmo y ella va y viene seguido. Como estoy mucho de gira, cuando llego a mi casa no tengo ganas de salir. Tengo familia, pero también muchos amigos también. Mi madre es amiga de Amelita Baltar y mis amigos están en el tango y el folclore”, comentó.
Cuando Lenchantín llega a su hogar, no escucha rock, sino que busca sus influencias dentro del tango, el folclore (“me gusta mucho”), la música clásica y el folk que viene desde la humedad de los pantanos del río Mississipi: “Cuando estoy en casa intento abstraerme de mi trabajo. También recibo mucha inspiración de otras artes y una de mis favoritas es la pintura. Creo que está muy vinculada con la música”.
Inquieta y siempre activa en la música, reconoció que en un futuro le gustaría volver a grabar tango e inmiscuirse en el folclore argentino (“me gustan los desafíos”), aunque por el momento la dedicación a su actual banda es a tiempo completo: “No estoy con ningún otro proyecto, sólo con Pixies. Me siento muy completa con la banda”.