La final de la Copa Davis puede ser el inicio de una historia nueva para el tenis argentino.
Por Pablo Amalfitano
Desde Zagreb, Croacia / Especial para LA CAPITAL
Un acontecimiento deportivo de calibre histórico como una final de Copa Davis, el suceso más grande del tenis por equipos, fue lo que nos trajo a Zagreb, una ciudad en la que se respira el particular aire medieval de las catedrales y las construcciones antiguas. La capital de Croacia, que puja por ingresar a la Unión Europea, ofrece el encanto señorial de los viejos tiempos y no se caracteriza por ser un lugar especialmente moderno.
No elegimos,-esta delegación periodística, junto a Jonatan Fabbian y José Rieiro-, el centro de la ciudad como punto de base durante nuestra estadía sino que priorizamos una posición estratégica por excelencia: el Hotel I, situado a escasos cinco minutos a pie del estadio Arena Zagreb, lejos del epicentro atractivo pero bien cerca de la burbuja que encierra todo lo que acontece con la definición por la Ensaladera. Zagreb será un punto de partida para el tenis argentino.
“Ganar la Copa Davis no es la meta sino el comienzo”, había deslizado Daniel “Palito” Fidalgo, vicepresidente de la Asociación Argentina de Tenis, en una entrevista exclusiva con LA CAPITAL. El escollo croata se avecina como la última puerta que debe abrir Argentina para cumplir con el anhelado sueño. Ese umbral, sin embargo, no marcará el final de un camino sino que le dará más herramientas al tenis argentino para continuar con un desarrollo integral. La Copa Davis es una obsesión, sí, pero también es un vehículo para transmitir valores y generar interés por los más chicos.
Federico Delbonis y Juan Martín Del Potro serán los encargados de poner primera en Zagreb, el punto de partida. “Tengo el juego para molestar a Cilic por mi condición de zurdo y mis pelotas pesadas”, había avisado el azuleño el lunes en una suerte de anticipo de su ventaja sobre Guido Pella en la lucha por ocupar el segundo single. La inclinación del capitán Daniel Orsanic por Delbonis tiene dos visiones distintas. La cancha es más lenta que en Glasgow -donde Pella acompañó a Delpo el viernes-, una peculiaridad que le dará más tiempo para preparar sus golpes. Se notó en los entrenamientos que su bola tendrá más vuelo.
El sorteo en el Vatroslav Lisinski Concert Hall lo puso al azuleño en la apertura de la serie, un dato no menor si se tiene en cuenta que Del Potro, quien chocará a continuación ante el gigante Ivo Karlovic, no sabe a qué hora juega ni qué tan tarde finalizará su jornada respecto de su factible inclusión en el punto del sábado junto con Leonardo Mayer.
El conjunto croata es muy compacto y no ofrece fisuras por dónde entrar. Pese a la baja de Borna Coric, que no se recuperó a tiempo de su operación de menisco, cuenta con un top ten en su mejor momento, que jugará los tres días; un top 20 con un servicio difícil de leer y un porte considerable; y un doblista fuera de serie como Ivan Dodig, 13° del mundo y campeón de Grand Slam. No obstante, la ilusión de Argentina está intacta y permite creer que el objetivo de iniciar un nuevo camino es realmente posible.