por Elena Garuz
BERLIN, Alemania.- La cineasta argentina Natalia Meta se encuentra en la Berlinale con su segundo largometraje, un filme que habla del miedo al deseo y que si bien se presenta como thriller psicológico transita distintos géneros y traspasa los límites entre el sueño y la vigilia.
En entrevista con EFE, Meta explica que ha buscado en su película, basada en la novela “El mal menor”, de C.E. Feiling, “un tono que de alguna manera no pudiera encasillarse en ningún genero”.
Así, no tiene nada en contra de que el filme sea presentado como un thriller psicológico en cuanto a que presenta elementos de terror y de suspense, pero tiene también aspectos de comedia, por ejemplo.
Habla además del amor, o más aún, “del miedo al amor o el miedo al deseo” y de cómo ese deseo “se va imponiendo y nos va llevando por caminos inesperados”.
“El Prófugo” está protagonizado por Erica Rivas, en el papel de Inés, una actriz de doblaje y corista que tras sufrir una experiencia traumática durante unas vacaciones empieza a sufrir pesadillas y tener problemas de voz hasta caer en un estado de paranoia en el que un ser o varios seres se apoderan de su principal herramienta de trabajo mientras realidad y desvarío se acaban difuminando.
Cruzando los límites entre el sueño y la realidad
Meta explica que para ella era fundamental en su película “la idea de borrar o traspasar limites” y que como plantea la trama “no hay límite entre el mundo del sueño y el mundo de la vigilia”, lo que se traduce también en la estructura del filme y en el “cruce de géneros”.
“Es muy importante empezar a establecer historias donde se puedan cruzar los límites y que eso no sea visto como un error, sino como una osadía”, afirma.
Traducido al filme, la idea es que “tenemos que guiarnos por la realidad de nuestro deseo y estar preparados para franquear estos limites, que de alguna manera lo que hacen es impedirnos llevar adelante nuestras fantasías” preocupados por lo que es racional y lo que es real, agrega.
El libro en el que está basada la película -de la que afirma que no es en absoluto una adaptación fiel- es muy distinto al filme; es “una novela de terror truculenta” de la que la realizadora extrajo “el concepto fantástico de un prófugo, un ser que puede pasar del mundo de los sueños al mundo de la vigilia” y que ella llevó al lado del sonido, las palabras y las voces.
Tanto el libro como el filme, aunque éste de manera más desarrollada, abordan la posición de la mujer y en concreto de una mujer que “intenta cumplir con las expectativas del rol más estereotipado”.
Para Rivas, Inés en el filme, la película trata del universo femenino y el deseo, y “el deseo tiene que ver con el borde de las cosas, del paradigma hasta ahora vivido, el lugar en el que no se sabe bien si es una cosa o es la otra”.
Su personaje, agrega, es una persona “muy regida por los parámetros de la sincronicidad, de lo que se debe hacer”, por lo que resulta interesante ver también la otra parte de ella, la que tiene que ver “con ese lugar incierto que es el deseo, ese lugar misterioso, ese lugar que no sabemos qué es”.
No se sabe si Inés está loca, dormida, si realmente está viviendo eso o es una fantasía de ella, explica.
Este filme y su personaje, una mujer que “no se adapta a esos paradigmas estructurales patriarcales”, son importantes para ella, agrega, porque viene de un país, Argentina, en el que se respira una necesidad entre las mujeres de repensarse como tales y como disidencias.
Una historia inquietante y oscura
Para Cecilia Roth, que encarna a la madre de Inés, “El prófugo”, una historia “inquietante, difícil y oscura, aunque luego sea luminosa”, es una película “muy de mujeres y muy de género”.
De su personaje explica que representa “el prototipo de madre” y de la idea de madre y una “madre como casi robótica en su manera de ejercer la maternidad”.
Su personaje y los de Nahuel Pérez Biscacayart -un joven organista con la capacidad de aparecer y desaparecer- y Daniel Hendler -el novio, que en su actitud posesivo roza el ridículo- se meten en la vida de Inés, “que está muy frágil, muy vulnerable, y que no entiende muy bien qué le está pasando”, explica.
“El prófugo” supone el regreso de Argentina con un largometraje a la sección oficial tras seis años de ausencia y para Meta constituye “una sorpresa muy grata” y “un orgullo” poder traer su película al festival.
EFE