De acuerdo con un informe macroeconómico de la asociación de empresarios agropecuarios CREA, el precio de la carne vacuna "desde abril se encuentra retrasándose fuertemente respecto a la inflación.
El precio de la carne vacuna comenzó a desacelerarse a mediados del año pasado, con una suba acumulada que se ubica alrededor de 30 puntos por debajo de la inflación general, al tiempo que se registra una merma en la demanda de consumo interno.
De acuerdo con un informe macroeconómico de la asociación de empresarios agropecuarios CREA, el precio de la carne vacuna “desde abril se encuentra retrasándose fuertemente respecto a la inflación; el rubro carnes aumentó solo 0,9% mensual en noviembre y, en el año, acumuló una suba de 57,6%, casi 30 puntos por debajo de la inflación general del 85,3%”.
La entidad señaló que “la variación de los precios sorprendió a la baja en noviembre (4,9%), mostrando el menor registro desde febrero” y que “en buena medida, el resultado fue influido por la evolución del precio de la carne vacuna”.
Asimismo, indicó que el precio de la carne vacuna se desacelera “en un escenario de altos niveles de faena y debilidad de la demanda”.
En cuanto a los precios de Hacienda, José Lizzi, líder del Área de Ganadería de CREA, dijo que “el precio de la hacienda para faena está 50% por debajo del precio que deberían tener si hubiesen mantenido el precio copiando la inflación, más el comportamiento estacional”.
En ese sentido, señaló que “estos precios son de quebranto para todas las actividades” y explicó que se debe a que “la sequía hace que la gente siga vendiendo porque no tiene pasto y los granos están caros en relación al precio de la carne”.
Además, señaló cómo causas la caída del consumo en el mercado interno y “el atraso cambiario que hace que la competitividad en la exportación no traccione sobre los precios de la oferta”.
Lizzi observó que, a noviembre, mientras “la carne minorista está alrededor de 35-38 por ciento por debajo de lo que hubiese estado copiando inflación, o sea que la carne minorista subió mucho más de lo que subió la hacienda, igualmente ambos productos están por debajo de la inflación”.
Por su parte, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) señaló que “el impacto de la sequía en la zona productiva, el aumento de oferta, la merma en la demanda de consumo interno y la baja de precios pagados por China, son factores que se están reflejando en los últimos meses en el mercado agro ganadero, y en menor medida en el mostrador”.
Sobre la base de datos registrados por el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), CEPA indicó que los precios de los distintos cortes de carne vacuna registraron una moderada suba (1,3%) en noviembre de 2022 con respecto a octubre, y en términos interanuales estos cortes incrementaron su precio 56,6%, situándose por debajo del aumento general de precios de la economía (92,4% interanual).
En 2020, la carne vacuna registró subas en mostrador por encima de 75% y en el primer semestre de 2021 registró nuevos incrementos que totalizaron otro 35% de aumento, lo que motivó medidas del Gobierno nacional para frenar los incrementos generalizados en la cadena de valor.
“Estas medidas permitieron cortar la dinámica alcista y, entre julio y octubre, los precios retrocedieron 3%”, según CEPA.
En el periodo junio-noviembre, los aumentos promedios de los diferentes cortes (8%) quedaron por debajo de la inflación del mismo periodo (43%), marcando entonces un cambio en la tendencia.
A su vez, un producto sustituto de la carne vacuna como el pollo registró por octavo mes consecutivo en noviembre un aumento mayor al promedio de la carne vacuna (2,8%).
Si se analiza la cantidad de kilos de pollo fresco que se puede comprar con un kilo del corte vacuno más consumido (el asado), se observa que la brecha entre ambos productos llegó a ser de 4,04 kilogramos en diciembre 2021 y en diciembre de 2022 se acorta a 2,93 kilogramos, producto del incremento en el precio del pollo.
En los últimos años, se observó una reducción en el consumo de carne bovina, que se reemplazó por otros tipos de carnes más económicas, como la aviar o porcina: según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, el consumo per cápita de carne vacuna se situó en noviembre en 48,4 Kg/hab/año.
“Frente a este escenario de caída del consumo, el precio comienza a moderarse en los últimos meses”, remarcó CEPA.
Florencia Gutiérrez, economista de CEPA, dijo que “el impacto de las secas en los campos generó una mayor oferta de terneros disponibles para faena, por lo tanto también aumentó la producción tanto por cantidad como por peso”.
Esto se sumó a “un contexto internacional de demanda que se sostiene todavía pero que mermó bastante en el último tiempo de China principalmente, y precios internacionales más bajos; para el sector fueron seis meses duros”.
En adelante, Gutiérrez analizó que “si revierten la sequia, si hay lluvias abundantes, la campaña del año que viene va a generar mayor retención, va a haber menor oferta y ahí seguramente los precios van a nuevamente tomar vuelo”.
El impacto de la seca en los campos implica una mayor faena, ya que no se puede tener a los animales en pie por la falta de pastos: De enero a noviembre, la faena bovina alcanzó los 12,3 millones de cabezas, marcando un crecimiento del 3,7% interanual.
En términos de producción de carne, en lo que va del año, se obtuvieron 2,85 millones de toneladas de carne vacuna, un 4,9% más que los 2,72 millones de toneladas obtenidas entre enero y noviembre del año pasado.
Asimismo, se registró aumento en el peso promedio de faena, el cual durante el período mencionado alcanzó un récord de 233 kilos, por encima de los 230 kilos registrados como máximos en 2021 y 2011.
De acuerdo a los datos de exportación de noviembre, el precio promedio de la tonelada exportada se ubica actualmente en US$ 4.200, unos US$ 2.100 menos respecto de aquel máximo alcanzado en abril y casi un tercio menos de lo conseguido un año atrás, cerró CEPA.