Cultura

El Pompidou descubre la fuerza creativa del amor entre modernistas

La muestra "Parejas Modernas" propone una nueva lectura desde la estrecha relación de estos tándems amorosos trasgresivos, ávidos de explorar nuevos estilos y de romper los esquemas.

por Sylvain Mengo

PARIS, Francia.- Las parejas de artistas de la primera mitad del siglo XX han demostrado que el proceso creativo puede surgir de relaciones pasionales, tumultuosas o complejas, en las que los cambios sociales de la época tuvieron un impacto fundamental.

La muestra “Parejas Modernas” del Centro Pompidou de Metz propone una nueva lectura de la modernidad desde la estrecha relación de estos tándems amorosos trasgresivos entre los años 1900 y 1950, ávidos de explorar nuevos estilos y de romper los esquemas.

“Decidimos limitarnos a la época moderna ya que el papel de la mujer cambia considerablemente en el periodo de entreguerras. Escogimos las parejas en función de cómo se desarrolló la creación artística dentro de la relación amorosa”, explicó a los medios una de las comisarias, Cloé Pitiot.

En ocasiones confrontadas, estas parejas de artistas modernos representan ante todo zonas fértiles donde fluyen los intercambios e influencias que les permiten ahondar en la búsqueda de una nueva estética, o para algunos, en otros mecanismos arquitectónicos.

El pintor español Pablo Picasso y la fotógrafa francesa Dora Maar, el simbolista austríaco Gustav Klimt y la diseñadora austríaca Emilie Flöge, los pintores alemán Max Ernst y estadounidense Dorothea Tanning o los mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo son algunas de las parejas “oficiales, exclusivas o libres” presentadas.

Esta exposición, abierta al público hasta el 20 de agosto, reúne pinturas, esculturas, fotografías, libros, material audiovisual, elementos arquitectónicos o incluso textiles.

Entre las casi 900 obras, originales o réplicas, destacan cuadros como “Retrato de mujer” (1938), de Picasso, de quien Maar, como muchas de las mujeres que pasaron por su camino, se convirtió en su musa.

La muestra incluye la maqueta de la Casa-estudio de Rivera y Kahlo, realizada en 2010 por la Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Nancy, que invita al público a descubrir a través de esa reproducción que compartían vida, pero no residencia.

El concepto convencional de pareja de aquella época aparece transparente y totalmente rechazado por estos protagonistas que, gracias al amor y a una libertad asumida, ofrecen al arte una intensidad que les lleva a superar los límites impuestos por la sociedad.

Más allá de las relaciones sentimentales conocidas, la exposición saca a la luz colaboraciones menos mediáticas, como la de la pintora italiana Benedetta Cappa, fundadora del tactilismo, y de su famoso esposo, el escritor Filippo Tommaso Marinetti.

Marinetti fue el primero en reconocer la fuerza artística de su mujer y la importancia de su obra, centrada en las creaciones en relieve.

A pesar de que destaquen algunas excepciones, la exposición deja en evidencia que, en la mayoría de los casos, el hombre solía ser más conocido que la mujer.

La muestra explora además cómo “reinventan un modo de vida y de pareja en el interior de los espacios”. Así, la casa ya no solo representa un refugio, sino que desvela “los estados de ánimo, trasciende la geometría para convertirse en una vivienda de inmensidades compartidas”, dijo Pitiot.

El Pompidou de Metz plasma también, desde esa intimidad, los sueños utópicos o esperanzas compartidas acerca de la evolución de la sociedad.

Como ejemplo, las de los pintores y diseñadores franceses Robert y Sonia Delaunay, otras de las figuras emblemáticas de la exposición, que se interesaron en los contrastes de colores simultáneos y en el estudio de la luz en ruptura con las convenciones pictóricas tradicionales.

Esta evolución de las formas estéticas, de los pensamientos y de las costumbres de los protagonistas del arte moderno termina desembocando en una idea de cuestionamiento de la propia noción de modernidad.

EFE.

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