Cultura

El poeta Héctor Freire visitó Mar del Plata:”Hay más libros de poesía que lectores”

Autor reconocido, colaborador de revistas literarias, fundador de otras como La Pecera, Freire habló de sus pasiones: la poesía y el cine. Las paradojas que sobrevuelan en el mundo de los escritores y los lectores y la distancia entre la contemporaneidad y lo contenporáneo.

Alumno de Joaquín Gianuzzi, poeta de enorme trayectoria y amante del cine, Héctor J. Freire dijo que el mundo de la poesía vive en la actualidad “una cierta paradoja”. “Hay más libros de poesía que lectores”, observó en Mar del Plata, ciudad que visitó recientemente para ofrecer una charla en el taller de escritura Pessoa, que coordina la docente Evangelina Aguilera.

Autor de “Voces en el sueño de la piedra”, “Satori” y otros poemarios, participante en numerosas antologías y miembro del equipo editorial de la revista literaria La Pecera junto al también poeta Osvaldo Picardo, Freire señaló que muchos poetas están hoy más preocupados por publicar y representar sus textos en espectáculos performáticos que en producir una obra contundente.

En una charla amena, donde prefirió que sus escuchas le formularan preguntas, el escritor se refirió a la tendencia que sobrevuela el terreno poético: “Creo que dentro de algunos años va a haber muchísimos más libros de poesía que lectores de poesía, eso es una paradoja para analizar, por lo menos para pensar un poquitito”.

Lejos del pesimismo, Freire se definió como un realista. “La poesía se lee poco, se edita mucho, se vende casi nada y hay pocos lectores. Ahí se da otra paradoja interesante que es que teniendo todo esto en cuenta hay cada vez más gente que escribe poesía y que edita libros, hay editoriales que te editan cien ejemplares. Pero ‘¿cómo es?’ se pregunta uno, si está todo en contra, si no te van a dar un premio, por qué se sigue insistiendo con la poesía… esa es una buena pregunta para hacer. Ahí hay algo que tiene que ver con la pasión o con algo que no se puede dejar de hacer, eso te lo brinda la poesía”.

Para revertir la escasez de lectores de poesía, Freire propuso convocar a poetas para que trabajen en las mismas escuelas, un sistema similar al que se desarrolla en Estados Unidos y en otros países de América. “No depende de la plata ni de la ideología. Los mexicanos y los colombianos lo hacen. Es fácil, barato y económico”.

Buscar en el pasado

El poeta parafraseó a los directores de cine Pier Paolo Pasolini y Jean-Luc Godard cuando decían que “el futuro del cine está en su pasado”. “Yo agregaría -apuntó Freire- que también el futuro de la poesía está en su pasado. Nadie acusa a Godard y a Pasolini de ser conservadores, todo lo contrario, los dos eran marxistas. Dicen que el futuro de este arte estaría en recuperar lo que se perdió. En el caso del cine se perdió la pintura, el cine poético, la detención, la reflexión ante lo que está ocurriendo. Y lo que se perdió en la poesía es la lectura. Joaquín Giannuzzi, uno de los grandes poetas argentinos, hacía hincapié en el tema de la lectura. Borges decía de sí mismo que él era un buen lector. Yo no creo que alguien pueda escribir algo significativamente interesante sin ser un buen lector. El decía ‘hay que volver a leer'”.

Ganador de una beca del Fondo Nacional de las Artes y profesor en Letras, reciente autor de un libro en el que cruza poesía y cine, Freire indicó que “no hay escritura sin lectura”. “Parece una obviedad pero siempre el primer lector de lo que uno escribe es uno mismo. Uno escribe y está leyendo lo que está escribiendo y si tiene poder de autocrítica puede llegar a modificar, a cambiar y después vendrá la edición, la impresión y el otro trabajo que ya no pertenece al escritor”.

Una vez que el libro está editado, indicó, “entra a tallar el azar”. “Vos lo que podés hacer es escribir un buen libro, ahora si ese libro llega o no llega, hay tantas cuestiones en el medio que eso ya nos escapa a nosotros”.

¿Actual?

Aguilera, quien ofició de moderadora, le consultó sobre la diferencia que hace Freire entre “lo contemporáneo y la contemporaneidad”. “Usted hablaba de contemporáneo en el cine como el cine hamburguesa, como lo fugaz, lo inmediato, lo que llena cierto vacío, mientras que la contemporaneidad está más relacionada con el cine de autor. Yo me preguntaba si esta categoría también la puede ver en la poesía actual argentina”, disparó la docente.

“Se suele confundir actualidad con contemporaneidad y en realidad la actualidad es hija de la moda, es lo que hoy está y mañana deja de ser, son los fuegos artificiales… como ustedes lo quieran llamar”, arrancó.

Y recordó que esas dos categorías -lo contemporáneo, la contemporaneidad- aparecieron a partir de una charla que ofreció Francis Ford Coppola. “En la poesía ocurre algo parecido, aunque la poesía no es tan masiva, ni tiene tanto poder económico atrás como el cine, siempre es algo más chiquito, siempre circula en lugares yo diría más subterráneos, en cambio el cine es otra cosa”.

El especialista entendió que el cine es un discurso que incluye a la poesía. “La suma de todas esas partes da siempre algo más que las partes, suma fotografía, suma actuación, suma teatro, suma música, suma literatura, poesía, eso es el cine, es un discurso complicado, en el buen sentido”, dijo.

También recordó la misión que tenían los talleres literarios en los años ´70, cuando él comenzó a estudiar. “La preocupación era hacer circular lo que no se podía leer. Cuando digo lo que no se podía leer, era que no se podía leer nada, por ahí pensaban (los militares) que la Divina Comedia era una célula extremista… Entonces lo fundamental era producir una obra, después venía el tema de la publicación, ahora creo que se está poniendo el carro delante del caballo, primero dónde publico, luego cómo hago para vender el libro, porque en poesía no se vende nada”.

“Hay una cantidad de poetas jóvenes que están más preocupados no por realizar una obra sino por ver cómo publican, cómo llegan, o cómo arman un espectáculo que es generalmente una performance y lo que se está viendo es cualquier cantidad de espectáculos de poesía, practicamente no hay tiempo para verlos a todos”, detalló sobre la ebullición que se advierte en Buenos Aires.

Aunque consideró que en este movimiento de poesía escenificada, “el espectáculo supera al texto”.

“Como decía Diana Bellesi, pateás una baldosa y salta un poeta, una cosa que no ocurre en otros lugares, acá hay una desproporción… en algunos casos muy buena, pero yo diría que en el ochenta por ciento de los casos se hace mucho humo y poco fuego”.

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