La historia de Emanuel, el perro que vive del amor de los que habitan diariamente la Peatonal.
En uno de los café más tradicionales de Mar del Plata, el que emplaza en la esquina de la Peatonal San Martín y Córdoba, los clientes son en sí mismo una costumbre. Suelen asistir con una habitualidad que los transforma en parte del lugar. Sin embargo, ninguno como Emanuel, quien suma ya varios años viviendo allí.
Emanuel es un perro y lo quiere todo el mundo en la Peatonal. “Soy Emanuel. Por favor no me den galletitas. Soy diabético en tratamiento”, dice el cartel que cuelga de su collar. Y no es una exageración el diagnóstico. Los mozos del bar son los que se encargan de cuidarlo, de llevarlo al veterinario, de alimentarlo y de asegurarle un lugar de sombra en verano y de calefacción en invierno.
Intentar definir su raza es un desafío al que todos se le animan. Que es un ovejero mezcla con labarador, que es un pastor aleman algo desvirtuado…. porque en verdad se trata de uno de esos perros que lleva generaciones encima de cruzas para transformar su raza en lo que menos interesa.
Emanuel acepta la caricia ajena como buen perro callejero que sabe que su vida depende de la generosidad. Esa que no falta en la esquina de Córdoba y la Peatonal.