por Claudia Rodríguez (*)
La modificación de la ley tributaria,-que se estaba tratando anoche en el Congreso-, y que prevee derogar el 1% para el fondo para el deporte de alto rendimiento, tira por tierra los avances realizados en los últimos años en materia de política pública deportiva.
Si lo vemos sólo desde el punto de vista económico, el gravamen a la telefonía celular -de donde se extraen los recursos para el sostenimiento del Ente Nacional del Deporte de Alto Rendimiento (ENARD) creado por ley en el año 2009-no significará para los usuarios un tributo mayor ya que la propuesta actual del gobierno lo plantea en un 5% sobre la facturación a los abonos fijos y este porcentaje es el mismo en la actualidad, ya que se abona 4% y discrimina un 1% más para el Fondo.
En cambio, desde el punto de vista del deporte, no contar con financiamiento propio significará mucho más que no garantizar los recursos económicos para invertir en deportistas y sus preparaciones y competencias o asistencias a torneos y campeonatos, sino que les quita la autonomía necesaria para poder planificar a largo plazo, sin tener paradójicamente que “competir” a la hora de asignación de presupuestos con otras necesidades sociales que se imponen como prioritarias en un país donde la cultura deportiva está solo asociada con los espectáculos masivos.
La formación de un deportista de alto rendimiento empieza en la Argentina mucho antes que la asignación de becas, que recién en estos últimos años aparecen como útiles para los beneficiarios, siendo los montos acordes al esfuerzo que el atleta y su entorno realiza. Para llegar a ser deportista de alto rendimiento una familia invirtió muchos años, recursos y sueños, con un Estado ajeno.
El ENARD es la herramienta para plantear el desarrollo del deporte argentino a partir de la participación de los propios deportistas olímpicos a través de una Comisión especial dentro del COA, la transparencia en la utilización de los dineros del Fondo con una coadministracion entre la Secretaría de Deportes de la Nación y el Comité Olímpico Argentino y la certeza de que los ciclos de preparación podrán ser sostenidos sin importar el color político del gobierno de turno.
Por pertenecer a una generación que tuvo que atravesar épocas históricas donde el deporte era relegado para quienes no perteneciamos a alguna clase elitista primero y en otros momentos nos tocó peregrinar por los despachos de funcionarios para quienes el presupuesto era tan acotado que ignotos deportistas no teníamos chances, menos desde el interior; la modificación tributaria nos interpela a la, por lo menos, advertencia de que no es favorable.
No había plata ni ley en aquella época, por eso perder esta oportunidad de fortalecer la idea ya incorporada, de inversión en políticas públicas inclusivas e igualitarias que nivele para arriba las capacidades y talentos de los jóvenes sin importar de qué disciplina deportiva sea, será retroceder muchos años, muchas luchas y muchos logros silenciosos y anónimos de quienes sin saberlo fueron la punta de lanza para que otros adquirieran los derechos que les deben ser otorgados.
* Ex múltiple campeona del mundo y panamericana de patìn carrera. Actualmente concejal de Acción Marplatense.