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El papa Francisco pidió rezar “por las víctimas de todas las guerras”

El Sumo Pontífice recordó a los cerca de 220.000 fallecidos en el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki.

El papa Francisco pidió rezar “por las víctimas de todas las guerras” y recordó a los 62 fallecidos del accidente aéreo de Brasil.

El Sumo Pontífice rememoró el aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de agosto de 1945), las dos ciudades japonesas que visitó en noviembre de 2019 con motivo de su viaje apostólico al país.

Francisco recordó a los cerca de 220.000 fallecidos en aquella ocasión y para las víctimas de la actual “tercera guerra mundial” que se libra en distintos lugares del mundo.

“Mientras seguimos encomendando al Señor las víctimas de aquellos acontecimientos y de todas las guerras, renovamos nuestra intensa oración por la paz, especialmente por los mártires de Ucrania, Oriente Medio, Palestina, Israel, en Sudán y en Myanmar”, afirmó el Papa, al término del rezo del Ángelus, ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro.

Además, alertó sobre “los esquemas rígidos” y de “los prejuicios” que bloquean la fe. “Están bloqueados en su fe por el preconcepto sobre sus orígenes humildes y también bloqueados por la presunción de que no tienen nada que aprender de él. Los preconceptos y la presunción, hacen tanto mal. Impiden un diálogo sincero, un acercamiento entre hermanos”, remarcó.

Asimismo, añadió: “Tienen sus esquemas rígidos y no hay lugar en sus corazones para lo que no encaja en ellos, para lo que no pueden catalogar y archivar en las estanterías polvorientas de sus certezas”.

Destacó que estas personas “cumplen la ley, dan limosnas, respetan los ayunos y los tiempos de la oración”.

Sin embargo, esto se produce, según el Sumo Pontífice, “porque realizan sus prácticas religiosas no tanto para escuchar al Señor, sino más bien para encontrar en estas una confirmación a lo que ellos ya piensan”.

“Puede suceder que en lugar de escuchar realmente lo que el Señor tiene que decirnos, busquemos en él y en los demás solo una confirmación de lo que pensamos nosotros, de nuestras convenciones, de nuestros juicios, que son prejuicios”, indicó, al tiempo que afirmó que “la fe y la oración verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran”.

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