Lo hizo tras celebrar la Misa de Pascua en la Parroquia Cristo Resucitado. En este marco, Monseñor Mestre llamó a “seguir apostando, de manera pacífica, por los reclamos legítimos” e instó a que “cada uno desde su lugar” haga “el aporte que tiene que hacer”.
El obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, pidió este domingo que la “emergencia alimentaria y sanitaria” no tape a la “cultural y educativa”.
Los dichos del obispo se dieron luego de encabezar la Misa de Pascua que tuvo lugar en la Parroquia Cristo Resucitado, ubicada en la calle Nápoles al 7100, barrio El Martillo, la cual se vio repleta de fieles que asistieron con alegría y emoción a la ceremonia.
La misa se desarrolló en un contexto en el que los contagios de coronavirus descendieron considerablemente en la ciudad, por lo que Mestre aseguró sentir una “gran alegría” por poder encontrarse “con más gente”.
“Es mucha gente la que se ha acercado, obviamente manteniendo los cuidados. El tapabocas ya es optativo, seguimos con el alcohol para desinfectar las manos, pero claramente la presencia de la gente en los templos nos permite celebrar plenamente la pascua”, indicó el obispo en diálogo con LA CAPITAL.
Al igual que lo hizo en la Misa de Ramos, Mestre volvió a referirse y, a pedir el cese, de la guerra en Ucrania y pidió también por la paz en “los conflictos de la patria”.
“Me preocupa muchísimo la violencia”, dijo y agregó: “Disentir no es malo, la confrontación pacífica no es mala. Se puede pensar distinto, se puede tener sensibilidad distinta, se puede opinar distinto, pero lamentablemente esta realidad grietosa tiene muchos niveles a los que llega la violencia”.
Seguidamente, lamentó “la violencia de género, la física, la psicológica, la de conciencia y la más dramática y grave, que el Papa Francisco constantemente la esta denunciando, que es la de la guerra, que no nos toca porque está lejos, pero nos tiene que comprometer”.
“Tenemos que comprometernos para ser constructores, instrumentos y artesanos de la paz en nuestro metro cuadrado. Si somos discípulos de Jesús no tenemos otro camino, porque Jesús es el príncipe de la paz que muere crucificado por ser el rey pacífico, por no responder a la violencia con violencia”, sostuvo.
En este marco, llamó a los vecinos a “seguir luchando, seguir apostando por la vida, seguir apostando por los legítimos reclamos que uno tiene que hacer, de manera pacífica, para que se generen las cuestiones laborales, económicas, financieras y también educativas y culturales, que a veces las perdemos de vista”.
“La emergencia alimentaria y sanitaria, a veces tapan otra emergencia que es la emergencia cultural y educativa, que la tenemos que tener presente nosotros y cada uno desde nuestro lugar hacer el aporte que tenemos que hacer”, concluyó.
La misa
La Misa de Pascua se llevó a cabo en la Parroquia Cristo Resucitado, a la cual asistieron personas de todas las edades que colmaron el lugar para disfrutar de la ceremonia encabezada por el obispo Mestre.
En el sitio se pidió por la salud de los fieles y se rezó por la memoria de gente que falleció en los últimos meses. También hubo tiempo para cánticos de alegría y esperanza, para que luego Mestre realice la aspersión de agua bendita que “purifica los corazones”.
Posteriormente se leyeron hechos de los apóstoles y, tras un discurso del obispo para los fieles, se realizó el tradicional saludo de paz entre los presentes.
La ceremonia culminó de manera emotiva con una sorpresa para el obispo, cuando los niños de la parroquia le obsequiaron un huevo de pascua de chocolate y le agradecieron por su presencia.
La misa terminó cerca del mediodía y quienes asistieron también se llevaron como regalo un huevo de pascua, además de poder degustar las típicas roscas de pascua, elaboradas por vecinas del barrio.