Reclamó un debate “honesto y transparente para que las necesidades particulares o ideologías no afecten el bien común”. Y citó palabras del Papa en el sentido de que la tecnología basada en los combustibles fósiles contaminantes “necesita ser reemplazada”.
El Obispado de Mar del Plata expresó su “preocupación” por la exploración y explotación de hidrocarburos frente a las costas de la ciudad y convocó a un debate “honesto y transparente” para que las necesidades particulares y las ideologías “no afecten el bien común”.
En un comunicado difundido este jueves, el organismo religioso manifestó “la necesidad imperiosa de aprovechar los recursos naturales en un ámbito tan importante como es la energía y la necesidad de atraer inversiones que favorezcan el desarrollo económico del país”.
“Sin embargo, no podemos dejar de manifestar nuestra inquietud ante un tema tan sensible para el impacto en el medio ambiente y para el desarrollo integral”, advirtió. Y preguntó: “¿Se ha evaluado suficientemente el impacto ambiental que comporta?”.
Marcó, por ejemplo, “los riesgos de derrame de petróleo, las consecuencias negativas del fracking (componentes químicos, grandes cantidades de agua potable), el impacto ambiental de otras formas de exploración y explotación; el peligro que comporta para la supervivencia de especies tales como la ballena franca austral, el pingüino de Magallanes, la reproducción de anchoítas, merluza y calamar, entre otras” y “las consecuencias que puedan tener para la industria de la pesca y del turismo”.
Citó la Encíclica Laudato Si, en la que el papa Francisco afirma: “La tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes ‒sobre todo el carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas‒ necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora”.
“A la luz de esta enseñanza, que encuentra consenso en el ámbito científico, nos preguntamos: ¿Esta resolución indica un camino genuino para un desarrollo sustentable a futuro? Hacemos nuestras también las palabras del papa Francisco cuando afirma que ‘la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invita a un debate honesto y trasparente para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común’”.
Según el Obispado, “la responsabilidad por el cuidado de la Casa Común urge implementar políticas públicas en materia energética, ya sea en la etapa de exploración como de explotación, que tengan en cuenta un auténtico desarrollo integral”.
Apuntó que “un proyecto de estas características que producirá, sin lugar a dudas, un impacto ambiental, debe insertarse desde el principio y elaborarse de un modo interdisciplinario transparente e independiente de toda presión económica o política”.
“En estos temas es de suma importancia alcanzar consensos de los diversos sectores sociales, dando un lugar privilegiado a los habitantes locales, que serán los beneficiados o perjudicados de manera directa”, añadió.
El Obispado destacó como característica de estos tiempos, y especialmente de los jóvenes, la “mayor sensibilidad ecológica” que insta a “asumir responsablemente criterios y acciones que garanticen el bienestar integral para las futuras generaciones”.