Se trata del hijo de Cristina Navajas -desaparecida en 1976- y Julio Santucho, el nieto de la 'Abuela' Nélida Navajas. Supo de su identidad real el 26 de julio pasado por parte de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad.
Por Augusto Morel
Cada metro cuadrado estaba ocupado, la expectación y ansiedad era palpable en la sala de prensa. Hasta el umbral del auditorio situado donde 40 años atrás funcionaba la maquinaria militar de la última dictadura en Argentina (1976-1983), estaba atestado de gente esperando escuchar el anuncio oficial: las Abuelas de Plaza de Mayo habían identificado al nieto número 133.
“Encontramos al hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, el nieto de la ‘Abuela’ Nélida Navajas”, dijo la presidenta de la ONG, Estela de Carlotto.
Apenas terminó de vocalizar la frase, el auditorio explotó en aplausos y gritos de júbilo en el antiguo pabellón de operaciones de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los más siniestros centros de detención y tortura.
El “nieto 133”, cuyo nombre no se dio, supo de su identidad real el 26 de julio pasado por parte de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), si bien su padre biológico, Julio Santucho, contaría más tarde que creció sospechando su origen.
Mientras de Carlotto luchaba contra el impulso de felicidad, la masa compuesta por periodistas, familiares e integrantes de organizaciones de derechos humanos formó un círculo a su alrededor, casi abrazándola con el cuerpo para seguir escuchándola.
“El trabajo de la búsqueda que hacemos las Abuelas es una tarea tan seria como necesaria. Es desde el amor, que anima a que los que saben puedan decir lo que saben y los que dudan se acerquen”, expresó.
Fue bajo esa misma “duda” en la que creció el “nieto 133”, bajo una familia ensamblada que le era extraña: su progenitor, militar, y su madre, enfermera. Parte de su vida adulta la vivió cuestionando a su papá sobre su ascendencia y quien siempre se lo negó.
Fue su hermana, 20 años mayor que él, la que se compadeció y le confesó la verdad. Tiempo después, gracias al trabajo de Abuelas y las organizaciones que luchan por la identidad en el país, descubriría que era hijo de Navajas, maestra y estudiante de Sociología en la Universidad Católica Argentina (UCA).
Tenía 26 años y estaba embarazada de él cuando un grupo de tareas del Ejército argentino la hizo desaparecer el 13 de julio de 1976 en una redada. Ella y Santucho militaban en la facción política de izquierda Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), aliado del grupo guerrillero del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Para los militares eran “personas de interés”, por su cercanía con el líder del brazo armado, Mario Roberto Santucho, que había muerto en un enfrentamiento armado. Los Santucho, entre detenidos, asesinados y exiliados, suman una veintena, diez de ellos todavía están desaparecidos y aún resta encontrar a un niño de la familia.
Tras ser secuestrada, la abuela del “nieto 133”, Nélida Gómez de Navajas, cofundó la asociación civil y peleó desde 1977 para reencontrarse con parte de su familia. Sin embargo, falleció en 2012 sin dejar de luchar.
Las lágrimas de emoción se mezclaban con los aplausos del público cuando el hermano del “nieto 133”, Miguel ‘Tano’ Santucho, tomó el micrófono para expresar que este es uno de los momentos “más luminosos” de su vida.
“Tengo la sensación de haber encontrado un ser hermoso, realmente especial. No tengo dudas de que vamos a estar juntos el resto de nuestras vidas porque nos buscamos, nos quisimos encontrar. Y el abrazo que nos dimos es para siempre”, agregó.
Aunque prefirió no dar mucha información para no interferir con la burocracia que significa una restitución de identidad, Miguel se atrevió a contar que reconoció similitudes físicas en su hermano, que tiene dos nuevos sobrinos y que probablemente podrán ir juntos a ver a Boca Juniors, el equipo de sus amores.
“Es bostero, como yo”, dijo sin disimular la sonrisa y el llanto.
Al tiempo que se conocía otra identidad restituida en Argentina, se celebra en Buenos Aires el XIX Congreso de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam).
Representantes de esta ONG se reunieron en la Casa Rosada con el mandatario, Alberto Fernández, al que informaron en persona de la nueva identificación y este no pudo contener la necesidad de estrechar la mano de la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Taty Almedia, presente en el encuentro.
Las ONG de derechos humanos contabilizan 30.000 desaparecidos y 500 bebés robados de las manos de sus madres o tras dar a luz en centros clandestinos de detención y tortura.
EFE.