Adam Zagajewski abogó por el diálogo para solucionar la situación que vive España por el proceso secesionista catalán.
El poeta polaco Adam Zagajewski, Premio Princesa de las Letras 2017, instó a asumir, a partir del conocimiento de la historia del siglo XX, que el nacionalismo, aunque genere “emociones patrióticas que pueden ser bonitas”, es “como un incendio forestal” y puede “acabar” con Europa.
El autor de poemarios como “Ir a Lviv” (1985) o “Tierra de fuego” (1994) y de ensayos como “Solidaridad y soledad” (1968), disidente del régimen comunista de Polonia que sufrió veinte años de exilio, dijo que el nacionalismo puede empezar “de manera benigna” para luego “descontrolarse y ser terrible” como los fuegos que azotan estos días Portugal y las regiones españolas de Galicia y Asturias.
Zagajewski aseguró, no obstante, asumir la complejidad de la situación que se vive en Cataluña, una comunidad donde mantiene muchas relaciones de amistad y con una ciudad como Barcelona, sede de la editorial Acantilado, que publicó toda su obra en español.
“Entiendo cuáles son las emociones de mis amigos y he hablado con ellos de este tema, pero me opongo a esta separación”, subrayó en una rueda de prensa, antes de expresar su confianza en que la situación que vive España por el proceso secesionista iniciado en Cataluña “se pueda arreglar a través del diálogo y de la conversación”.
El poeta, marcado por el exilio desde su infancia tras nacer en 1945 en Lwów (actualmente Lviv, en Ucrania), una ciudad entonces perteneciente a Polonia, a la que se trasladó junto a su familia, mostró además su apoyo “firme” a una UE que siempre fue admirada por quienes vivían bajo las dictaduras comunistas de la Europa del Este.
Zagajewski, galardonado con el premio de las Letras por crear una de las experiencias poéticas más emocionantes de la Europa heredera de Rainer Maria Rilke y Antonio Machado, consideró “un sueño hecho realidad” la incorporación de Polonia o Hungría a la actual Unión Europea pese a la derivada autoritaria iniciada por los gobiernos de ambos países.
“No soy político, no tengo las respuestas ni creo que sea mi función dar soluciones empaquetadas que resuelvan los problemas existentes”, advirtió un autor que enfoca su obra desde hace décadas en aspectos más contemplativos desde el terreno biográfico y existencial después de dejar atrás la poesía reivindicativa de su juventud para defender métodos de protesta más prácticos.
Integrante de la Generación del 68 que combatió el régimen comunista, Zagajewski consideró que los lemas de aquel grupo -“Di la verdad” y “Habla claro”- resultan ahora más complejos de llevar a la práctica dado que, en aquel momento, su objetivo era claro y pasaba por expresar cuestiones que mostrasen la situación real y contribuyesen a “dañar” a un gobierno dictatorial.
En la actualidad, apuntó el primer escritor polaco en recibir el Princesa de las Letras, esos principios pueden parecer más fáciles de aplicar “pero es lo contrario”, aunque siguen vigentes a la hora de enjuiciar de forma crítica la situación de su país y advertir al pueblo y a la UE del riesgo que supone un gobierno “con tendencias autoritarias que iría en contra de la tradición europea”.
Esa tradición, recordó, tiene también “una parte que no es tan bonita” en la historia del continente que debe ahora, a su juicio, encontrar la manera de combinar la unión política con el mantenimiento de la diversidad cultural en los países de la UE.
Propuesto para el galardón que recibirá en el Teatro Campoamor de manos del rey Felipe VI por el irlandés John Banville y el estadounidense Richard Ford, Zagajewski consideró “un honor” recibir un premio que tiene “connotaciones medievales y esa idea de Principado de Asturias con un sonido tan bonito”.
No obstante, admitió, para un autor como él, resulta difícil aunque gratificante salir de la soledad en la que se produce la creación literaria, “el elemento natural” de un escritor.