El gobierno de Kicillof definió los tres pasos que deberían darse para que se disuelva la administración del complejo. Cree que no podrá suceder hasta agosto de 2026 y que costaría alrededor de $ 500 millones. Mientras espera la respuesta oficial, el intendente celebra un planteo de la UCR.
Por Ramiro Melucci
En silencio, sin responder las perdigonadas del intendente Guillermo Montenegro, el Gobierno bonaerense se adentró en los últimos días en el estudio de la cuestión Punta Mogotes. Funcionarios de distintas áreas comenzaron a estudiar los aspectos legales y económicos que deberían saldarse para que el complejo de balnearios vuelva a la órbita del municipio. Y, aunque todavía no redactaron el informe final, llegaron a una conclusión muy distinta a la del intendente.
De acuerdo con ese análisis, para que quede disuelta la Administración Punta Mogotes (APM), el organismo compuesto en un 70% por la Provincia y en un 30% por el municipio, deben darse tres situaciones: el pago de la deuda, la finalización de los contratos vigentes y la indemnización de los más de 30 empleados que tiene.
La deuda, con intereses, estaría por encima de los $ 14 millones que estimó el gobierno local; el último contrato vigente vence en agosto de 2026 y la indemnización de los trabajadores costaría unos $ 300 millones, estiman en la administración bonaerense. También añaden una deuda que la APM mantiene con ARBA, por alrededor de $ 140 millones. En suma, el monto total se acercaría a los $ 500 millones.
El kirchnerismo local, que en la práctica controla la APM, respondió con un comunicado en el que acusa a Montenegro de no enfrentar los verdaderos problemas de Mar del Plata y de “tratar de inventar una polémica con el gobernador”, mientras busca congraciarse con Javier Milei y “generar negocios” para beneficiar “a unos pocos empresarios amigos”.
Por lo bajo, sus referentes insisten en que el municipio no debería abonar un monto del que, en un 70%, no le corresponde hacerse cargo. “¿No configuraría una malversación de fondos que con plata de los marplatenses se pague una deuda que no es en su totalidad de Mar del Plata?”, se preguntan.
Montenegro, que los tacha de “abanderados de la ciudad del no”, avanzó según lo anunciado en la conferencia de prensa de hace diez días. Intimó a Axel Kicillof a aceptar el pago de $ 14 millones por la deuda de la APM con el Estado provincial con el objetivo de que el municipio retome, más de 40 años después, la completa administración del sector. “Arrancamos”, posteó en X, como quien intuye que el trayecto no será corto.
“Son buenas noticias”, respaldó Cecilia Martínez, presidenta del bloque de La Libertad Avanza en el Concejo Deliberante. Fue después de consensuar un texto con el interbloque oficialista para la adhesión al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
Según interpretan en la Provincia, para la disolución de la APM deben darse tres situaciones: el pago de la deuda, la finalización de los contratos vigentes y la indemnización de los más de 30 empleados que tiene.
Con mas voluntad que claridad en los mecanismos de coordinación entre el gobierno de Milei y el PRO en el plano nacional, en Mar del Plata empiezan a verse cada vez más seguido acuerdos entre oficialistas y libertarios.
Entre las buenas noticias Martínez no sólo incluyó la intención de “ir por Punta Mogotes”, sino además la licitación para concesionar el estadio José María Minella y el Polideportivo. También, en un gesto con el radicalismo de los que no abundan en las fuerzas del cielo, la propuesta de poner en valor la Rambla mediante compensaciones urbanísticas de privados.
En la mesa chica del intendente bendijeron esa idea que anticipó el concejal Daniel Núñez en una cuestión previa de la sesión del jueves. “Excelente”, definieron. Los ediles radicales se la habían adelantado al senador Alejandro Rabinovich y a sus pares del PRO y la Coalición Cívica poco antes de la sesión.
Marianela Romero y Daniel Núñez, del radicalismo, en la sesión del jueves.
La intención es incorporar los trabajos para la puesta en valor de la Rambla como retribución de las empresas que se vean beneficiadas por excepciones. Un paquete de proyectos de ordenanza de ese estilo comenzará a ser tratado el martes en la comisión de Obras.
Para llevar adelante la propuesta radical, los concejales deberán rever las compensaciones urbanísticas que el Ejecutivo estableció en cada expediente. El trabajo previo es de cálculo: establecer cuánto saldrá la obra en la Rambla que se piense encarar y a qué monto ascenderán las compensaciones urbanísticas de privados. El posterior es lograr las autorizaciones pertinentes de la Provincia (porque pertenece a su jurisdicción) y a la Nación por tratarse de un patrimonio histórico nacional. Al fin del camino hay una meta con la que el oficialismo vernáculo sueña: proclamar que logró la restauración de la postal de Mar del Plata que Kicillof anunció y no concretó.
Habrá que ver si es factible. Más allá de que en términos generales la intención agrada, entre los socios del interbloque del Concejo hay dudas sobre las posibilidades de éxito. Algunos admiten que hubiera sido mucho más sencillo si el gobierno municipal y el Concejo hubiesen logrado una ordenanza que sistematizara las compensaciones de las empresas que se benefician con excepciones, un objetivo que se pusieron en 2021 y en el que no consiguieron avanzar. Los encuentros de la comisión que se formó a tal efecto pueden contarse con los dedos de una mano. Mientras, los proyectos se aprueban sin ningún mecanismo prestablecido de contraprestación privada.
En la mesa chica del intendente bendijeron esa idea que anticipó el concejal Daniel Núñez en una cuestión previa de la sesión del jueves. “Excelente”, definieron. También hubo un respaldo de La Libertad Avanza.
Son días especiales para Mar del Plata, en el que los motores de las motos y los cuatriciclos del Enduro del Invierno se oyen por encima del murmullo de rezos para que el clima no arruine la fiesta. El evento internacional genera, según las autoridades locales, un movimiento turístico “similar al de un fin de semana largo”.
Pero la Mar del Plata de los 12 meses acaba de recibir un golpe: en el altar de la reducción de su déficit operativo, Aerolíneas Argentinas sacrificó el Corredor del Atlántico. La suspensión de la ruta que conectaba a la ciudad con Buenos Aires, Bahía Blanca, Trelew, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos regirá desde el 1 de octubre.
El impacto de la crisis también quedó reflejado en los números de ocupación hotelera del Indec. En el primer semestre hubo un 11% menos de pernoctaciones que el año pasado, y los viajeros hospedados bajaron un 7,8%. La situación económica conspira contra el objetivo de desestacionalizar el turismo, algo que tampoco se logró en épocas más prósperas.
“Desde hace décadas las autoridades locales vienen desarrollando, con dispares resultados, estrategias para mitigar la estacionalidad y posicionarlo como destino urbano, atractivo y convocante durante todo el año”, señala el Plan Integrado de Turismo Sostenible Mar del Plata 2050 presentado el viernes por especialistas. Y advierte que la oferta turística “se encuentra mayoritariamente centrada en el atractivo playa y ciudad y espacialmente concentrada en el área céntrica y costera”. Los que toman decisiones debieran hacerse un tiempo para leerlo.