El 3 de enero pasado se dio un extraño episodio en el sur de la ciudad. Un kilogramo de cocaína apareció tirado en la calle, por la misma zona donde horas antes había habido una persecución policial. El misterio de la procedencia, de los dealers y del tipo de droga secuestrado.
Por Fernando del Rio
Un hombre estaba en la vereda de su casa de la zona sur cuando, de pronto, le despertó la curiosidad aquel paquete de color amarillo en el medio de la calle. Convencido de que se trataba de basura, de todos modos, fue por él y al recogerlo se dio cuenta de que era algo distinto. No era un desecho, no era una caja, ni un simple cartón. Más bien era algo encintado que tenía un buen peso, tal vez un kilo. Algo sólido y con el distintivo logotipo de Ferrari.
Lo que contenía aquello era cocaína de una pureza lo suficientemente elevada como para duplicar la cantidad con cortes que no rebajaran demasiado los efectos. Sorprendido, el hombre pensó bien lo que era más conveniente. ¿Llamar a la policía? ¿Tirar el paquete a la basura? ¿Pedirle algún consejo a alguien?
Era el 3 de enero pasado y la historia no había comenzado allí, pero el vecino lo desconocía. Horas antes, por algunas calles cercanas se había producido una persecución entre un patrullero y un automóvil Chevrolet Onix porque las cámaras LPR de la Municipalidad de General Pueyrredon habían detectado que tenía pedido de secuestro. El Onix había sido robado el 23 de julio de 2023 en una jurisdicción de la comisaría segunda y, de acuerdo a la ruta de huida, había pasado por el lugar donde apareció la droga.
Tras recorrer varias calles del sur, la policía pudo interceptar el vehículo y aprehender a su conductor, quien poco después obtuvo la libertad, ya que el delito que se le imputaba era el de “encubrimiento”.
Finalmente, el vecino se decidió a llamar a la policía y entregó el paquete, y el fiscal Leandro Favaro volvió a toparse con la “Cocaína Ferrari”.
La marca de la Ferrari en paquetes de cocaína se había visto con frecuencia en el último tiempo en procedimientos realizados en Mar del Plata o conectados a Mar del Plata.
La investigación se esforzó en reunir prueba para saber si el ladrillo de cocaína había sido arrojado desde el Onix en la persecución.
Búsqueda doble
Algunas personas de aquel sector de Mar del Plata tomaron conocimiento del hallazgo de la cocaína y el chimento se esparció por todo el barrio. Por eso no llamó la atención que horas más tarde notaran muy sospechosa la presencia de dos hombres en un Peugeot 307 preocupados en lo que parecía ser un relevamiento minucioso de las calles. Probablemente, lo que querían era recuperar la droga.
La búsqueda de la droga fue vana porque ya estaba en poder de la policía de la comisaría quinta que, a su vez, comenzó a buscar a los “dealers”.
En el marco de esa investigación, y gracias a datos cruzados, fueron allanados en las horas siguientes dos domicilios, pero no volvieron a surgir novedades ni del hombre detenido y luego liberado, ni de su compañero.
Lo que más sorprendió a las autoridades policiales y judiciales fue que una vez más había aparecido la “Cocaína Ferrari”.
El 9 de noviembre de 2023 dos mellizos de mediana edad fueron imputados, uno de ellos detenido, por regentear un “point” en el barrio Autódromo. Cuando la policía allanó sus domicilios, se secuestró cocaína ya dosificada y medio ladrillo empaquetada en papel amarillo y con el logo de Ferrari. Esa fue la primera referencia de la droga con la identificación visible de la marca italiana de automóviles y ante la poca cantidad se presumió que podía haber más de ese lote “dando vueltas” por Mar del Plata.
Días más tarde, el 4 de diciembre, la policía de Rosario interceptó un taxi cuyos pasajeros eran un pareja con una caja. Al revisar esa encomienda, se descubrió que contenía nada menos que diez ladrillos de cocaína con el envoltorio de Ferrari. Algo parecido sucedió el 14 de diciembre, cuando cayó en Córdoba el Clan Tejeda. Personal de la Policía Federal realizó 29 allanamientos en la capital provincial y detuvo a 10 integrantes de ese grupo familiar. En uno de los domicilios había siete ladrillos de cocaína con el mismo envoltorio del logotipo de Ferrari.
Droga atribuida a Juan Carlos Mariscal.
Juan Carlos Mariscal, aquel capo narco detenido en 2013 con 150 kilogramos de cocaína mientras los transportaba por la Autovía 2 a Mar del Plata, volvió a caer el 19 de diciembre último. Pese a que había sido condenado insistió con la actividad de venta de droga y lideraba el clan familiar. La policía secuestró un paquete de cocaína sin abrir y otros ocho con restos ya abiertos. Todos ellos eran parte del mismo lote “Ferrari”.
Ya en 2019 se habían detectado los ladrillos amarillos de Ferrari en uno de los más grandes secuestros, en Salta, con 280 kilogramos ocultos en las ruedas de auxilio de un camión.
Procedencia
La cocaína se produce en Sudamérica y en particular en tres países: Perú, Bolivia y Colombia. Solo en sus territorios hay plantaciones de coca y una industria de las “cocinas” y laboratorios para la producción del clorhidrato de cocaína. Por eso es que no existe ningún lazo comercial o logístico entre los paquetes de cocaína con el logo de Ferrari y Los Zetas, el temible cártel mexicano.
¿Pero qué tienen que ver Los Zetas y por qué se los relaciona aún erróneamente? Porque cuando este grupo desertor del ejército mexicano se alió con el Cártel del Golfo y empezó a crecer, allí hacia fines de los 90 su código de identificación era el logotipo del “Cavallino Rampante”.
En ocasiones marcaban su mercadería, pero en general lo usaban como código de comunicación en su ropa, automóviles o tatuajes. Incluso, años atrás, uno de los líderes regionales de Los Zetas fue detenido y la policía mostró ese logro reforzando su apodo: Francisco Ramírez Rivero o Juan Fernando Álvarez Cortés, alias “El Ferrari”.
Por ese motivo fue que en alguna ocasión se indagó sobre la presencia de cárteles mexicanos imponiéndose hacia el sur. Pero, en verdad, nunca existió evidencia de una relación con la cocaína Ferrari. De hecho, los distribuidores de drogas en Sudamérica, que son los mismos que luego embarcan su mercadería hacia Europa, solían usar marcas de automóviles (Mazda fue un muy conocido sello) y otras “strong brands” para diferenciar su droga.
El clan Tejada también tenía droga similar a la hallada en Mar del Plata.
Aunque la marihuana también pasó por el proceso de identificación mediante imágenes adosadas a su empaque, la mayor tendencia se da en la cocaína. Incluso los más sofisticados laboratorios marcaban ya no el paquete, sino la misma cocaína con un sello a presión.
De todos modos, se cree que la droga que llegó a Mar del Plata y que se vio en Salta, Córdoba, Rosario y Tandil baja directamente desde Bolivia. Mientras tanto en Mar del Plata se sigue el trabajo para ubicar a los dos involucrados en el “descarte” de la droga y en las próximas semanas el fiscal Favaro se reunirá, una vez más, con sus pares de las otras jurisdicciones para avanzar en la investigación del origen de la cocaína.