Fernando Aramburu, autor de "Patria", habló con LA CAPITAL sobre la realidad social y política de hoy del País Vasco, la dolorosa fractura social y hasta de la actualidad catalana.
por Natalia Prieto
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Una amistad de años rota por el odio. Dos familias que dejan de hablarse. El regreso al pueblo y la mirada de los terroristas. Y el silencio. De eso no se habla. ¿Será posible la reconciliación? ¿Se podrá volver a cruzar ese puente fracturado? Esas y muchas preguntas se extienden a lo largo de las 642 páginas de “Patria” (Editorial Tusquets), el último y multipremiado trabajo de Fernando Aramburu.
La novela va por la cuarta edición en el país (la quinta está en imprenta) y totaliza entre 13 mil y 15 ejemplares vendidos, mientras que en España superaron los 700 mil, con 27 ediciones.
El escritor vasco hizo su debut en Mar del Plata, protagonizando el primer -e internacional- encuentro de febrero de “Planeta Verano 2018“. Antes del encuentro con los lectores, que tuvo al periodista Nino Ramella como moderador, Aramburu habló con LA CAPITAL sobre la realidad social y política de hoy del País Vasco, la dolorosa fractura social, los silencios ante el miedo y hasta de la actualidad catalana.
– ¿Patria es un espejo incómodo de la sociedad vasca, como se escribió en algún diario español?
– No creo que yo pueda decidir que mi libro sea incómodo o no, pero no descarto la posibilidad de que para algunas personas que estuvieron implicadas de una manera activa o como cómplices en la sangrienta historia, mi libro pudiera ser incómodo en el sentido que pone encima de la mesa algunas verdades que a algunos les convendría no declarar.
– En el libro se describe, casi se puede oler, un ambiente opresivo. Se recurre a eufemismos para nombrar determinadas cosas, por ejemplo. ¿Eso cambió ahora?
– Afortunadamente he podido comprobar, en mis visitas recientes al País Vasco, que el ambiente social ha cambiado mucho y para bien. Ahora es una delicia caminar por las calles y ver que las paredes están limpias de ´pintarrajos´, de amenazas, ya no se ven autobuses que arden ni se oyen disparos. Ni hay manifestaciones violentas. Todo eso por fortuna terminó y naturalmente repercute de una manera muy positiva en la población, permite una convivencia más holgada, incluso hemos llegado a ser capaces de debatir de una manera pacífica y respetuosa. El ambiente que describo en “Patria” no es fruto de la imaginación, sino reflejo de lo que hubo en numerosos pueblos, incluso en ciudades. Afortunadamente esto pasó a la historia, esperemos que para siempre.
– Por momentos recuerda a una película de la argentina Maria Luisa Bemberg, “De eso no se habla”.
– Hay que tener en cuenta que durante décadas el miedo imperaba en la sociedad vasca, el miedo induce a comportamientos de supervivencia, como el silencio, porque si uno no abre el pico es probable que se ahorre muchos problemas.
Fanatismos
– ¿Cómo hace un ciudadano común, sin militancia, para pararse en una sociedad con rasgos binarios, eso de estás con ellos o con nosotros?
– Esto lo he percibido como testigo. Me daba mucha pena por un lado comprobar que personas sufrían y se tenían que marchar, que no podían salir a la calle sin escolta. Por otro lado, veía personas fanatizadas, que me constaba que tenían buen corazón, pero en cuanto se empapaban del tema político se convertían en personas feroces. Tengo una perspectiva según la cual antepongo la sustancia humana antes que la ideológica, entonces me dedico a observar a los seres humanos en sus comportamientos, gestos, formas de expresión. A veces lamento que sean tan burros, tan ciegos, tan violentos, por unas razones o por otras. Veo que anteponen abstracciones, utopías, deseos que en el fondo están en su cabeza y tratan de imponerlos. Es más, pretenden que todos cumplan un papel en su sistema mental. Eso ha causado mucho dolor en Europa y quizás en el resto del mundo. Por eso creo que la literatura y otras formas del arte y del pensamiento cumplen una función positiva si llaman la atención de los ciudadanos sobre estos peligros.
Perspectiva
– Usted vive desde hace muchos años en Alemania…
– 32 como residente fijo.
– O sea que vivió gran parte del conflicto desde la distancia física.
– Sí, pero desde la cercanía emocional.
– ¿Y era menos difícil?
– Es que he tenido siempre ese punto de vista, entonces no se cómo habría sido, en mi vida y en mi carrera literaria, si me hubiera quedado para siempre en el País Vasco. A mí me llevó una mujer a vivir a Alemania, con la que por fortuna todavía convivo, entonces he tenido esa perspectiva de la distancia física que me permitía una visión panorámica de los hechos de mi tierra natal. Estos hechos no han dejado nunca de interpelarme, hasta tal punto que pasadas las décadas, un día caí en la cuenta que yo no había escrito apenas nada sobre Alemania, país en el que vivo y transcurre mi vida cotidiana. Pero esta realidad alemana no me resultaba problemática, en cambio la otra sí. Continuamente había atentados, hechos violentos, y sentía que esa realidad terrorífica me estaba formulando preguntas del tipo “¿No tienes nada que escribir? ¿Crees que deberías crear un testimonio, por la vía de la literatura, para los lectores actuales, tal vez para los del futuro?”.
– ¿Cómo se hace para reconstruir la convivencia después de esa fractura?
– Buenos, no soy un especialista, pero cuando se detiene la violencia esta pregunta es pertinente. Cuando se ejerce la violencia, es inútil pensar en la convivencia, ya tiene uno suficiente con ponerse a buen recaudo. Pienso que el diálogo es un buen comienzo aunque las personas no sientan simpatía mutua, si están dispuestas a sentarse a una mesa y dialogar y buscar tal vez soluciones, de modo que cada parte ceda un poco para construir una sociedad en la que nuestros hijos se puedan criar con naturalidad, con tranquilidad, creo que hemos dado un gran paso.
Derrota
– ¿Lo que pasó o pasa con “Patria”, tanto en España como en el País Vasco, significa la derrota cultural de ETA, como se escribió en un diario español?
– Puse en circulación el concepto de derrota literaria de ETA, y habría que insistir en el término literario porque no se trata de una derrota militar, por las armas, sino que el presente del terrorismo ya es historia. Por tanto, los ciudadanos jóvenes no tienen conocimiento directo. La única posibilidad que tienen de saber lo que ocurrió es por medio de los testimonios que les dejen, sean históricos, fotográficos, periodísticos, cinematográficos y también literarios. Estos testimonios suponen una versión y hay distintas versiones. No todo el mundo estuvo presente con el mismo punto de vista, con las mismas convicciones. Hay algunos que son favorables, que muestran al terrorista no como terrorista sino como un muchacho que se sacrificó por su pueblo, como héroe. Pienso que hay que actuar contra ese relato que blanquea la historia del agresor. Si el relato que mejor o más persuadiera a los ciudadanos del futuro deslegitimara este discurso favorable al agresor, entonces el agresor habría sufrido una derrota literaria siempre y cuando se dé por vía de la literatura. A eso me refería.
“Fractura social”
– ¿Lo que sucedió en el País Vasco es similar, salvando las distancias que no existe violencia armada, a lo que pasa hoy en Cataluña?
– Sí, si uno observa la realidad catalana actual se da cuenta de que las consecuencias en la población, de la manera como están actuando algunos políticos, son muy negativas en el sentido de que vemos amigos que dejan de dirigirse la palabra, familias que se rompen. Entonces esto es francamente lamentable. Vemos también que en ciudades catalanas se están acumulando tensiones, que por algún lado tendrán que salir. La historia demuestra que allá donde se acumulan tensiones, basta un pequeño acontecimiento para que se desencadene una tragedia colectiva. Se está jugando con fuego, se está hipotecando la vida de los ciudadanos y esto es bastante lamentable.
– Ahora en este país, también salvando las distancias de la inexistencia de la violencia armada, pasa algo parecido en cuanto a la cuestión binaria entre los partidarios del actual gobierno y del anterior. Algunos lo llamaron “la grieta”.
– Sí, nosotros le decimos fractura social pero el concepto es prácticamente el mismo.
– Hay integrantes de una misma familia, o amigos, que dejaron de hablarse, por ejemplo.
-Sí, esto no es privativo de una sociedad. En muchas partes sucede. El problema de una sociedad enferma, en la que todos sus miembros no se dedican a remar en la misma dirección, que están malquistados, es tremendo.
Castellano
– ¿Escribe literatura en español, euskera o alemán?
– Escribo literatura en castellano. “Mi destino es la lengua castellana”, dijo Borges. Es el idioma que me vino por medio de la leche materna. Como residente en Alemania, mi idioma cotidiano es el alemán, pero no siento tentación de maltratarlo haciendo mis pinitos literarios.
HBO
– ¿”Patria” se convertirá en serie de TV?
– Sí, una serie que ahora mismo está en fase de guión. Irá por HBO.
– ¿Usted participa?
– No, porque no quiero, prometí no ejercer de inspector. No me gusta imponer límites al talento ajeno y además tengo mucha confianza en quien va a llevar a cabo el proyecto.