El único imputado es Brian Albornoz (27), sobre quien no se duda la autoría ya que quedó grabado en video. El arma que usó para matar de cuatro tiros a Miguel Luis era de su hermano, un bombero del Cuartel Central.
Una madrugada de enero de 2020, cuando el mundo aún desconocía la tragedia pandémica que se le avecinaba, otro pequeño mundo se descomponía en un par de minutos. El remisero Miguel Angel Luis (29) había salido a trabajar con la idea de juntar algo más de dinero para respaldar el gran paso que tenía previsto dar en cuatro días: su casamiento con Micaela. Pero en su destino se cruzó el absurdo, la devastadora acción de la droga y los códigos nocturnos de una Mar del Plata peligrosa.
Luis recibió cuatro disparos en un intento de asalto cometido por Brian Albornoz (27), un joven consumidor que se había apoderado del arma reglamentaria de su hermano, un bombero del Cuartel Central de Mar del Plata.
El martes próximo se iniciará el juicio en el Tribunal Oral N°2 en el que no se discutirá la autoría de Albornoz, plenamente probada con el relato de testigos, con las cámaras de seguridad y con su propia admisión. Tampoco la calificación se pondrá en debate (aunque podría surgir alguna cuestión agravante vinculada a la cantidad de disparos recibidos por la víctima), ya que es evidente que lo propuesto por el fiscal Leandro Arévalo es lo ajustado al código penal, con un homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Tal vez lo más relevante de los dos días de juicio será la postura de Micaela, la pareja de Luis, representada por el abogado Maximiliano Orsini, que señalará la posible responsabilidad del hermano de Albornoz por dejar en su mesa de luz el arma cargada y, por consiguiente, del Estado.
El fiscal Arévalo el día del hecho. De fondo, el remis.
El crimen de Luis esconde varias facetas que alarmarían a una sociedad organizada, porque no se trata de un homicidio en ocasión de robo solamente. Aquella madrugada del 20 de enero de 2020 se inició con dos amigos consumiendo estupefacientes, una situación que debería, en principio, asombrar. El consumo de drogas es de habitual y casi naturalizada existencia en Mar del Plata.
Albornoz, al quedarse sin cocaína en la casa de su amigo situada en Bahía Blanca al 2700, llamó a un remis de la compañía Remicoop para hacer un viaje de “reabastecimiento”. Primero fue hasta su casa en Gascón al 5000 y de allí a la Zona Roja, donde adquirió cocaína. Sin embargo, como no tenía dinero para pagar el viaje le dejó al remisero su propio teléfono celular. Este hecho terminaría siendo central en el desenlace y pone en análisis también el aprovechamiento de los choferes nocturnos en las adicciones.
Lo cierto es que Albornoz regresó a la casa de su amigo, siguió consumiendo y a las 4.43 llamó otro remís, esta vez de Paso Cars, con un plan que al día de hoy se desconoce. Quien conducía ese nuevo vehículo era Luis. La idea de Albornoz era conseguir dinero para recuperar su teléfono y por eso pidió a Luis que lo llevara a su casa a buscar más dinero pero en lugar de eso tomó el arma que su hermano había dejado en una mesa de luz, sin llave y cargada.
Albornoz le dijo a Luis que regresaran hasta la casa de su amigo, es decir, el mismo sitio en el que había comenzado el viaje.
Una cámara de seguridad muestra que, minutos más tarde, el remís regresa por la calle Bahía Blanca (evidentemente tras el encuentro de Albornoz con su amigo, el remís se retiró del lugar) y al pasar la esquina de Rawson se desvía y colisiona contra un árbol. En la imagen borrosa se ve a Luis bajarse y comenzar un forcejeo con la puerta trasera hasta que cae. Al mismo tiempo se ve correr en dirección a Rawson a Albornoz.
Se entiende que Albornoz quiso asaltar a Luis para, con ese dinero obtenido bajo a amenazas, pagar la deuda con el otro remisero y recuperar su teléfono.
Un sereno de la cuadra llamó al 911 tras escuchar las detonaciones, el estruendo del choque y los gritos. También vio escapar a Albornoz.
A algunas cuadras de distancia, Albornoz se cruzó con un automovilista y le pidió que llamaran al 911, que había sido asaltado. Agregó que era policía “del área de Bomberos”, en un claro intento por simular ser su hermano. Luego cambió su relato y dijo que “me mandé una macana…mis viejos, pobres mis viejos, no puedo dejar de pensar en ellos. Llamé a un remis para ir a buscar a un amigo , en un momento nos empezamos a pelear con el remisero…no sé lo que pasó, no sé qué me pasó, yo soy bueno… y le disparé”.
Poco después llegó la policía y lo detuvo.
Los peritos que trabajaron en la escena del crimen recuperaron el arma, que quedó tirada dentro del automóvil. Era la pistola Bersa 9 milímetros del hermano de Albornoz.
Miguel Angel Luis recibió cuatro disparos, uno de ellos en el rostro y otro en el estómago. Fue trasladado consciente hasta el HIGA donde el 25 de enero falleció al agravarse las heridas.
“No solamente murió Miguel, con él murieron los proyectos que teníamos, el día a día, la vida que teníamos planeada. Ese daño es irreparable, levantarse todos los días sabiendo que Miguel no está más. Albornoz no solamente se llevó la vida de Miguel, causó un daño irreparable en mucha gente. Destruyó la vida de una familia entera”, causó un daño irreparable en mucha gente. Destruyó la vida de una familia entera”, dijo Micaela tiempo atrás.