La pena será definida en una audiencia de cesura entre el fiscal Leandro Arévalo, la defensa y el juez del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4, Gustavo Fissore. El hecho ocurrió en 2018, luego de que la víctima, Matías Tobajas, denunciara al culpable por vender droga en el barrio Pueyrredon.
Un jurado popular declaró culpable a Roberto “El Mono” Altamiranda por el crimen de Matías Tobajas, ocurrido en 2018 en el barrio Pueyrredon luego de que la víctima lo denunciara por vender droga.
El juicio se desarrolló durante dos días en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4, con el juez Gustavo Fissore y durante las audiencias el fiscal Leandro Arévalo pudo exponer las pruebas que confirmaban la hipótesis de la investigación: que el ataque a tiros por parte de Altamiranda se produjo en venganza por una denuncia previa presentada por Tobajas.
Tras las dos audiencias, once de los doce jurados consideraron que Altamiranda fue el culpable del asesinato de Tobajas y que le corresponde una pena por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, que podría ir desde loas 10 años y 8 meses a los 33 años.
La pena la definirá el juez Fissore tras una audiencia de cesura que se desarrollará la semana que viene junto a las partes, que deberán plantear cuáles son los atenuantes y agravantes del caso al momento de pedir un monto de la condena.
En noviembre de 2018, Tobajas le había advertido a Altamiranda que dejara de comercializar estupefacientes en la esquina de su casa, ubicada en Puán y Brumana y que “hiciera sus cosas” en otro lugar.
Según quedó ventilado en el juicio, “El Mono” Altamiranda siempre vendió droga, pero que antes lo hacía en su casa y, desde que lo allanaron, comenzó a mandar a sus “soldaditos” a la esquina de lo de Tobajas en calle Puan y Brumana.
En horas de la mañana del 30 de noviembre de 2018, Tobajas y otra persona fueron a la comisaría decimosexta y denunciaron a Altamiranda. Por la tarde, cerca de las 15, los dos amigos vieron nuevamente a los “soldaditos” en la esquina.
En ese momento, de acuerdo a la reconstrucción del hecho que realizó el fiscal Arévalo, Tobajas salió a la calle con una barreta y los echó del lugar. Y fue entonces cuando observó a pocos metros a Altamiranda, al que le gritó: “Ya te dije que no quiero que estén más acá”. Acto seguido, recibió como respuesta tres balazos al aire de parte del acusado.
A pesar de la amenaza implícita, Tobajas le advirtió a su vecino: “Yo voy a defender a mi familia, viniste a vender droga en la puerta de mi casa, torturaste a mi vieja”. Instantes más tarde, “El Mono” volvió a disparar, pero esta vez directo al cuerpo de la víctima.
La agonía de Tobajas en el HIGA se extendió por dos semanas: falleció en los primeros minutos del 16 de diciembre. Ocho días antes, Altamiranda ya se había entregado a la policía y, desde entonces, estuvo detenido en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán.