Policiales

El joyero turco detenido por “entregar” trágico asalto en el edificio de Cabo Corrientes

Se trata de un hombre 52 años que tiene su joyería a 100 metros del obelisco. Pero la Justicia de Mar del Plata lo acusó de contratar a los ladrones que asaltaron a matrimonio de ancianos en el año 2020 y les robaron 228 mil dólares.

Un joyero de origen turco fue detenido en Olivos en las últimas horas y acusado de integrar la banda que en diciembre de 2020 asaltó en el edificio Cabo Corrientes a una pareja de ancianos a los que despojaron de 228 mil dólares, alhajas y hasta un sable militar.

Sevan Arslan (52) fue atrapado en su casa del barrio Rivadavia por personal de la DDI Olivos a partir de la investigación desarrollada por el fiscal Mariano Moyano, quien lo señala como el entregador del hecho.

Vale recordar que por el asalto están detenidos desde mediados del año pasado del ex policía Carlos Juárez y Julieta Palermo, mientras que recientemente fueron identificados Leonardo Scurzi y Rodrigo Soto como los otros miembros del grupo delictivo, aunque estos dos están con paradero desconocido para la Justicia.

A raíz del asalto las víctimas, un hombre de 84 años y su esposa de 73, sufrieron un profundo y angustiante cuadro depresivo al saber que les habían robado los ahorros de toda la vida. Meses después, sin poder recuperarse y afectados por el covid, murieron.

La detención de Arslan e identificación de Scurzi y Soto termina por entender en detalle cómo se produjo el asalto, aunque todavía resta saberse sobre la filtración inicial de los datos que confirmaban la tenencia de ese dinero por parte de las víctimas.

Arslan es un joyero que tiene su local en pleno centro de Buenos Aires, en el cruce de la avenida Corrientes con la calle Libertad, esto es a solo 100 metros del Obelisco. “El Turco” aparece en la investigación a partir del testimonio de Palermo, la única mujer detenida que ante la posibilidad de afrontar una dura pena decidió colaborar y gracias a sus dichos se pudo identificar a todos los miembros de la banda.

El abogado marplatense Lautaro Resúa, que asiste a Arslan, le sugirió que no declarara en la audiencia “indagatoria” ante el fiscal Moyano. Resúa pidió la excarcelación por antecedentes de salud, pero aunque no se la concedieron sí el juez de garantías Saúl Errandonea hizo lugar al pedido de arresto domiciliario. El domicilio fijado es el de Olivos, donde Arslan fue detenido.

Juarez y Palermo al ingresar al edificio.

Aquel asalto

Las cámaras de seguridad del edificio de Cabo Corrientes, ubicado en Falucho y la Costa, mostraron a Juárez, Palermo y Scurzi recorriendo los pasillos a las 17.44 del sábado 19 de diciembre de 2020. El propósito era llegar al departamento F del séptimo piso y por los datos que tenían, en lo posible no usar los ascensores. Ingresaron por una puerta pegada a una despensa que funciona en una de las galerías internas del edificio, despensa que el día anterior había sido “visitada” por Juárez.

Según la reconstrucción realizada por el fiscal Moyano en base a un informe del CATI (Centro de Ayuda Técnica a la Instrucción), Palermo y Juárez subieron hasta el séptimo piso y allí se reunieron con Scurzi. Una vez que llamaron a la puerta sobrevino el asalto. La mujer de 73 años fue empujada y llevada a la habitación, el hombre sometido en el living comedor.

En tanto, en un automóvil Peugeot 2008 de color blanco esperaba a pocas cuadras de allí Soto. Cuando los tres ladrones despojaron a las víctimas de 228 mil dólares, 400 mil pesos, alhajas, joyas y hasta un sable salieron del edificio y escaparon en el vehículo.

Uno de los errores cometidos por la banda fue que horas después se dirigieron al exclusivo hotel Pinamar Beach Resort y Apart de esa localidad costera. Allí gastaron, a modo de celebración, una buena cantidad del dinero robado. Luego sí siguieron camino hacia Buenos Aires.

La participación de los demás

La declaración de Palermo ante la Justicia permitió saber los nombres de Soto y de Scurzi, aunque con esa incriminación solamente no alcanzaba. Entonces los investigadores revisaron las cámaras, los teléfonos de esos dos hombres y también los registros de alojamiento en el hotel de Pinamar. Entonces todo coincidió: la mujer detenida no mentía.

No mintió con ellos dos, como tampoco mintió cuando contó que la persona que había entregado a Juárez el trabajo era “El Turco”, un joyero de Buenos Aires. Con el número de teléfono que ella tenía agendado en su IPhone 12, los investigadores empezaron a rastrear a “El Turco”, lo que permitió determinar que ese mismo abonado había estado activando antenas cerca de Cabo Corrientes el día y a la hora del asalto. El seguimiento de antenas confirmó que el teléfono usado por “El Turco” se había activado en Buenos Aires en la noche del día anterior, que había pasado por la Autovía 2 y a las 2 de la mañana ya estaba en Mar del Plata.

No quedaban dudas de que quien tuviera el teléfono de “El Turco” había viajado a la ciudad e incluso había impactado celdas todo el día en proximidades de Cabo Corrientes. Después del hecho, entre las 20 y las 0.11 ya del domingo había pasado por Vivoratá, Las Armas, Guido, Gándara y el Olivos Golf Club.

En el expediente también consta que previo al hecho hubo una reunión en un café del centro comercial de la calle Güemes entre algunos o todos los miembros de la banda.

Con toda esta prueba, el fiscal Moyano solicitó días atrás la detención de Soto, Scurzi y de “El Turco”Arslan, pero los trabajos para verificar los domicilios arrojaron dos decepciones. De Soto y Scurzi nada su supo ni se sabe, de modo que se emitió contra ellos una orden de captura. En tanto, personal de la DDI Olivos se dirigió hasta la casa del barrio Rivadavia donde se logró la detención de “El Turco” y se secuestraron teléfonos celulares.

Solo resta saber quién del círculo cercano a las víctimas le avisó a El Turco que había “plata fácil para un trabajo” para que luego contratara a Juárez.

Juárez y Palermo esperan ya por el juicio, mientras que el fiscal Moyano señaló que no va a detenerse hasta identificar a todos los involucrados. Y las novedades están al caer, porque esta es una historia de traiciones, de delincuentes delatando a otros delincuentes.

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