Según datos del Emtur, casi 140 mil personas se concentraron para ver en pantalla gigante la inolvidable final en la que Argentina volvió a consagrarse campeón del mundo. Gritos, llantos y desahogo y emoción en los penales en los que brilló "Dibu" Martínez.
Por Matías Varela
Una jornada inolvidable se vivió hace un año en el Mar del Plata Arena Fest, el espacio montando en el Paseo Hermitage en el que se transmitieron en pantalla gigante todos los partidos de la Selección Argentina en el Mundial de Qatar y que ese día reunió, según números brindados por el Ente Municipal de Turismo (Emtur), unas 140 mil personas que vivieron un sinfín de emociones con la inolvidable final en la que la albiceleste volvió a levantar la Copa del Mundo.
Horas antes del comienzo del partido, como si de una procesión se tratara, podía observarse a personas de todas las edades caminando con fe, ilusión y camisetas celestes y blancas hacia ese punto de la costa. Obviamente, no faltó el mate, las heladeritas y los que llegaron temprano pudieron colocar sus reposeras.
A minutos del comienzo del encuentro, se vivió uno de los momentos más emotivos de la jornada, cuando la multitud entonó las estrofas del himno nacional y gritó con todas sus fuerzas la manera en la que se creía que había que afrontar el encuentro: “oh juremos con gloria morir”.
Las tribuna montada con vista al mar, y también la que había sobre la arena, gracias al “escenario 360”, explotaba cada vez que tomaba la pelota Lionel Messi o que intervenía Emiliano “Dibu” Martínez.
Todos los presentes pasaron de la euforia y el entusiasmo inicial a la bronca y desilusión por el empate francés. En el tiempo suplementario volvió a repetirse la situación: de la alegría a la tristeza. Y hubo que enfrentar los penales, en los que volvió a brillar Emiliano Martínez y desterró esa teoría de que nadie es profeta en su tierra. “Dibu te amamos”, rezaba una bandera de 100 metros que se desplegó sobre la multitud y con la que los marplatenses le demostraron el cariño al arquero que se convirtió en héroe de los argentinos.
El penal convertido por Gonzalo Montiel desató las lágrimas de emoción y la multitud volvió a gritar con todas sus fuerzas, pero esta vez de alegría, con la imagen de Messi levantando la copa del mundo. La algarabía en la playa era tal que no faltaron los que se animaron al chapuzón en el mar.
Posteriormente, llegó el momento de la caravana y esa masa de gente se fue celebrando con total alegría en dirección al Monumento a San Martín, el lugar por excelencia de Mar del Plata para los festejos populares, el cual lució repleto como pocas veces en la historia.
Foto: Pablo Funes – @dronmardelplata.
Antes, no faltaron las fotos en la flamante “esquina Lio Messi y Avenida La Scaloneta” y otros tantos se refrescaron metiéndose en la fuente de la Plaza del Milenio. “El que no salta es un inglés”, “Muchaaachos” o “Argentina ya salió campeón…”, fueron algunos de los cánticos que entonaron con felicidad los vecinos y turistas que vieron en el Arena Fest a la selección levantar “la tercera” y que posteriormente se dirigieron al Monumento.
Y así el fútbol generó otro milagro. Una escena que en la previa podía pensarse como utópica: todos estuvieron juntos celebrando, sin importar la edad, el sexo, la clase social o la ideología política. Desapareció, al menos por unas horas, la grieta. Y lo único que importaba era celebrar el amor por la celeste y blanca.
* Nota publicada por LA CAPITAL el 18 de diciembre de 2022