Opinión

El Gobierno expuso su crisis política interna

por Pablo Sieira

El Gobierno volvió a dejar expuesta la fragilidad de la alianza Cambiemos con el llamado a sesiones extraordinarias del Congreso, apenas terminado un G20 que puso en pausa las fricciones internas del oficialismo que ahora reviven.

El evento internacional que el Gobierno vivió como una fiesta logró desplazar de la agenda durante algunos días la áspera pelea en el seno de la alianza oficialista entre el PRO y la UCR, motivada por la derrota frente al peronismo en el Consejo de la Magistratura y alimentada por el deseo del radicalismo de ganar espacios de poder en el armado electoral.

Sin embargo, de vuelta a la realidad cotidiana, el Gobierno convocó a unas sesiones extraordinarias que solo sirvieron, al menos en la Cámara de Diputados, para recordar que las diferencias internas en Cambiemos no fueron superadas y que ya no existe casi ningún tipo de coordinación entre las fuerzas que conforman esa alianza.

El objetivo principal del Gobierno para el período extraordinario del Congreso era aprobar el proyecto para combatir a las barras bravas y el nuevo sistema de financiamiento político y de campañas electorales, pero ninguna de las dos iniciativas enviadas por el Ejecutivo gozan de consenso entre los legisladores oficialistas.

La pregunta que se escuchó estos días en el Congreso y que por el momento no tiene respuesta es por qué el presidente Mauricio Macri convocó a sesiones extraordinarias si no había acuerdo dentro de las propias filas del oficialismo para avanzar con esas dos iniciativas.

Este hecho no hizo más que volver a poner de manifiesto la fragilidad que aqueja desde hace varios meses a la coalición gobernante por la falta de entendimiento entre sus integrantes.

La falta de consenso interno sobre el proyecto denominado “anti barras” hizo que su tratamiento fuera postergado dos semanas, lo que reduce considerablemente sus posibilidades de que el Senado lo convierta en ley este año, mientras que la iniciativa sobre financiamiento político quedó, directamente, sepultada.

En este segundo caso, fue la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien le bajó el pulgar a la iniciativa y lo hizo, como es su costumbre, de manera pública y estridente, al decir que no le importaba lo que pensara el Presidente sobre el tema.

Y por si el incomprensible llamado a extraordinarias no bastara, el protocolo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para darle a las fuerzas federales mayor libertad en el uso del arma reglamentaria expuso aún más la crisis política del oficialismo.

Carrió rechazó el protocolo al mismo tiempo que se opuso al proyecto de financiamiento político y subió la apuesta al pedir que la regulación del uso de las armas de fuego por parte de las fuerzas sea a través de una ley del Congreso.

En ese caso, el problema para Macri y Bullrich -desautorizados públicamente por Carrió- podría ser aún peor porque, según supo NA, tampoco en el radicalismo cayó bien el polémico sistema diseñado por el Ministerio de Seguridad y, si bien evitaron una nueva confrontación pública, sondean alternativas.

La líder de la Coalición Cívica es cada vez más independiente del resto de la alianza oficialista, al punto de que ni siquiera concurrió a la sesión en la que Emilio Monzó fue reelecto como presidente de la Cámara de Diputados.

Y la ausencia de la inoxidable diputada no fue lo único en esa sesión que le recordó a todo el ambiente político la debilidad de la unidad de Cambiemos, sino que Monzó hizo lo suyo al reivindicar “la rosca” por sobre el uso de las redes sociales. Teléfono para Jefatura de Gabinete.

(*): NA.

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