El jefe comunal pasó de cuestionar el engrosamiento de la planta política de la gestión anterior a crear casi una decena de nuevos cargos en Educación, Hacienda, Cultura, Asuntos de la Comunidad y dos entes.
Desde su banca, ya con claras intenciones de llegar a la intendencia, Carlos Arroyo solía cuestionar enfáticamente la “desmedida” designación de funcionarios en la anterior gestión del gobierno municipal y también el nombramiento de familiares del entorno del exintendente Gustavo Pulti. Sin embargo, ya en su tercer año al frente del Ejecutivo, Arroyo repitió lo que tanto criticó y tras ingresar al gabinete a gran parte de su familia, hoy su gestión -a 10 meses de terminar- salda favores con un festival de nombramientos para cubrir nuevos cargos creados que dejan en evidencia que la austeridad quedó enterrada en las promesas de campaña que lo catapultaron a la intendencia.
Los dos primeros años de Carlos Arroyo en el gobierno estuvieron atravesados por el desfile de renuncias (más de 40) y movimientos en su gabinete, al que más de una oportunidad calificó como “un partido de ajedrez” del cual estaba dispuesto a mover piezas “hasta tener un resultado ideal”.
Pero en el inicio de un 2019 atravesado por la coyuntura electoral y la especulación por las candidaturas, con la explícita intención de Carlos Arroyo de encarar un nuevo mandato, el Ejecutivo creó una catarata de cargos nuevos y nombró a casi una decena de flamantes funcionarios. “Son favores políticos que pagan antes de la campaña, no es gente idónea ni de carrera que se haya ganado el lugar”, aseguran convencidos desde la oposición.
Los recién llegados
Días atrás, mientras el presidente Mauricio Macri retornaba a Buenos Aires luego de celebrar su cumpleaños en Mar del Plata, trascendía que el intendente seguía engrosando la planta política y generando críticas por los elevados sueldos acordados con flamantes funcionarios, mientras que con el pretexto de la estrechez presupuestaria se postergan obras y se recortan actividades del Estado.
El caso más reciente se generó en la Secretaría de Cultura, donde el intendente designó como director a Pablo Jacobo, desplazando de ese cargo a Adrián Álvarez, a quien trasladaron a otra dependencia.
La llegada del nuevo funcionario, que percibirá un sueldo básico de alrededor de 100 mil pesos, generó fuerte malestar en el personal de planta permanente por no haber nombrado en ese rol a alguien de carrera, con suficiente conocimiento del funcionamiento interno del área.
La polémica incluyó también el doble rol del nuevo nombrado. “¿Se puede ser proveedor y funcionarios a la vez?”, se preguntaron en el Concejo Deliberante. Es que Pablo Jacobo es el vicepresidente de Jacobinos SA (el presidente es su padre, el periodista José Luis Jacobo), empresa que ha sido beneficiada con pauta publicitaria por parte de la comuna.
Pero el nombramiento de Pablo Jacobo se suma a recientes designaciones que motivaron las críticas de varios concejales, quienes reclamaron que, en el marco de la crisis económica, dejen de designarse cargos políticos.
Para entonces Arroyo ya había estampado sus firmas en los decretos de nombramientos de Verónica Giovaniello -expareja de Emiliano Mensor, hombre del entorno de Vilma Baragiola- como subsecretaria de Hacienda de la comuna y Mónica Felices como subsecretaria de Asuntos de la Comunidad (sin reemplazar a Stella Maris Marinier, a quien tiempo atrás el intendente ascendió de directora a secretaria). El cargo no existía y varios dudas sobre su funcionalidad y la urgencia inconsulta de su creación.
No fueron los únicos nombramientos en este último tiempo. En la secretaría de Educación, con el aval del intendente, el secretario Luis Distéfano nombró directores coordinadores a Federico Matías, Daniela Castro y Samuel Albarracín. La decisión derivó rápido en dos pedidos de informes: uno de Acción Marplatense y otro de la Unión Cívica Radical.
La polémica, al Concejo
A la reunión de la comisión de Educación del Concejo Deliberante fueron invitados para este martes el secretario de Hacienda, Hernán Mourelle; el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente; y el secretario de Educación, Luis Distéfano, con el objetivo de que brinden explicaciones sobre varios puntos, entre ellos, el aluvión de nombramientos.
Desde Acción Marplatense aseguraron que los funcionarios serán consultados por esta situación. La presidenta del bloque, Claudia Rodríguez, elevó junto al concejal Marcelo Fernández un pedido de informes en este sentido, que se limita al nombramiento de funcionarios en la Secretaría de Educación.
“Lo que pretendemos es que se nos aclaren los antecedentes y funciones encomendadas a estos nuevos funcionarios nombrados”, anticiparon a LA CAPITAL de cara a la reunión del martes.
En el pedido de informes remarcaron la “contradicción” que existe entre el quite de las bonificaciones especiales a los docentes y la erogación presupuestaria que implican los tres nuevos cargos en el área de Educación y sus protagonistas, a quienes asociaron rápidamente a una cuestión de “amistad” con el secretario de Educación.
“La verdad es que no termina de cerrarnos, porque mientras se habla de austeridad y de que no hay fondos para obras y programas de vital importancia para los marplatenses y batanenses, se sigue engrosando la planta y se ocultan detalles del presupuesto”, comentó Marcelo Fernández.
Desde Acción Marplatense y Unidad Ciudadana no escatiman en críticas por este festival de nombramientos en el último año de gestión del intendente Carlos Arroyo, a lo que comparan con “un blanqueo de capitales” y definen como “pago de favores a los amigos de Arroyo” y su equipo de gobierno.
La familia unida
Una porción importante de la familia del intendente Carlos Arroyo ocupa cargos políticos prácticamente desde el inicio de su gestión.
Su hijo, Guillermo Arroyo, se desempeña como concejal y de hecho es el presidente del bloque de la Agrupación Atlántica. También preside la comisión de Hacienda del Concejo Deliberante. Actualmente se encuentra de licencia.
Mauricio Loria, ex yerno de Carlos Arroyo, acompañó el intendente en el área de Relaciones Institucionales de su gestión hasta el 10 de diciembre de 2015, cuando también ingresó al Concejo Deliberante dentro del bloque “arroyista” tras haber sido incluido en la lista de Cambiemos.
Virginia Arroyo, hija del jefe comunal y ex pareja de Loria, se desempeñó primero en un cargo de Obras Sanitarias y después fue designada como asesora de Guillermo Arroyo en el Concejo Deliberante, aunque no es su única función dentro de la administración municipal.
Susana Rivero, subsecretaria de Educación del Municipio y fiel compañera del jefe comunal, tiene nombrados a sus tres hijos y también a un sobrino dentro de la gestión que lidera Arroyo. Dentro de la misma Secretaría, Distéfano acaba de nombrar a tres personas más con funciones hasta el momento no especificadas, las cuales deberá explicar en la reunión que de la comisión a la que comprometió su asistencia.