Nota de opinión de Ramiro Sánchez Rama (Vértigo MotorSport).
La comunidad de los deportes mecánicos la integra un variado y diverso universo de actores. Pilotos, preparadores, público, comisarios deportivos y técnicos, medios de comunicación y prensa, clubes, agentes logísticos, y por supuesto también, los directivos. Los mismos surgen a partir del cuerpo de volantes; son una representación de los mismos.
En el mundillo del automovilismo zonal, quienes toman esa tarea suelen ser pilotos o ex-pilotos, con vocación de servicio, pasión, compromiso y amor por determinada categoría. Claro que, la actividad suele ser ingrata y desgastante.
Es que los dirigentes suelen ser criticados. Aunque muchas veces con razón, las representaciones políticas en diversos ámbitos -sindical, partidario, deportivo, social-, conlleva ese peso de cargar con la detracción por determinadas decisiones que resultan antipáticas para algunos. Rara vez, se valora un grupo dirigencial por sus aciertos, pero sí es muy denostado a partir de sus debilidades. Quienes asumen esa responsabilidad, lo saben.
Los dirigentes del automovilismo regional nacen en el seno de las categorías. Generalmente, cargan sobre sus espaldas varios años en la actividad deportiva y una aquilatada experiencia, necesaria para ser responsable en la toma de decisiones, pero no determinante en cuanto al acierto de las mismas.
Por eso, pilotos, público y periodistas, le piden siempre a esas dirigencias “estar a la altura”. Esa estatura requerida supone varios factores que incluyen escuchar a los protagonistas, tener la sensibilidad necesaria para comprenderlos, pero también ser firmes, contundentes y justos en la conducción de una divisional, con una administración responsable de los recursos y una apertura al diálogo profunda con colegas y federaciones.
Hay categorías que han dado una muestra de jerarquía en sus funciones, aún así, sus dirigentes han sido criticados.
Un ejemplo es el grupo de tareas de APPKO, a la cual en breve, este sitio web le dará un tratamiento especial. Con una década de éxitos, un abultado parque de máquinas en todas sus presentaciones, una importante difusión, un manejo estratégico y prolijo del dinero de la categoría, y una fuerte capitalización con bienes de uso, los directivos del Kart, con Paulo Roldán a la cabeza, Walter Musa, Gustavo Rasquin, Eduardo Collodoro y Eduardo Biscaichipy, entre otros, han sufrido el desprecio de integrantes de su propia federación, y la crítica despiadada de algunos actores por temas secundarios. Inclusive, en algún momento se apuntó a los mismos por el alojamiento que utilizaban los fines de semana, sin analizar que ninguno cobraba por sus funciones, y que la categoría rendía importantes frutos, día a día aumentaba su parque, se capitalizaba y brindaba más servicios a los protagonistas.
Un tanto injusto creer que quienes toman esas funciones (y que muchas veces ponen “plata” de sus propios bolsillos), no puedan tener la dignidad de poder dormir en una cama cómoda.
Es cierto que, el gran protagonista del automovilismo es el piloto. A cada uno de ellos les cuesta mucho poder estar en cada presentación y son los actores esenciales de este deporte. Por eso, es determinante que quienes conducen las especialidades escuchen, y puedan manejar los equilibrios necesarios. Por supuesto que los volantes de la competición exigen menores costos. Los directivos deben tomar nota de ello y “laburar” en pos de bajar los mismos. Y los protagonistas, también deben comprender el “circo” armado detrás de una carrera, que permite que una categoría se mantenga como tal. En ese mar, navegan los dirigentes.
En otro orden de cosas, las categorías zonales suelen conformar un grupo mayor. Ninguna categoría rinde ni puede brindar un espectáculo atractivo por sí sola. En ese marco, los líderes de las divisionales deben tener capacidad de diálogo y negociación, dejar a un costado los “egos” y saber analizar un panorama completo más allá de la coyuntura.
Las categorías del Zonal del Atlántico, en varias ocasiones, han estado divididas. El resultado siempre fue el mismo, el parque de máquinas de cada una descendió, los espectáculos no estuvieron a la altura y el público dejó de acompañar. Si bien, en el coronación de la temporada 2021, dividieron sus presentaciones (algo que no fue positivo), sus “popes” han comprendido la necesidad de tirar juntos y para el mismo lado. Para ello, la experiencia de Raúl Fernández, y el trabajo y compromiso de Julio López de Calatayud, presidente del TSC, han sido por demás importantes. Si bien a las categorías les cuesta hacer pie, han trazado un camino serio para poder generar escenarios virtuosos.
Por otra parte, está el grupo de categorías que integran el zonal Mar y Sierras, las cuales tienen al “gran caballo de troya” del automovilismo zonal argentino, que es la categoría APAC. La Asociación Propietarios de Autos de Competición ganó un lugar ineludible en las huestes regionales, merced a sus atractivos espectáculos, a su ambiente, a la calidad de sus pilotos y sus autos, y a rememorar ese TC del ’80 que tantos adeptos conlleva.
La especialidad tuvo varios momentos de auge, por allá en los años ’90 como en los 2000. Tanto que, con César Donati a la cabeza, hace 15 años la categoría tuvo que desdoblar su parque. Durante varios ejercicios APAC tuvo un apogeo brillante, aunque como toda divisional, sufrió los avatares de la economía nacional, y también algunos errores dirigenciales, con la cual fue difícil mantener una exuberante plantilla. Aún así, la categoría es referencia. Hoy, son tres los actores visibles que lideran el grupo de tareas (Fernández, Donati y Arroqui). Cada uno de ellos, ama a la especialidad y aporta su diferentes mirada, en pos de hacer crecer aún más a esta gran categoría popular.
El TC del Sudeste hace una importante cantidad de años que comparte los escenarios con APAC, y hace algunas temporadas se sumó el Turismo Sport 1850. Esta, es la categoria “boom” de los fierros regionales. Con grandes carreras y un crecimiento exponencial, la especialidad que conduce la laboriosa Marcela Pigini, junto a Gabriel Venancio, Carlos Ribeiro y compañía, ha aportado un condimento necesario al espectáculo. Hoy, el TS cuenta con una Clase A y una Clase B, congregando más de 40 unidades en cada una de sus presentaciones.
Por estos días, algunos de sus protagonistas han deslizado la idea de poder “independizarse”, la cual radicaría en un profundo error desde el punto de vista estratégico. Tener muchos autos y hacer buenas competencias, no garantiza el éxito a lo largo del tiempo. Es normal, en cualquier ámbito de la vida, que el progreso exponencial nuble una visión analítica en sus involucrados, no sólo de cómo se llegó hasta allí, sino de cómo sería el futuro a mediano y largo plazo. En ese marco, sus dirigentes deberán tener la jerarquía necesaria, para generar los equilibrios y tener una visión de carácter táctico y estratégico, tendiendo los puentes necesarios para alcanzar aún, mayores niveles de cohesión y unidad con sus colegas.
Es que, APAC es la categoría vedette del automovilismo zonal. La misma es admirada por aficionados a lo largo y a lo ancho del país, inclusive generando un récord de audiencia en el extraño Coronación de 2021, en el que contó con un escaso parque de unidades. Pero claro, tiene “chapa”, atrapa, motiva y emociona. Despojarse de ese capital podría ser, para el resto de la categorías, una arriesgada -¿y suicida?- maniobra. En el centro-sudeste bonaerense, los habitantes de las diferentes ciudades, aún lejos de los ruidos de los motores zonales, tienen incorporado el nombre de la categoría APAC.
Hoy en día, las cinco divisionales (APAC A, APAC B, TC del Sudeste, Turismo Sport 1850 A y Turismo Sport 1850 B) son referencia insoslayable. El equipo de categorías, en la que cada grupo aporta sus virtudes, tiene un público cautivo que lo acompaña en gran número en cada presentación. Además, tiene los récords de audiencia de las categorías zonales en el país, por encima de especialidades con renombre en diferentes zonas de la República Argentina.
Sólo por streaming (sin contar la retransmisión en canales de cable, y a los oyentes radiales), los espectáculos han superado en varias ocasiones los veinte mil televidentes -conexiones-. Algo impresionante.
Para llegar eso, y mantenerlo, los dirigentes tienen que tener incorporados los factores mencionados antes.
En el sudeste, también hay directivos avezados, con formación y conocimientos, que han hecho que sus categorías puedan crecer, como es el caso de Diego Fernando Tartúferi y su equipo, en APPS. Las Mayores también han tenido un progreso, y sus directivos han trabajado para ello, aunque se han encontrado con problemáticas disímiles por las diferencias entre las divisionales. Por un lado, es bueno tener una conducción única para las cuatro especialidades, y por otro, genera tensiones difíciles de superar en muchos casos.
En definitiva, el dirigente debe, permanentemente, propiciar una sintonía fina en la que pilotos, público, medios de prensa, entre otros, encuentren un cálido ambiente para el desarrollo del deporte más lindo del mundo: el automovilismo.