El socialista Juan Carlos Cordeu fue cuatro veces concejal, pero solo pudo terminar dos mandatos. El golpe del 24 de marzo de 1976 interrumpió su período por segunda vez. Su experiencia, desde aquel día negro en la historia argentina hasta el regreso de la democracia.
Por Gonzalo Gobbi
El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 no lo tomó por sorpresa. Esa mañana, a un mes de cumplir 38 años, el comunicado en la radio le anunció que por segunda vez no podría cumplir su mandato como concejal del Partido Socialista. El golpe del ’66 ya lo había privado de completar su primer período. Los días previos a aquel 24 de marzo se percibía “un ambiente enrarecido” en Mar del Plata, contó Juan Carlos Cordeu, hoy con 81 años, una memoria intacta y la certeza de que el “desgaste institucional” de las sucesivas interrupciones democráticas “retrasaron” el desarrollo de la ciudad en todos sus aspectos.
“Cayó el gobierno de Isabel Perón”, decía la tapa del Diario LA CAPITAL esa mañana que llegó a la empresa Costamar, donde se jubiló después de 42 años de trabajo. La noticia lo llevó enseguida a la puerta de la Municipalidad, con militares custodiando los ingresos y el interior del Palacio. El sabor amargo de entrar a retirar sus pertenencias del Concejo Deliberante custodiado por “milicos” lo invade todavía en su relato, 43 años después, como una herida que dejó una cicatriz imposible de borrar.
-¿Cuál es su principal recuerdo de la Mar del Plata de fines de los ’60 y principios de los ’70?
-La función del concejal era distinta. No existía la profesionalización de la política como ahora. El Concejo trabajaba de noche y las sesiones y las comisiones se hacían a partir de las 19. Los ’60 fueron la mejor etapa, con la administración de Lombardo, cuando se hicieron grandes obras; hubo un cambio importante en la ciudad, fue una etapa de mucho desarrollo y con gran participación de ciudadanos marplatenses.
-¿Cómo era saber que al asumir en un cargo público existía la posibilidad de no poder terminarlo por la posibilidad real de un golpe de Estado?
-Pasaba, pero no sé si lo pensábamos, aunque sí conocíamos el panorama. Sabíamos por ejemplo de la disputa dentro del Ejército entre azules y colorados. Yo había sido electo concejal en 1963 pero no pude completar el mandato. Después en 1973 fui electo otra vez. Cuando el socialismo, con (Luis Nuncio) Fabrizio, ganó las elecciones con un resultado muy ajustado, entramos 10 concejales y fue un Concejo que trabajó muy bien; se pudo entablar una muy buena relación con la oposición, gente muy preparada, preocupada por el estudio. Pero había un clima raro, se percibía.
-¿Cómo fueron los días previos al 24 de marzo?
– Mar del Plata fue una de las más afectadas, había un clima enrarecido con la muerte de Coca Maggi, Silvia Filler, y un ambiente muy conflictivo en el que vimos caer a amigos, como Tomasito Fresneda que estaba con nosotros en la Biblioteca de la Juventud Moderna. La cosa se había vuelto rara. En el Concejo venía la derecha a hacer lío, otras veces la izquierda. Pero todo se agudizó cuando murió Perón.
-Trasladémonos unos minutos a ese día, el 24 de marzo de 1976, ¿cómo se enteró del Golpe de Estado?
-Del golpe me enteré por la radio, recién a la mañana, aunque fue a la madrugada que se anunció. Me enteré cuando fui a trabajar a Costamar, la empresa en que estuve durante 42 años, donde me jubilé. Ya se veía venir, se esperaba de alguna manera. Algunos pensaban que con el golpe se iban a solucionar los enfrentamientos previos, pero fue peor. Sabíamos que iba a ser para peor. Ya habíamos visto el otro golpe y el anterior y sabíamos que no podía pasar nada bueno, pero no esperábamos un desenlace tan fuerte y con semejante cantidad de desaparecidos.
-¿Y ese día qué hizo? ¿Fue a la Municipalidad?
-Los militares tenían todo organizado. A la Municipalidad mandaron a un oficial que habló con Fabrizio e inmediatamente después lo designaron al coronel Pedro Barda, que en mayo lo reemplazaron por el capitán de navío Carlos Menozzi, el antecesor de Mario Russak (1978-1981). Ese día vine a la Municipalidad y en la reja de la puerta que está por Luro había un milico parado.
-¿Lo dejaron entrar?
-Dije que iba a buscar mis cosas al Concejo Deliberante. Insisto, dicho así parece muy natural, pero el clima era rarísimo. Me dejaron entrar, pero adentro de la Municipalidad había varios milicos más. Entré al Concejo a retirar mis cosas, fue muy raro todo.
-¿Y después?
-Salí de ahí y me empecé a enterar de que habían tomado las radios, los diarios, todo. Pensaba en el golpe anterior, pero lo que no sabíamos ni imaginábamos es que éste iba a terminar de la manera que terminó, con tanta violencia, muertes, secuestros… fue bravo y encima no nos enterábamos de lo que pasaba.
-¿Vivía con miedo?
-Se vivía con miedo, perseguido. A mí debo decir que nunca me pasó nada, pero los que se sentían marcados no vivían tranquilos.
-Al estar “tomados” los medios de comunicación era imposible o al menos muy difícil tener información real de lo que estaba ocurriendo, ¿cómo se enteraban de lo que verdaderamente pasaba?
-Por lo que “pescabas”, lo que decían por ahí. No había información certera. Te enterabas de gente que desaparecía y hasta daba temor preguntar, se hablaba de otra manera, con mucho cuidado.
-¿Y de ahí en adelante? ¿Cómo vivió esos años oscuros?
-Yo estaba en la Biblioteca de la Juventud Moderna, el partido había cerrado ya. Pero a mí no me metieron nunca adentro. En lo personal no tuve problemas, pero sí veía el horror en todos lados. Los militares tenían muy en claro a quiénes buscaban, pero cometieron grandes errores e injusticias con personas que fueron detenidas, torturadas, fue terrible. El Concejo estuvo inactivo desde el 24 de marzo de 1976 hasta la vuelta a la democracia.
-¿Cuál cree que fue el impacto de esos años perdidos en una Mar del Plata que venía desarrollándose?
– Sí, estuvo paralizado, sin actividad. Fueron años tristemente perdidos en la administración que no se recuperan. El desgaste institucional que producen los distintos golpes en la no continuidad de los cargos electivos retrasó mucho a la sociedad, a Mar del Plata en sí, y generan la ciudad que tenemos ahora.
-¿Pensó alguna vez cómo podría estar Mar del Plata hoy si no hubiesen existido esos siete años de dictadura militar?
-No lo sé, imposible saberlo, pero lo he pensado. Lo cierto es que el desgaste se sintió. Al día de hoy se siente. Yo tuve contacto con un montón de gente que había estado presa, que había sido torturada, que contaba sus experiencias en la Base Naval y en los distintos centros clandestinos de detención. El crimen de Coca Maggi movió mucho en la ciudad. Yo me reúno mucho con Carmencita Domínguez, concejal de aquella época, Eduardo Benedetti, recordamos esos tiempos y fueron muy difíciles.
-En 1983 regresó la Democracia, ¿qué hizo ese día?
-Fue con Roig, imposible de olvidar. El día que volvió la democracia por supuesto fui a la Municipalidad, fue realmente muy emocionante. Una energía muy difícil de explicar con palabras. El triunfo de Alfonsín abrió perspectivas de futuro que después se fueron quebrando. Se abrió una esperanza, la gente estaba unida. Pero después… el impacto de los años perdidos se sintió mucho después, recién ahí empezamos a tomar conciencia y todavía seguimos.
Cuatro veces concejal, solo
dos mandatos cumplidos
Juan Carlos Cordeu nació en Azul el 15 de abril de 1938. Se trasladó a Mar del Plata en junio de 1955, después del bombardeo en Plaza de Mayo. Terminó la escuela en el Colegio Mariano Moreno y lo primero que hizo al llegar fue acercarse a la Juventud Socialista, que se reunía en una antigua librería de la galería Bianco, en pleno centro de la ciudad.
Finalizado el gobierno de la autodenominada “Revolución Libertadora” se incorporó al Partido Socialista de la mano de Teodoro Bronzini, quien resultó electo intendente municipal en las elecciones de 1958, año en el que ingresó al Concejo Deliberante como Secretario Administrativo del bloque de concejales del Partido Socialista.
Fue cuatro veces concejal, pero solo dos pudo completar su mandato. La primera, tras la elecciones de 1963, cuando el Partido Socialista se hizo con la intendencia, resultando electo Jorge Raúl Lombardo con 16 de las 24 concejalías. El golpe de Estado de 1966 lo privó de completar su primer período.
En los comicios de marzo de 1973, los primeros que se celebraron tras siete años de gobierno militar, resultó electo concejal por segunda vez y fue nombrado presidente del bloque de concejales socialista. Ocupó su banca hasta el 24 de marzo de 1976, cuando un nuevo golpe militar le impidió, una vez más, completar su mandato.
Fue electo concejal por tercera vez en 2001, siendo esa la primera en la que consiguió finalizar su mandato. En los comicios de 2005 consiguió la reelección para su cuarto y último mandato.
En abril de 2018 el Concejo Deliberante le entregó el título de “Vecino Destacado”.