La jugada que inclinó la balanza del partido en el Alvarado - Aldosivi de este domingo.
por Víctor Molinero
Pocos son los que tienen presente la fecha de un partido aún cuando este les marcó la vida. ¿Recordará el lector el día exacto del gol de Maradona a los ingleses? ¿El del partido en el que “Tita” Rizzo terminó atajando contra Alvarado? ¿O el del gol de Marcelo Reggiardo en el clásico por el Torneo Argentino A?
Los clásicos, los partidos que dejan huella, en ocasiones quedan para la historia marcados a fuego por un nombre propio.
El de este domingo en el José María Minella, por la vigésimo séptima fecha de la Primera Nacional, será recordado sin dudas como “el día del gol de Becker”.
Es que el zurdazo del ex Rosario Central fue una obra de arte y valió un triunfo clásico. Ni más ni menos.
Esa acción inclinó la balanza del partido. Un partido desnaturalizado por el intenso viento sur que condicionó todo.
Si en el Minella últimamente cuesta jugar con la pelota al piso por los notables desniveles de una cancha en pésimo estado, esta vez el viento también dificultó encontrar precisión en los envíos aéreos, un recurso que tanto Alvarado como Aldosivi suelen utilizar para atacar.
Al cabo, el equipo de Gabriel Gómez fue más inteligente para luchar contra esas dificultades. Porque en el primer tiempo, cuando el viento le sopló a favor, se dedicó a poner la pelota en el área de enfrente. Con eso sólo complicó a un rival que no podía cruzar la mitad de la cancha. Por arriba por el viento y por abajo por las imprecisiones propias.
El golazo de Becker fue la llave del triunfo. Inlusive tuvo la gran chance de irse al descanso con más ventaja en el penal que Carranza le atajó a Belinetz.
En el segundo tiempo se invirtieron los roles. Aldosivi fue con el viento a favor, Pero se dedicó en gran parte a buscar por abajo, luchando contra el terreno y las imprecisiones que aumentaban a partir de la ansiedad que generaba el paso de los minutos.
Tuvo un par de ocasiones que no aprovechó. Y también dispuso de un zurdazo espectacular de Alan Sosa que se fue apenas desviado, en una acción muy similar a la del gol de Becker.
La diferencia fue por centímetros. Y marcó a fuego un partido que a partir de ahora será recordado como “el del día del gol de Becker”.