Como todo 2 de abril, las actividades con motivo del Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas sirven para reunir a varias generaciones que se unen con un motivo: sembrar la semilla de la memoria.
Algunos se ven desde lejos, agitan los brazos sobre sus cabezas para llamar la atención del otro y, sin borrar la sonrisa mientras acortan la distancia que los separa, se funden en un abrazo. La situación se repite en cada rincón de la plaza de Diagonal Alberdi y Córdoba, donde además de encontrarse el tradicional monumento en homenaje a los marplatenses caídos en la contienda, es donde, todos los años, se lleva adelante el acto oficial por el 2 de Abril.
Tanto el acto como el resto de las actividades que el Centro de ex Soldados de Mar del Plata organiza con el objetivo de recordar el inicio de la contienda, sirven para unir a diferentes generaciones que, pese al paso del tiempo, insisten con un mismo objetivo: sembrar la semilla de la memoria.
. El destino de un joven. “Mi nombre es Federico Planes, padre de Marcelo Gustavo Planes, soldado clase 1963, fallecido el 14 de junio de 1982, a las 10.45 de la mañana, faltando cuatro horas para que se rindiera Argentina”, así se presenta un hombre mayor que, ayer por la mañana, se vistió de traje, como hace 36 años, para rendir homenaje a su hijo que, con apenas 18 años, dio su vida por la patria.
Para Federico no existe otra manera de presentarse, él se define a través de su hijo, porque es a través de él que también vivió la angustia más grande de su vida y, al mismo tiempo, una de las más tristes de la historia del país.
Pareciera, entonces, que su destino se marcó gracias al destino que tenía Marcelo, de sólo 18 años y con un compromiso inclaudicable por el país que lo vio nacer.
“El tenía una vida llena de sueños y proyectos que se truncó, justo antes de que pudiera cumplir sus 19 años. Yo siempre pienso que cada uno de nosotros tiene un destino y él, hay que decirlo, fue un poco artífice del suyo”, cuenta, con tranquilidad, ese hombre canoso a LA CAPITAL.
Es que según recuerda su padre, él no iba a ir a la guerra. A diferencia de sus amigos, su nombre nunca apareció en las listas de reclutamiento, por lo que no estaba obligado a unirse a las líneas de combate.
“Pero su compromiso fue mayor y fue a pedir que lo incluyan, que él también tenía que ir, por eso siempre digo que mi hijo fue a cumplir su destino”, señaló.
Federico pudo ir en dos oportunidades a las islas, donde recordó con nostalgia cómo muchos familiares de soldados no identificados recorrían el cementerio Darwin con un flores en las manos sin saber dónde poder ubicarlos.
“Hoy me alegro que muchos de ellos ya sepan dónde dejar esos ramos”, señaló.
. El recuerdo de ese viernes gris. En Mar del Plata el día estaba gris, pero pudo haber estado totalmente despejado que aún así todos lo recordarían como una jornada oscura. El ex combatiente, José Luis Capurro, recordó ayer aquellas fatídicas horas.
“Ese 2 de abril estábamos comenzando una formación porque íbamos a hacer una práctica de tiro pero, de repente, pararon los camiones y nos anunciaron que habíamos recuperado las islas, así que a partir de eso fue una sucesión de sensaciones nuevas porque uno no sabía qué iba a pasar”, señaló.
“Ya el 12 de abril, nosotros estábamos saliendo de acá, de Mar del Plata, con la despedida de toda la ciudadanía en las calles, con dirección al sur, sin saber si íbamos a ir o no a las islas”, siguió.
“Fue recién en Comodoro Rivadavia donde nos informaron que íbamos a tener el privilegio de cruzar a las islas. Fue una sumatoria de sensaciones que un chico de 18 no está acostumbrado a sentir y, además, te marcan para toda la vida”.
. El compromiso por no olvidar. Es fácil distinguirlos entre la multitud. Se mueven juntos y, para que no haya dudas, portan la misma remera, con la misma frase: ‘Nadar para no olvidar’. Los marplatenses que cruzaron el Estrecho de San Carlos, uniendo así a las islas Gran Malvina y Soledad, dijeron ayer presente en el acto por los el aniversario número 36 del inicio de la contienda.
Adrián Echavarría, Diego Picardo, Martín Sánchez y Guido Ganim realizaron la travesía en el Atlántico Sur en el marco del proyecto para identificar a los combatientes que quedaron en aquellas tierras.
De la mano de la fundación No me Olvides llevaron adelante el proyecto con el objetivo de homenajear a los caídos y de, justamente, no olvidar.