La Ciudad

El desplazamiento de Montenegro y la opción de la “V” para la boleta

El intendente sigue moviéndose hacia la derecha. Contenta al sector que promueve a Patricia Bullrich, pero no abandona a Larreta. La toma del barrio Las Heras y la tensión en El Marquesado marcan la agenda.

Por Ramiro Melucci

“Vemos que su discurso es muy parecido al de nosotros en muchas cosas”. La frase la pronunció la semana pasada Joaquín de la Torre en una entrevista con LA CAPITAL. El hombre que recorre la provincia en nombre de Patricia Bullrich hablaba de Guillermo Montenegro.

Esos puntos de contacto se aprecian con nitidez no solo en las posturas que adopta el intendente, sino sobre todo en la de sus principales arietes legislativos: Alejandro Rabinovich en el Senado bonaerense; Fernando Muro y Agustín Neme en el Concejo Deliberante. Al team halcón se suma, desde el gobierno, el secretario de Seguridad, Martín Ferlauto. En las últimas semanas han salido, prácticamente a coro, a tildar de “delincuentes” a quienes llevan adelante la toma en el barrio Las Heras y a lanzar acusaciones contra el kirchnerismo.

El desplazamiento hacia la derecha tendría un soporte en las encuestas nacionales. “De Mar del Plata aún no tenemos números, pero en otras ciudades Patricia está muy bien”, responden los que antes no dudaban en encasillar a Montenegro en la línea de Horacio Rodríguez Larreta. De paso, el intendente se acerca al discurso libertario para contener posibles fugas de votos por ese flanco.

De la Torre dijo públicamente algo más para ilustrar el momento: “Vemos con mucha simpatía el posicionamiento de Montenegro en la interna nacional de Juntos por el Cambio”. ¿Implica, tal circunstancia, que el intendente haya elegido entre los dos principales contendientes del PRO? En absoluto. Significa que ya dejó de estar claramente instalado en el palomar larretista. 

Mantiene el diálogo con todos los presidenciables y los que aspiran al sillón de Axel Kicillof. Porque no todo es lineal. Aquellas mismas encuestas que hablan del crecimiento de Bullrich colocan al candidato de Larreta en la provincia, el diputado Diego Santilli, como el opositor mejor posicionado para dar pelea por la gobernación.

Con estos condimentos, en el laboratorio electoral de Montenegro ven probable hoy una boleta en forma de “V” para Juntos por el Cambio en Mar del Plata. Es decir, con dos precandidatos presidenciales, dos a la gobernación y uno a la intendencia. Pero no descartan una “Y”, con un solo candidato a gobernador.

En ese contexto preelectoral, el intendente siguió de cerca el curso judicial del pedido de desalojo por la ocupación de tierras en el barrio Las Heras. Aunque en la mediación con los dueños de los terrenos intervino la secretaria de Desarrollo Social, Vilma Baragiola, ante los medios apareció Ferlauto. La elección del vocero es un mensaje en sí mismo.

En la reunión, Baragiola puso como condición el retiro de los ocupantes para atender los reclamos alimentarios y de viviendas. El juez Gabriel Bombini mencionó entre los argumentos de su resolución que se trata de una “ocupación de terrenos por la fuerza” y, al mismo tiempo, acreditó que la realizan “personas en situación de vulnerabilidad”.

A la primera conclusión llegó a partir de los testimonios de vecinos recolectados por el fiscal Juan Pablo Lódola. El representante del Ministerio Público había contado que unas 28 familias, compuestas por 94 integrantes, habían ingresado a los terrenos después de retirar la cartelería inmobiliaria de venta de lotes. Contó que los delimitaron con cables, alambres y palos, y que se quedaron a pesar de la presencia de personal de la comisaría decimosexta. Mencionó además que amenazaban a los vecinos que pretendían llamar a los medios con prenderles fuego sus casas.

 

La toma de terrenos en el barrio Las Heras, uno de los temas que marca la agenda del municipio.

 

La situación de vulnerabilidad, por su parte, surgió del censo realizado por el Departamento de Asistencia Crítica y Urgencias Sociales de la Secretaría de Desarrollo Social, que detalló las ocupaciones laborales e ingresos de los que llevan adelante la toma. El propio juez marca la presencia de “una importante cantidad de menores de edad” y advierte “dificultades en el acceso a la vivienda”.

De la causa judicial, el oficialismo local recogió las amenazas para caracterizar a los ocupantes y poco dijo de la situación de vulnerabilidad. “Intentaron vendernos que eran vecinos que solo querían un techo, pero se comprobó que eran delincuentes organizados”, disparó Neme. Siguió a rajatabla la premisa que el intendente estableció desde un principio: “No hay reclamo que justifique un delito”.

En el Concejo, el edil reimpulsó un proyecto que busca que los gobiernos nacional y provincial les retiren los planes sociales (si es que los reciben) a los que usurpan lotes. La oposición tomó distancia. “Cuando hay una toma, a veces hay una mafia y necesitados que van detrás. Con esto se agravaría la situación social de una familia que, por necesidad extrema, ocupó un terreno inducida o engañada por otras personas”, respondió Martín Aiello, de Acción Marplatense, y consideró que la propuesta era “para la tribuna, para quedar bien” con una línea discursiva.

En las últimas horas, el gobierno local puso su mirada en el barrio El Marquesado, donde el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), de Juan Grabois, busca llevar adelante un proyecto de producción agroecológica sustentable, que incluiría la construcción de viviendas sociales. Ayer, ante la tensión entre los vecinos y los militantes debió intervenir la policía. La diferencia con lo del barrio Las Heras es que se trata de 140 hectáreas cedidas por el Gobierno nacional. De todos modos, Montenegro lo tachó de ilegítimo y pronto consiguió nacionalizar la controversia. El oficialismo doméstico no tardó en encontrar la expresión para definirlo: “Quieren conurbanizar Mar del Plata”.

 

La diferencia de lo que ocurre en El Marquesado con lo del barrio Las Heras es que se trata de 140 hectáreas cedidas por el Gobierno nacional. De todos modos, Montenegro lo tachó de ilegítimo y consiguió nacionalizar la controversia.

 

Unos días antes había sorprendido con un cuestionamiento al operativo contra el trabajo en negro del Ministerio de Trabajo bonaerense. Esta vez lo verbalizó Muro: dijo que era un intento de perseguir “a los que laburan y emprenden”. La respuesta no se hizo esperar. En el ámbito gremial cayó pésimo.

Sucedió, encima, poco antes de que el Indec revelara la cifra de la desocupación. El 8,8% en el cuarto trimestre de 2022 volvió a colocar a Mar del Plata en la cima del ranking nacional. En el municipio no lo esperaban. “Es llamativo”, confesó el secretario de Desarrollo Productivo, Adrián Consoli.

Montenegro venía de hablar del flagelo en pasado. “Teníamos un problema estructural, el desempleo”, sostuvo en la apertura de sesiones del Concejo, el 1 de marzo. Y describió la recuperación del empleo tras lo peor de la pandemia como un mérito exclusivo del municipio: “Logramos que Mar del Plata se despierte y deje ser la ciudad del no”.

Era cantado que, cuando la cifra no fuera favorable, la oposición se lo recriminaría. Y le recordara, por ejemplo, que el Consejo Económico y Social, que debe discutir la diversificación de la matriz productiva, se reunió una sola vez. En el listado de reproches aparece con insistencia la postura inicial sobre la exploración petrolera offshore. No hay funcionario nacional o provincial que olvide deslizar que la judicialización promovida por el intendente demoró un año el desembarco de una industria que podría modificar la fisonomía de Mar del Plata.

 

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