por Vito Amalfitano
Jorge Sampaoli acumuló futbolistas con buen pie y/o de características ofensivas en el partido de Argentina ante Uruguay en Montevideo.
“¿Por qué, con tanta acumulación de ataque, no hubo circuíto de juego con Icardi, que apareció aislado?”, le preguntamos para LA CAPITAL al entrenador en la conferencia de prensa posterior en el Centenario.
“Los espacios eran tan reducidos en campo rival que efectivamente nos costó mucho conectar a Icardi, estaba muy absorbido por los central. Tampoco había espacios para que profundice. No había posibilidades de contra, porque ellos siempre mantenían siete u ocho jugadores en campo propio. Nos encontramos con un equipo muy cerrado atrás que nos cortó los circuítos de ataque”, contestó Sampaoli.
Le preguntamos también si en su cabeza estaba siempre la línea de tres, si habrá que esperar que en todos los partidos la Selección se pare de esa manera. Respondió lo contrario, aunque la lista convocada lo desmiente. “No creo en los sistemas como dibujos geométricos, queremos un equipo con mucho control, ser muy anchos desde atrás, un poco angostos en el cuadrado en la mitad y muy largos y anchos adelante”, dijo Sampaoli, en medio de una respuesta más rica y amplia.
De todos modos, dice que no se aferra a “dibujos geométricos” pero en la lista de convocados no aparece un solo lateral izquierdo, por ejemplo, como para armar una línea de cuatro, a la que solo piensa,-como también bien lo explicó en la conferencia-, como una alternativa circunstancial en medio del partido, por lo que recurrió, argumentó, a Marcos Acuña, para formarla si Uruguay cambiaba de formato.
Más allá de de la respetuosidad y minuciosidad en las respuestas, parece que debemos resignarnos a una Selección aferrada a un esquema que no tiene que ver con su tradición futbolística y que atenta contra el orden de un equipo. En este juego, los espacios que no ocupa el equipo propio los ocupa el rival. Y la línea de tres, como la pergeña Sampaoli, genera problemas a las espaldas de los volantes, como ocurrió en varios pasajes del choque ante Uruguay, muchos menos que si el equipo de Tabárez se hubiera animado a más.
Son buenas las intenciones de Sampaoli, sin embargo, para acumular jugadores con buen pie y de características ofensivas. La cuenta pendiente ahora es enlazar las piezas. Sigue faltando el generador de juego clásico. Ni Messi ni Dybala están para eso todo el partido, sino para ejecutar. De hecho Lío se las tuvo que ingeniar para provocar esa generación en soledad en los mejores momentos del choque ante Uruguay. El lo hizo posible por su enorme talento. No es la idea. Ever Banega puede ser nuevamente la alternativa para descomprimir. Para abastecer y sacarle peso a Messi. O Pastore y/o Paredes si Sampaoli cree que pueden ser de la partida. Venezuela el martes, si no hay sorpresas, da márgen para probar alguna de esas variantes.