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El compañero de “Dibu” que fue asesinado el día de su consagración

Leandro Vilugron (30) compartió equipo con el arquero en la escuela de fútbol del Club General Urquiza. Un hombre lo mató a puñaladas el 10 de julio de 2021, mientras volvía a su casa para ver la final de la Copa América que Argentina ganó en el estadio Maracaná. Una historia de dos destinos dispares.

Por Bruno Verdenelli

verdenelli@lacapitalmdq.com.ar

“Andá y volvé tranquilo que tenés tiempo”, le dijo Cristian Vilugron a su hijo Leandro, mientras le entregaba las llaves de su moto para que fuera a buscar a su novia al macrocentro. La idea era que la recogiera y volvieran juntos a la casa para ver por la televisión la final de la Copa América: esa noche del 10 de julio de 2021, la Selección Argentina rompería ante Brasil el maleficio de 28 años sin títulos, consagrándose en Río de Janeiro.

El partido comenzaba a las 21 y si bien por la pandemia del Covid-19 aún estaban vigentes ciertas restricciones, el hombre había prendido el fuego en la parrilla de su vivienda del barrio General Pueyrredon para cocinar rabas al disco. Pero sobre las 20 la pareja no llegaba y la situación comenzó a preocuparlo. Tenía un mal presentimiento, confesaría luego ante su esposa y su hija.

“Qué locura este ‘Dibu’. Jugaba con nosotros y ahora está haciendo el calentamiento en el Maracaná”, habrá pensado Leandro mientras iba en la moto de su padre hasta Gascón y Santiago del Estero, donde su novia Yésica había pasado la tarde en un salón de belleza. Mientras ella se dedicaba al tratamiento estético de su cuerpo, él había aprovechado para continuar con los trabajos mecánicos en el automóvil que estaba por terminar de armarse, uno de sus sueños.

El hijo de Cristian e Isabel jugó a la pelota desde que era un niño.

La expectativa de los Vilugron era doble entonces: no sólo esperaban ver campeona a la escuadra nacional, sino también observar triunfar a un viejo conocido que ahora era el arquero titular de la Selección y acababa de hacerse famoso con la ya emblemática frase: “Lo siento pero te como. Mirá que te como hermano”, pronunciada días antes, durante los penales de la semifinal ante Colombia.

Pero el destino, o lo que fuere, está plagado de enigmas y desenlaces incomprensibles: casi al mismo tiempo iba a ser brillante y glorioso en la vida de Damián Emiliano Martínez, y oscuro y sanguinario en la muerte de Leandro Vilugron.

Contrastes

Cristian e Isabel se enteraron poco antes del inicio del partido: su hijo Leandro había sido trasladado al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). Cuando llegaron allí, les dieron la noticia de su muerte. No podían entenderlo. Un hombre que luego sería identificado como Jorge Mattar -un apellido con mal presagio- lo había asesinado a puñaladas, tras una supuesta discusión por una maniobra de tránsito en Juan B. Justo e Independencia, esquina en la que el excompañero de “Dibu” circulaba a bordo de la moto junto a su novia Yésica.

La final de la Copa América, las rabas al disco y los posibles festejos quedaron en el olvido, al igual que todos los planes de futuro en la familia Vilugron. Mientras tanto en Río de Janeiro, tras el triunfo de Argentina ante Brasil por 1 a 0, el arquero marplatense se convertía en héroe nacional.

El hombre asesinado a puñaladas en Juan B. Justo e Independencia tenía 30 años el 10 de julio de 2021.

Por el crimen de Leandro, en marzo de este año un jurado popular declaró culpable a Mattar, quien recibió de parte del juez Fabián Riquert una condena a la pena de 12 años de prisión.

Según la investigación que llevó a cabo la Fiscalía Nº 1, quedó acreditado que el sábado 10 de Julio de 2021, alrededor de las 19.30, el asesino había perseguido con su camioneta Volkswagen Amarok a la víctima, quien conducía una Honda XR 125. En ese momento, a Mattar también lo acompañaba su pareja, una mujer de 25 años.

Jorge Mattar fue condenado a la pena de 12 años de prisión por un jurado popular en marzo último.

El incidente que terminó con el homicidio se había iniciado en Juan B. Justo y Entre Ríos, por una cuestión meramente de tránsito. Segundos después, concluyó en Juan B. Justo e Independencia cuando, tras doblar en “U”, Mattar interceptó a Vilugron y le asestó cuatro puñaladas. Tras ello, se dio a la fuga y fue localizado en su casa de Cerrito al 2900, gracias a una familia que lo siguió dio aviso a la policía.

Infancia de pelota

Leandro Vilugron tenía 30 años ese 10 de julio de 2021 y “Dibu”, en cambio, aún no había cumplido los 29. A pesar de la diferencia de edad, ambos supieron integrar la misma escuela de fútbol como parte de la categoría ´90.

Todo comenzó cuando Alberto “Beto” Martínez llevó a su hijo mayor, Alejandro, al Club General Urquiza para que comenzara a jugar a la pelota. Pero claro, el hermano menor -nacido en 1992-, no quiso ser menos. De hecho, cuentan los compañeros de ambos que en esa época el actual arquero de la Selección Argentina le llegó a pedir al entrenador Daniel Albarracín que lo pusiera de 9 como había hecho con “Ale”, su ídolo.

Una fotografía que publicó LA CAPITAL en varias oportunidades desde que “Dibu” alcanzó la inmortalidad deportiva lo muestra junto a su hermano mayor y, niño de por medio, aparece Vilugron. En la imagen, los chicos -todos de 8 años menos “el colado” de 6, que era suplente- forman con la camiseta blanca, roja y verde, a excepción de los arqueros, que lucen sus respectivos buzos.

La exhibición de los contrastes también alcanza al titular de la valla en ese entonces, quien según pudo saber este medio cayó en las adicciones y perdió contacto con el resto de sus compañeros. Pero esa es otra historia.

La constancia fue lo que hizo que ‘Dibu’ llegara al lugar al que llegó. La suya y la de sus padres, que siempre lo acompañaban a él y a su hermano”, recuerda Isabel, la mamá de Leandro, al ser consultada por el pasado de su hijo en el fútbol. Si bien reconoce que es difícil hablar del tema, porque la retrotrae a la infancia del hombre asesinado, explica que la reconforta el éxito del arquero.

“Yo trabajaba en casas de familia y mi marido era albañil, al igual que después también lo fue Leandro. Me acuerdo de que lo llevaba a fútbol desde mi casa hasta allá a pie, con mi hija en el carrito de bebé porque era más chica, y que era muy lejos. Caminábamos por Sicilia hasta Jara, desde Jara a Mario Bravo y de ahí al predio de Urquiza, que era un descampado”, agrega.


“La constancia fue lo que hizo que ‘Dibu’ llegara al lugar al que llegó”


En el relato, menciona que los padres de “Dibu”, Alberto y Susana, solían pasar “toda la tarde en el lugar cuando había partidos”. “Ellos llegaban con las sillas, el termo y el mate y se quedaban todo el día. Veían todos los partidos. Yo en general, cuando terminaba el que jugaba Leandro me tenía que ir porque la nena era chiquita y mi marido trabajaba mucho, como todavía ahora lo sigue haciendo. Me acuerdo perfectamente de ellos, y de cómo acompañaban a sus hijos”, dice, para luego enviarles “un saludo muy grande” por esta vía.

Té y pan duro en “El Urqui”

Marcelo Leonel Di Clemente fue compañero de Vilugron y de los hermanos Martínez en la escuela de fútbol de “El Urqui” y también atesora algunas anécdotas. “Jugábamos en cancha de 9 y ‘Dibu’ venía con nosotros al banco. Si faltaba el arquero de nuestra categoría, lo ponían. Leandro jugaba ahí cerquita suyo, de 4, así que lo cuidaba bastante para que no le hicieran goles… ‘El Negro’ te comía los tobillos”, describe.

Y continúa: “Todos éramos amigos del barrio que fuimos a jugar allá con el técnico, menos ellos dos, que vivían en otro lado e iban a otro colegio. Pero teníamos un lindo grupo. Yo me he quedado a dormir en su casa inclusive… Pensar que tomábamos té y comíamos pan duro en el club y mirá ‘El Dibu’ hasta dónde llegó“.


“Pensar que tomábamos té y comíamos pan duro con ellos en el club”


Palavecino por su parte, rememora que el hoy arquero campeón de todo con la Selección Argentina solía distraerse cuando su equipo no era atacado. “Ahí cerca de donde jugábamos aterrizaban avionetas y él se quedaba mirándolas… A veces la gente que estaba afuera de la cancha le gritaba cuando iban a patearle y entonces se daba vuelta y se ponía a atajar”, narra y se ríe.

El arquero marplatense se convirtió en ídolo de la Selección Argentina.

Más tarde, los Martínez se fueron del club hacia Talleres y San Isidro, y lo que siguió fue como una película para el menor de los hermanos, que pudo cumplir su sueño de “levantar la dorada” en Qatar 2022. Di Clemente la cuenta así: “Con los demás chicos le seguimos la carrera a ‘Dibu’, supimos que estaba en Inglaterra y dos días antes de que lo mataran a Leandro, que además era mi vecino, vimos que LA CAPITAL había publicado la foto en la que estamos con él. Los dos la teníamos en nuestros celulares y no podíamos creer que el tipo había llegado a la Selección y estaba por ganar la Copa América. Lamentablemente ‘El Negro’ no pudo ver todo lo que vino después“.

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