por Alberto Galeano
Si el gobierno polaco cree que mediante una ley puede poner fin a las denuncias sobre la colaboración polaca bajo la ocupación nazi, corre el riesgo de no asumir su responsabilidad histórica con el Holocausto en la Segunda Guerra mundial.
Por eso la decisión de criminalizar el término “campos de concentración polacos” fue rechazada inmediatamente por Estados Unidos e Israel, y tuvo además repercusión dentro de la propia Unión Europea (UE) que integra Polonia.
La norma prevé multas y hasta tres años de cárcel por la utilización de ese término o la mención de crímenes atribuidos a Polonia en el Holocausto, durante el cual murieron solo en ese país 3,2 millones de judíos en los centros de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Treblinka y Sobibor.
En esos campos de la muerte solo se salvaron 380.000 judíos que vivían en Polonia, donde existía la comunidad judía más grande de Europa, entre 1939 y 1945.
En esa pesadilla también abundan los casos de heroísmo que involucran a 6.706 polacos que ayudaron a los judíos -más que ningún otro país-, según reconoció el Museo Yad Vashem de Jerusalén.
“La decisión polaca causó rabia en Israel (con buena razón) y obviamente no la justifico. El gobierno polaco hizo un tiro por la culata.
Es decir, abrió la polémica y obviamente no se puede ignorar o tergiversar la historia”, dijo a Télam Arie Kacowicz, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
“Entiendo la frustración polaca por el termino ‘campos de concentración polacos’ que fueron, de hecho, campos de concentración erigidos por la Alemania nazi. Pero no son esas formas de actuar”, señaló Kacowicz.
La ley, promulgada por el gobierno del presidente Andrzej Duda, ha tenido repercusiones en la Eurocámara, donde fue destituido esta semana su vicepresidente, el polaco Ryszard Czamecki, por calificar de “shmaltsovnik” (colaboracionista de los nazis) a la eurodiputada polaca Róza Thun.
El caso agravó más la tensión entre Bruselas y Varsovia, ya que desde que el partido conservador Ley y Justicia (PiS) ganó las elecciones en diciembre de 2015, el gobierno polaco ha modificado la ley para tener más control del Tribunal Constitucional, los medios de comunicación y el sistema judicial.
Por ese motivo, Bruselas propuso que se le retire a Polonia su derecho a voto dentro de la UE.
El profesor de historia de la canadiense Universidad de Otawa, Jan Grabowski, estimó que unos 200.000 judíos fueron asesinados directa o indirectamente por polacos en la Segunda Guerra Mundial, cifra que podría ser mucho más alta que la estimada.
En un reportaje con el diario israelí Haaretz, realizado en febrero de 2017, Grabowski dijo que no incluyó en ese informe a las víctimas judías de la llamada policía “Azul”, que también era responsable de la muerte de muchos judíos.
El historiador documentó, además, el heroísmo de los polacos que trataron de rescatar a sus vecinos judíos y algunas veces pagaron con su propia vida.
También encontró casos extremos de polacos que ayudaron a judíos no por altruismo o por razones morales, sino para luego extorsionarlos a cambio de dinero, y en algunos casos asesinarlos si ellos no satisfacían sus deseos.
Grabowski es autor del libro “Caza de Judíos, Traición y asesinato en la Polonia ocupada por los nazis”, traducido a varios idiomas. Esta obra recibió en 2014 el premio internacional Yad Vashem, una institución israelí que fue constituida en memoria de las víctimas del Holocausto.
El historiador señaló que la gran mayoría de los judíos se escondió para huir de la persecución, pero fueron denunciados o simplemente entregados a la policía por judíos polacos.
Hay también algunos casos famosos como el de Jedwabne, cerca de Varsovia, donde el 10 de julio de 1941 la mitad de la población asesinó a sus vecinos judíos durante la ocupación nazi.
En total murieron allí unas 1600 personas, y solo siete judíos lograron sobrevivir, según el libro “Los vecinos”, de Jan Tomasz Gross (2002).
A estas denuncias se suma también la publicación de una lista, elaborada por el Instituto Polaco de la Memoria Nacional, con los nombres de casi 9000 guardias que trabajaron en el campo de exterminio de Auschwitz.
Como otros países que sufrieron la ocupación nazi, Polonia no ha hecho hasta la fecha un reconocimiento de su pasado. Muchos creen que del mismo modo que se castigan los crímenes cometidos por los nazis, tampoco debe olvidarse el antisemitismo que sufrió ese país, invadido también por la ex Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.
Por eso, el caso del colaboracionismo polaco está lejos de cerrarse, si bien en Polonia no hubo un gobierno títere como sí existió en Francia durante el nazismo.
“Hay que tener en cuenta el contexto en el que se aprueba esta ley, bajo un gobierno conservador en Polonia, con matices quizás antisemitas, pero no necesariamente anitisraelíes”, concluyó Kacowicz.
Télam.