Interés general

El co-living llegó para quedarse

De la mano de la necesidad de inversores de ubicar sus ahorros en productos que maximicen renta y de jóvenes estudiantes y millenials, se impone en el mundo y también en nuestro país.

El concepto de co-living surgió de las economías compartidas, en las que se aprovecha el tiempo ocioso de las cosas. En este caso, se entendió que existen espacios en las viviendas que se utilizan muy pocas horas al día, y se planteó entonces la posibilidad de compartirlos con otras personas, haciendo que cada metro cuadrado sea un lugar para disfrutar. Esto genera un uso más responsable de los recursos, además de un sentimiento de comunidad y pertenencia en quienes lo viven.

“Es una solución habitacional que atiende las necesidades de la actual generación de millennials. Sus características principales son alquiler con todo incluido, edificios con áreas comunes y acceso a una vida en comunidad”, explica Fahad Siddiqui, un emprendedor Ingles de origen pakistaní que es cofundador y presidente de la empresa Casa Campus.

Se originó en Silicon Valley, Estados Unidos. La multiplicación de jóvenes profesionales que llegaban a la ciudad con ganas de socializar provocó una escasez de viviendas. Como solución, comenzaron a utilizarse edificios en los cuales los inquilinos no sólo compartían zonas comunes sino también sus aficiones. Pronto se convirtió en un verdadero éxito en Estados Unidos e Inglaterra. Precisamente fue allí donde Fahad desarrolló la empresa The Collective, hoy la más grande del mundo. De allí viajó a Argentina y asociado con un grupo local comenzó a desarrollar Casa Campus.

Se presentó en el 2012 y ya cuenta con 8 edificios de estas características, mientras que hay otros cuatro en fase de análisis. “Nosotros nos encargamos de todo, de la construcción, de la comercialización y luego de la administración. Es un servicio 100% apuntado a un inversor mediano y chico”, explicó Juan P. Mora, cofundador y CEO de Casa Campus. Aquí se generan verdaderas comunidades, los espacios comunes son en promedio de entre 500 y 700 m2, dependiendo cada emprendimiento. “Nosotros comercializamos las unidades que se venden al público, hacemos el mantenimiento y administramos los alquileres, es un sistema de pool por lo que el inversor siempre cobra esté ocupado o no la unidad –más allá que operamos con ocupaciones de más del 90%”, agregó.

El modelo de unidades en Argentina, de esta forma de vida, que eligen los millenials en todo el mundo, consiste en departamentos pequeños, completamente equipados, con su baño, cocina y escritorio, y con múltiples espacios comunes para compartir con amigos y gente con cultura similar, como salas de lectura, playrooms, comedores, livings, biblioteca, gimnasio, etc. Es vivir en comunidad manteniendo espacios de privacidad. Los community managers de cada Casa se ocupa de mantener vibrante a la comunidad a través de actividades semanales.

“En nuestros edificios tenemos entre 12 y 15 nacionalidades distintas de chicos que llegan a estudiar y trabajar, muchos de ellos trabajan de manera freelance. Nuestra propuesta de valor para ese público, su familia e incluso las universidades es muy grande ya que además de facilitarle todo lo relacionado con el hospedaje también generamos networking. Desde Casa Campus tenemos convenios con universidades, a través del cual recibimos muchos estudiantes referenciados. Nuestra ocupación es de más del 95%, con contratos de entre 3 y 6 meses. La mayoría de nuestros huéspedes son estudiantes de grado, posgrado y jóvenes profesionales”, sostiene Fahad Siddiqui.

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