En marzo de 1930, Caras y Caretas le dedicó un artículo titulado "En el balneario de las mujeres solas" y describió el lugar como "un hermoso chalet de madera" situado "al final de la Rambla La Perla".
Por Gustavo Visciarelli
Se ha dicho muchas veces pero el mito sigue. Alfonsina Storni no se suicidó en el sitio donde está su monumento sino arrojándose desde un espigón que estaba en el balneario del Club Argentino de Mujeres, frente a Plaza España, aproximadamente a la altura de la calle Chacabuco.
Alfonsina conocía ese lugar, que reunía tres particularidades: era exclusivo para mujeres, fue un asombroso logro del feminismo y preanunció de alguna manera el turismo social.
Fundado en Capital Federal en 1921, el Club Argentino de Mujeres se inscribió como una de las primeras organizaciones feministas argentinas. Su presidenta fue Mercedes Dantas Lacombe, profesora y doctora en filosofía y letras.
El Club promovía diversas actividades y luchaba por los derechos de la mujer, incluyendo el de votar. Si bien la dirigencia era mayormente de clase media-alta, sus acciones alcanzaron al espectro de las trabajadoras.
En 1927 lograron que la Municipalidad les cediera una fracción de playa en La Perla y construyeron un balneario con alojamiento que en mayo de 1928 fue arrasado por un temporal. Con ayuda del gobernador bonaerense -el radical Valentín Vergara- construyeron un nuevo edificio con 30 dormitorios y 60 camas, comedor, sala de lectura y baños calientes.
En marzo de 1930, Caras y Caretas le dedicó un artículo titulado “En el balneario de las mujeres solas” y describió el lugar como “un hermoso chalet de madera” situado “al final de la Rambla La Perla”.
El Club Argentino de Mujeres contaba con setecientas socias que podían acceder al balneario a bajo costo. Tenían descuentos en los pasajes de tren y pagaban cuatro pesos por día con pensión completa “y ayuda del bañero”. Las madres podían venir con sus hijos, que abonaban media pensión si eran menores de tres años.
Entre las veraneantes había profesionales, docentes y empleadas y se le daba prioridad a mujeres con problemas de salud.
Alfonsina Storni conocía bien ese balneario y era permanente colaboradora del Club Argentino de Mujeres, en cuya sede de Maipú al 900 ofreció varios recitales de poesía. Allí, precisamente, fueron velados sus restos.