Walter Quiroz habla del teatro y apuesta a los veranos. "La temporada es muy corta, pero siento que es como una vida entera", afirma.
Entusiasta, inquieto, agradecido, amante de su trabajo de actor, Walter Quiroz dice que se toma cada temporada como una fiesta y que celebra que Mar del Plata lo sorprenda verano a verano. Con ese espíritu positivo, está por cerrar el ciclo de funciones de la obra “Como el culo“, que se despide esta noche desde el escenario del Neptuno. Y luego, la exitosa obra será parte de la grilla de espectáculos durante Semana Santa.
“A mucha gente que no tiene idea de lo que es la temporada, yo le digo que es como ir a Montecarlo… Mar del Plata es una gran ciudad y la temporada es muy corta pero siento que es como una vida entera, son recuerdos que te quedan de una vida entera”, afirmó, en charla con LA CAPITAL. “Lo que me pasa es cuando voy a Mar del Plata siempre vengo con una obra que me gustaba mucho”, dice y recuerda que lo mismo le pasó hace dos veranos, cuando arribó al Auditorium para ponerle el cuerpo a “Sacco y Vanzetti”.
Ahora, dirigido por Manuel González Gil, el elenco está integrado además por Marcelo De Bellis, Diego Reinhold, Nicolás Scarpino, Gonzalo Suárez, Fernanda Metilli, Ariel Basaldúa e Ingrid Grudke. Comedia por excelencia, es la historia de un grupo de actores que intenta hacer las cosas en serio pero al que le sale todo “como el culo”, justamente.
“Mi personaje se llama Torpe, imaginate”, adelantó el intérprete. “Es el gran actor de la compañía pero el primero que se equivoca y el que trata de arreglar las cosas y no puede, de alguna manera es como tomarme el pelo a mi mismo, un actor dramático que en realidad está haciendo un papelón. Como siempre, se trata de reírse de uno mismo, de qué va a hablar uno…”
Para Quiroz, la obra destila “un humor accesible y muy blanco”. Y agregó: “Es como si fueran esas películas de La Pantera Rosa, de Peter Sellers, es un humor blanco y al mismo tiempo muy difícil porque todo nos sale mal y si vos te reís con el público, perdiste. El gran chiste es que el actor que hace todo mal está sufriendo. Todos los actores que hacen todo mal se piensan que son unos grandes actores y son unos tilingos que no entienden nada… Es muy divertida la obra”.
La solidez del texto, que escribió un grupo de dramaturgos ingleses, ya los convenció de poner en marcha otro espectáculo de comedia con el mismo grupo de actores y con la misma pluma. “La obra se llama Chorros, el robo al banco”, adelanta.
– ¿Buena química en el grupo de actores?
– Nos llevamos muy bien, es toda gente que nos conocemos desde hace años, y con otros me encontré en el camino. Por esta obra pasó Daniel Araoz, Florencia Raggi…
– ¿Con qué te sentís más a gusto, con el drama o con la comedia?
– Todo me gusta. Me gusta que haya empatía, que exista el convivio en el teatro, la comunión entre el público y nosotros, en donde todo se convierte en una fiesta y el teatro en su grado más profundo tiene sentido, porque sin ese convivio no existe el hecho teatral. Yo me despego del piso unos centímetros cuando existe esa comunión, digo uff, es como no pensar.
– ¿Y ese estado lo lográs con el humor o sólo con el drama?
– Sí, con el humor, aunque siempre es lo mismo, son las dos caras de una misma cosa, la tragedia y la comedia, los que pueden hacer la gran tragedia son los grandes cómicos y al revés, es como una misma cosa, el tema es hacer empatía en ese punto. Uno puede pensar que es una comedia y nada más y no, tiene una fórmula, un secreto y la gracia del teatro es que se cocina lento, entonces tenés la posibilidad de seguir buscando y encontrando y estoy en eso. Ese proceso me mantiene alerta, vivo, además el teatro es como mi casa, la vida misma. El teatro es una cuestión de fe, si podés confiar, ya está.
– ¿Cuándo advertiste el deseo de ser actor?
– Mirando cine nacional cuando era chico, en la casa de mi abuela mientras hacía los deberes. Ahí dije “Yo quiero hacer eso”. Jugaba a las películas, como director, me veía dirigiendo, todavía aún me veo en lo cinematográfico. Era el cine de Libertad Lamarque, el de Zuly Moreno, el viejo cine, el primer cine, era el que se veía en televisión en la época dorada, después vino el cine francés, el de Torre Nilsson, el de Tita, el de Fabio, eso lo vi más adelante. Y después ese cine más internacional y después empecé a hacer cine y a hacer teatro. El cine y el teatro me ampararon, me cobijaron, se transformaron en escuela. El teatro es parte de mi continente.
– ¿Qué rutinas tenés en Mar del Plata?
– Soy del no plan, llego, ordeno las cosas, y al teatro. Es lo primero que hago. Camino mucho, me gusta ir a playa y comer en la playa, con mi gente, después vuelvo, duermo una siesta. Me gusta mucho hacer ejercicio, caminar y después el mar y el teatro. Cada año te sorprende porque está la noche, los restorantes, las notas, los programas, las comidas con los elencos, con los amigos, pero en general es una vida muy divertida, muy tranquila, siempre estoy muy disponible para que la vida me sorprenda y Mar del Plata es una gran caja de sorpresas.