BELFAST, Irlanda del Norte.- Los astilleros Harland and Wolff de Belfast, donde se construyó el malogrado transatlántico Titanic, presentarán este martes en un juzgado de la capital norirlandesa una solicitud de insolvencia y pasarán a ser gestionados por un administrador externo.
La medida podría provocar el despido de sus 125 trabajadores y el cierre definitivo de esta legendaria empresa, cuyas icónicas grúas amarillas, llamadas “Sansón” y “Goliat”, dominaron la zona portuaria de Belfast durante más de cien años.
La directiva encargó a la firma contable BDO la tarea de gestionar el concurso de acreedores que seguirá a la declaración de bancarrota, que se hará oficial en el Tribunal Superior norirlandés.
Los sindicatos aún creen que se puede salvar a esta histórica empresa y solicitaron al Ejecutivo de Londres que la nacionalice, si bien el ministro británico para Irlanda del Norte, el conservador Julian Smith, ha dicho que esta crisis es un “asunto principalmente comercial”.
Un portavoz de la delegación de Gobierno en la provincia aseguró que Smith “entiende el impacto” que tendrá “esta incertidumbre” sobre los trabajadores y sus familias, pero reiteró que “hará todo lo que pueda” para “asegurar el futuro de este lugar histórico”.
El Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario entre la comunidad protestante norirlandesa, también expresó su solidaridad y ha indicado, por boca de su líder Arlene Foster, que su formación “tiene ideas” para evitar el cierre.
El problema, recuerdan los observadores, es que el Gobierno autónomo de Belfast, de poder compartido, permanece suspendido desde enero de 2017 por la diferencias que mantiene el DUP con el nacionalista Sinn Féin, la principal fuerza entre los católicos.
Las dificultades de Harland and Wolff están relacionadas con la mala situación económica de su propietaria, la noruega Dolphin Drilling, que no ha logrado encontrar a un comprador para deshacerse de su firma norirlandesa.
Estos astilleros dejaron de fabricar barcos hace unas dos décadas, cuando comenzaron a desarrollar proyectos de energía eólica e ingeniería marina, para lo que cuentan con una plantilla de en torno a 125 trabajadores.
No obstante, Harland and Wolff llegó a dar trabajo a más de 30.000 personas en sus años de esplendor, como a principios del siglo pasado, cuando construyó el Titanic para la no menos histórica naviera White Star.
El famoso barco se hundió el 15 de abril de 1912 tras chocar, en su viaje inaugural, con un iceberg al sur de la costa de Terranova en su trayecto hacia Nueva York, causando la muerte de 1.517 personas, si bien la reputación del astillero no sufrió demasiado.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Harland and Wolff fue una de las empresas clave en la construcción de casi 150 buques bélicos para los aliados.
EFE