El niño de 4 años cuyo cadáver fue hallado colgado de un puente de la localidad tucumana de Las Talitas se defendió de su asesino, a quien aparentemente conocía, en un intento por evitar un abuso sexual, según la principal hipótesis que manejan los investigadores del caso, informaron hoy fuentes judiciales.
Tras confirmarse mediante la autopsia que Ulises Benjamín Amaya presentaba heridas de defensa en las manos y en el rostro, los investigadores refuerzan la pista de un crimen cometido en el marco de un ataque sexual, que no se consumó, de acuerdo a las conclusiones forenses.
“Esas heridas se denominan defensivas, es decir que se producen cuando una persona se resiste a ser atacada, por lo que las pesquisas manejan la hipótesis que al niño lo mataron porque impidió la vejación y porque conocía al atacante”, explicó un vocero ligado a la causa.
Si bien en niño “no fue violado”, se esperaban otros informes para determinar “si hubo algún tipo de abuso”, dijo a Télam un vocero judicial, quien confirmó, en base al informe de autopsia, que Benjamín “estaba vivo cuando fue colgado del puente” y “su muerte se produjo por asfixia”.
Durante esta jornada, la justicia tucumana pidió la colaboración de la comunidad para esclarecer el hecho y que los ciudadanos que tengan algo para aportar se acerquen a la Fiscalía de Homicidios, situada en los Tribunales Penales de avenida Sarmiento al 400, o que se comuniquen a los números de teléfonos (381) 4979711 o (381) 153 950045″, informó el fiscal a cargo de la investigación, Alejandro López Isla.
“Nos gustaría que la población pueda colaborar brindando información porque es un caso absolutamente complicado, que se da en el medio de un monte, donde es difícil recabar datos. Si alguien sabe algo o escuchó que se acerque”, agregó el funcionario judicial.
Ayer, con los resultados de la autopsia en sus manos, efectivos de la División Homicidios de la policía tucumana y del Equipo Científico de Investigación Fiscal, recorrieron nuevamente la zona cercana a la escena del crimen, situada en Circunvalación y el Canal Norte, a 500 metros de la casa donde vivía el niño.
La diligencia tuvo como objetivo obtener elementos para identificar a la persona que se cree llevó a engañado al niño al lugar del crimen y que se cree que era un conocido, motivo por el cual no despertó sospechas.
“Los familiares coincidieron que el niño no salía nunca solo de su casa y que era muy sobreprotegido por sus familia”, dijeron las fuentes.
Los mismo voceros aclararon que está prácticamente descartado que el agresor sea un familiar directo, ya que todos estaban en la vivienda cuando el niño desapareció o se encontraban con otras personas que ratificaron dónde estaban.
Por ese motivo, la búsqueda abarca al ámbito vecinal, donde los pesquisas intentan determinar con quiénes el niño tenía una relación de confianza.
Benjamín Amaya desapareció la tarde del jueves de la semana pasada, cuando estaba al cuidado de su abuela. Al no encontrarlo, la mujer comenzó a recorrer el barrio y preguntar por él a los vecinos, aunque con el paso del tiempo y sin tener noticias, radicó una denuncia policial.
De inmediato la policía inició la búsqueda, a la que se sumaron los tíos y los vecinos y de la cual también participó su abuelo, cuando regresó de realizar unos trámites y se enteró de la desaparición.
El hombre contó que cuando llegó a la zona del puente le entregaron a su nieto, al que acababan de descolgar, y que lo trasladaron de inmediato a un Centro de Atención Primaria de Salud cercano, pero ya estaba muerto.
El niño fue inhumado el sábado al mediodía en el Cementerio Municipal de Las Talitas, donde sus familiares y vecinos reclamaron justicia.