El realizador de películas como "8 minutos antes de morir" se refiere a la "oportunidad maravillosa" de la plataforma para tratar "un tema tan oscuro", difícil de llevar al cine tradicional.
Duncan Jones, británico y director de la premiada “En la luna” y de la apocalíptica “Warcraft: El primer encuentro”, acaba de estrenar en y con producción de Netflix su nuevo filme, “Mudo“.
“No quise simplificar o restringir la imagen para que salga en la pantalla chica, creo que no es mi responsabilidad. Prefiero enfocarme en tratar de crear una imagen de cine, algo que respondiera mejor en la gran pantalla y tener fe en que más gente tenga acceso a televisores más grandes, que sean similares a mirarlos en el cine”, dijo Jones en una entrevista.
“Pero sé que un tema tan oscuro era difícil llevarlo a un cine hoy en día, cuando la competencia más importante es para las películas del tipo de Star Wars, Marvel, Pixar, DC o Disney. Es difícil encajar en este mundo, entonces Netflix es una oportunidad maravillosa”, agregó sobre la situación de la industria.
La vida del realizador de “8 minutos antes de morir” fue un ir y venir entre Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, haciendo su propio camino desde abajo con el apellido que figura en su pasaporte y no con el artístico de su padre: David Bowie.
Pocas referencias hay al icono del pop en su filmografía, en entrevistas y hasta en sus redes sociales. Hace poco, luego de la muerte de “Ziggy Stardust”, en Instagram y Twitter dio vida al Bowie Book Club (El club del libro de Bowie) a través del cual sus seguidores comparten comentarios y podcast sobre los 100 libros preferidos del compositor.
“Tengo mucha historia con esa ciudad -Berlín, donde Bowie tuvo su explosión creativa-, cuando mi papá trabajaba ahí en los ’70 yo lo acompañaba. En ese momento era realmente una isla alejada del mundo occidental, rodeado por Alemania del Este y una forma de vida soviética”, sostuvo.
Justamente es en la capital alemana donde está ambientada y fue rodada “Mudo”, aunque si bien sus calles no se reconocen, el ambiente de Guerra Fría se olfatea en el constante ir y venir de soldados estadounidenses, que negocian fechorías con los ciudadanos alemanes.
En medio de todo ello, la novia de Leo, un mozo mudo y amish, desaparece una noche en la metrópolis alemana.
Entre prostíbulos, pedófilos y traficantes de todo tipo de cosas, el bartender comienza un trabajo casi detectivesco para dar con su pareja.
“La película tiene eso que decís, pero creo que trata más de la amistad a pesar de esas situaciones. Es sobre cómo te hacés responsable por los que forman parte de tu vida, de cómo los cuidás”, comentó Jones, ganador de un premio Bafta por “En la luna”.
– ¿Por qué elegiste rodarla en Berlín?
– Cuando cayó el muro, la ciudad cambió tan rápido que se convirtió en este mundo de ciencias, de intercambio de culturas, lleno de inmigrantes y reclamando lo que solían ser los edificios gubernamentales del Este para transformarlos en boliches o lugares por el estilo. Es una ciudad muy dinámica e interesante.
– ¿La percibís oscura? Porque la mayor parte de la película está filmada de noche.
– No lo sé, es una buena pregunta, no tengo una respuesta (risas). Esas ciudades se ven muy bien de noche y creo que el personaje tiene su parte oscura, además de que transita escenas de adultos que sólo tiene sentido si pasan de noche. Creo que hay un buen mix, también se puede ver a la ciudad de día.
– Pareciera una película futurista, pero tiene muchos condimentos del pasado y del presente. Por ejemplo, hoy se discuten los derechos de la mujer, pero este tema pareciera ser retomado con una visión conservadora. ¿Hay como una mezcla de épocas?
– Sí, creo que es una película que está fuera del tiempo en ciertos momentos. No es una película de ciencia ficción como cualquiera haría, es más una película de ciencia ficción de los 70 hecha en 2018. Es extraña, no es realmente de algún tiempo.
– El Ejército estadounidense tiene mucha presencia en la película, tanto como invasores como siendo dueños de todo.
– Cuando era chico, en los ’70, fui a una escuela militar estadounidense en Berlín, durante la Guerra Fría. El ejército estadounidense tenía mucha presencia ya en ese momento, y cuando volví, varias décadas después, me encontré con que hay bases en toda Alemania. Esa presencia no es ciencia ficción, es un hecho histórico, es lo que Berlín es. ¿Quién sabe cuánto más va a durar eso? No veo que las intervenciones en el Medio Oriente terminen pronto, eso no es ciencia ficción, es como veo que el mundo es.
– Si bien “Warcraft…” y “Mudo” son dos películas diferentes, ambas tienen desenlaces que no son clásicos.
– Creo que me gustan los finales complicados (risas). En “Warcraft…”, el final también guía hacia lo que esperamos sea una continuación. De alguna forma, “Mudo” tiene un final más simple, al menos sabemos en qué posición nos encontramos cuando termina, pero, a su vez, también tiene su complicación.
– Sobre el guión, ¿fue complicado armar los diálogos teniendo el cuenta que el personaje principal es mudo?
– Creo que el desafío fue cómo mostrar al personaje siendo un detective, teniendo epifanías, ideas o encontrando pruebas si no puede decir nada. Es sobre lo que es la película, cómo hacerlo de una forma visual.