Argentina baraja dos opciones para el segundo singlista mientras que Croacia podría sorprender con la inclusión de Borna Coric. La palabra de los protagonistas y la velocidad de la cancha, a dos días del cruce por la ensaladera.
por Pablo Amalfitano
Desde Zagreb, Croacia / Especial para LA CAPITAL
“No vamos a saber hasta último momento contra quién juego el viernes”, sentenció Juan Martín Del Potro, la gran esperanza del equipo argentino de tenis que buscará este fin de semana su primera Copa Davis frente a Croacia en el estadio Arena Zagreb, sobre cancha dura, bajo techo y ante 15 mil espectadores.
Conforme pasan los días, las dudas crecen en lugar de disiparse. Quedan dos jornadas para el arranque de la eliminatoria y Del Potro, mentalizado de base para jugar dos singles y eventualmente el doble, aún no sabe con quién se medirá en la primera jornada. “Si Coric está acá es porque puede jugar; si a Karlovic lo fueron a buscar es porque también lo van a utilizar”, aclaró el tandilense en diálogo con LA CAPITAL.
Borna Coric, de 20 años y uno de los créditos más importantes del tenis mundial, fue operado de los meniscos de la rodilla derecha tras las semifinales en las que Croacia venció a Francia por 3-1 en Zadar.
El equipo croata, capitaneado por Zeljko Krajan, decidió llamar en su reemplazo a Ivo Karlovic, de 37 años y distanciado de la Federación de su país.
El gigante de 2,11 metros no jugaba Copa Davis desde 2012, casualmente ante Argentina en Parque Roca. Con 37 años y un ranking considerable (20°), sin embargo, aceptó el llamado de su equipo para disputar la serie.
Por su parte, Coric completó el cuarteto titular gracias a una recuperación récord que enciende las alarmas en el conjunto argentino.
“Nos preparamos nosotros, pensamos en nosotros, pero creo que lo más lógico es que pongan a Karlovic. Ahora, si Coric está en buena forma, entonces es una muy buena opción para ellos también”, adelantó Daniel Orsanic, capitán de la Argentina, quien a su vez sostiene dudas para la formación de su propio equipo.
La sorpresa por parte del conjunto visitante surgió a partir de dos situaciones llamativas. Las declaraciones de Federico Delbonis en el Media Day del lunes lanzaron el primer “dardo”: “Creo que tengo un juego para molestar a Cilic por mi condición de zurdo y mis pelotas pesadas”.
Este martes, además, el azuleño disputó el único partido por puntos de la práctica albiceleste ante el bahiense Guido Pella, que en los papeles corría con la ventaja para salir a jugar el viernes. Sin contar a Leonardo Mayer, claro, que termina de conformar un gran abanico de posibilidades para el segundo singlista.
A las dudas sobre los cruces del viernes no se les suman más que otras incógnitas. ¿Sobre qué tipo de cancha se jugará la final? Los jugadores argentinos esperaban una superficie más rápida. Aun así no es fácil de dominar.
“Todavía estamos en etapa de adaptación. Si bien estamos contentos con la velocidad del juego, que no es tan rápido como creíamos, no está fácil la cancha. No está fácil de jugar porque pica bajo, porque las pelotas parecen un poquito ‘chambas’. Nos vamos a adaptar y el viernes vamos a llegar bien”, dijo Orsanic, cuyo objetivo en los cruces por la ensaladera van más allá de un mero resultado.
¿La Copa Davis es un sueño, un deseo, una obsesión para la Argentina? Para el capitán la competencia más prestigiosa por equipos tiene además otra función: “La Copa Davis es un vehículo para transmitir y generar un sentido de identidad, que estos jugadores sean un buen reflejo para los más chicos, que este respeto que tenemos entre todos se pueda trasladar al deporte en general”.
La mística y la magia que rodean a la Copa Davis sirven como un vehículo gracias a su difusión y su alcance, sin ninguna duda, pero este fin de semana en particular también puede llegar a oficiar de puerta para la Argentina, un equipo que, aun con más interrogantes que certezas, buscará por enésima vez cruzar el umbral hacia la gloria.