El temor gana espacio entre quienes podrían estar siendo escuchados que se preguntan ¿Quién escucha? y ¿Con que intenciones lo hace? Los diputados Rodolfo Iriart y Javier Faroni estarían entre los ‘escuchados’.
LA PLATA (Corresponsalía)
Los rumores fueron ganado terreno durante la semana en los pasillos de la Cámara baja bonaerense, hasta que finalmente se transformaron en preocupación y eso derivó en lo que en la jornada de ayer sería la presentación de una Solicitud de Informes al Poder Ejecutivo, para echar luz sobre las posibles escuchas telefónicas a las autoridades y miembros de ese cuerpo legislativo.
El proyecto, que se había materializado en el expediente D-2814/16-17, sería presentado “sobre tablas” en la sesión de ayer, para poder ser tratado y así empezar a buscar una explicación a esta intrusión a la intimidad de quienes componen ese cuerpo, ya que la información decía que 60 diputados, una veintena de intendentes y 18 ex legisladores estaban siendo víctimas de escuchas ilegales. Pero nada de eso ocurrió.
Momentos antes de que los diputados acudan ante el llamado de la chicharra a ocupar sus bancas en el recinto de avenida 53, se decidió en una reunión que quizás no fuera la decisión más sabia la de exponer el tema de esa forma y, por lo tanto, en un encuentro posterior –que quizás sea la semana venidera- se seguirán evaluando las posibles soluciones.
El temor de quienes se supone tienen intervenidas sus comunicaciones (no solamente podrían ser escuchadas sus teléfonos, sino también interceptarse los mails que sean abiertos desde los dispositivos electrónicos de comunicación, así como los mensajes de texto y whatsapp que desde ellos se envíen o reciban) no los deja expresarse libremente ni frente a sus pares y mucho menos frente a la prensa. Las preguntas que torturan a los supuestos ‘escuchados’ es ¿Quién los escucha? y ¿Con que intenciones lo hacen?
Según los comentarios que hoy invaden los pasillos de la legislatura, tendrían intervenidos sus teléfonos las autoridades de la Cámara y los presidentes de las Comisiones, a los que se sumarían algunos diputados de peso dentro del cuerpo legislativo.
En base a esa presunción, podrían haber sido pinchados los teléfonos del Presidente de la Cámara baja, Jorge Luis Sarghini, y los vicepresidentes, Manuel Mosca, Marcelo Feliú, Leonardo Santiago y Patricia Cubría. También los secretarios Eduardo Cernegul, Gerardo Otero y Andrea Gerardi. Además estarían siendo escuchados el presidente del bloque Cambiemos, Jorge Luis Silvestre; el presidente del bloque del Frente Renovador, Juan José Amondarain; el presidente del bloque del FPV, Walter Abarca; la presidente del bloque Peronismo para la Victoria, Graciela Nora Rego; el presidente del bloque del GEN, Marcelo Eduardo Díaz; el presidente del bloque Justicialismo Bonaerense, Mario Pablo Giacobbe; y los representantes del Frente de Izquierda y Trabajador y el Peronismo Bonaerense, Guillermo Kane Cáceres y Mónica López, ambos en unibloque.
También estarían siendo monitoreadas las llamadas de aquellos que presiden las Comisiones: Ricardo Lissalde, María del Huerto Ratto, Santiago Andrés Nardelli, Karina Nazabal, Javier Horacio Faroni, Juan José Mussi, Juan Francisco Andreotti, Fabio Gustavo Britos, José Ignacio Rossi, Juan Daniel Cocino, Marisol Merquel, Evangelina Elizabeth Ramírez, Miguel Ángel José Funes, Jorge Omar Mancini, Diego Alejandro Rovella, Eduardo Marcelo Torres, Lucía Portos, Héctor Andrés Quinteros, Guillermo Ricardo Castello, Gabriel Fernando Godoy, Rocío Soledad Giaccone, María Elena Torresi, María Marta Corrado, César Ángel Torres, Verónica Mabel Barbieri, Marcelo Daletto, Mauricio Gabriel Barrientos, Carlos Alberto Acuña, Javier Carlos Mignaquy, Pablo Humberto Garate, Sandra Silvina París, María Alejandra Lorden, Orlando Yans, Víctor Daniel Monfasani, Alicia Sánchez, Julio Rubén Ledesma, Sergio Martín Domínguez Yelpo y Rodolfo Marcelo Di Pasquale.
A ellos se sumarían los diputados Andrés Quinteros, Rodolfo Iriart y Alicia Sánchez y el Renovador Rubén Eslaiman.
Tampoco sería descabellado, pensar que en la misma situación pudieran encontrarse los pares del Senado, lo que elevaría el número de víctimas de este posible delito y aumentaría la histeria colectiva que hoy se apodera del recinto.
El tiempo dirá de qué forma buscarán combatir este temor quienes hoy creen estar siendo víctimas de una intrusión a su intimidad y que, ante el desconocimiento del rival a quien pueden estar enfrentando, prefirieron realizar una movida más defensiva, que les permita un mejor estudio del mismo, para así poder avanzar con un contraataque mucho más efectivo.