Los padres de Nicolás Vergara, una de las víctimas, pidieron justicia por la muerte de su hijo y la de Ezequiel Contreras. Reclamaron para que Ignacio Serra fuera condenado a prisión perpetua. "Creemos en la Justicia, las pruebas son contundentes", expresaron.
“Este asesino no le dejó cumplir los sueños a mi hijo“, expresaron los familiares de Nicolás Vergara, una de las dos víctimas del doble crimen en el barrio San Eduardo, durante la segunda audiencia del juicio por jurados que se realiza contra Ignacio Serra, quien podría ser condenado a prisión perpetua.
José Vergara llega a Tribunales acompañado de su esposa, ambos visten una remera con una foto con la cara de su hijo con la leyenda “Justicia x Nico”. Van hasta el primer piso, donde se realizan las audiencias del juicio por jurados por el asesinato de su hijo, Nicolás Vergara, y Ezequiel Contreras, y abrazan a testigos que pronto declararán. El dolor no solo lo llevan en la remera, es una carga, un peso casi palpable que se les nota en los ojos, en la voces que parecen suspendidas en el tiempo desde ese 2 de agosto de 2021.
“A mi hijo me lo arrebataron traicioneramente, me lo mataron por la espalda, al igual que a su patrón. Fue un sicario, alguien preparado para matar”, expresó José Vergara en diálogo con LA CAPITAL antes de ingresar a la audiencia y agregó: “Esta carga emocional la soportamos hace casi tres años. A nadie le deseo perder un hijo de esta manera”.
José Vergara es mecánico, al igual que lo era su hijo Nicolás, quien era técnico mecánico en motos pero trabajaba de albañil para Ezequiel Contreras. “Mi hijo era una persona excelente, ayer uno de los policías declaró que Nico, cuando un patrullero no andaba o algo, él se disponía a arreglarlo. Nosotros nos comedimos gratuitamente a mantener los vehículos para que pudieran patrullar”, contó.
“Mi hijo tenía 27 años, le gustaba jugar al fútbol, era amantes de las motos y no le dejaron cumplir sus sueños: él se estaba organizando para hacerse su casa, quería formar una familia y no lo dejaron. Este asesino no lo dejó cumplir sus sueños”, dijo José Vergara.
El padre de una de las víctima dijo creer en la Justicia y en las pruebas, a las que consideró “contundentes” y también resaltó la labor del fiscal Leandro Arévalo y de su abogado querellante, Pablo Romano. “Estamos expectantes y soportando la embestida de esta carga emocional que no es fácil de llevar para un padre y una madre. Pero estamos de pie”, aseguró.
José Vergara si bien cree en la Justicia, cuestionó la decisión de haberle otorgado prisión domiciliaria a Ignacio Serra, quien de ser condenado podría recibir pena de prisión perpetua. “No se entiende cómo le han dado tanto lugar a una persona así. Con Serra en libertad han puesto en riesgo a nuestra familia, esta persona está preparada y entrenada para matar”, criticó el hombre.
“Ahora están buscando impunidad con coartadas infantiles que no tienen sustento, las pruebas son contundentes y pedimos justicia por mi hijo”, remarcó José Vergara.
Un lunes sangriento
José Vergara recordó entre lágrimas el último momento en que estuvo con su hijo Nicolás. Ese fatídico lunes 2 de agosto de 2021 habían estado juntos a la mañana, mientras esperaban que Ezequiel Contreras pasara a buscar al joven para pagarle el sueldo. “Mi hijo ya no quería trabajar con él, le pagaba poco y el trabajo era muy duro: se levantaban a las 6 de la mañana y terminaban a las 10 de la noche, proyectando, haciendo planos. Mi hijo no era albañil, era técnico mecánico en motos”, agregó.
Ese día, cerca de las 11 de la mañana, Nicolás Vergara salió con el termo y el mato en las manos y dijo: “Pá, en un rato vuelvo que tengo que ir con mamá a la veterinaria”. Esas serían las últimas palabras que José escucharía de su hijo, la última imagen que tendría.
A la hora y media un amigo de la familia Vergara, veterano de Malvinas, fue hasta la casa y le dijo a José que fuera rápida, que lo habían baleado a Ezequiel. Vergara instintivamente pensó en su hijo, en Nicolás que había ido con su jefe y que estaba con él. El hombre agarró la camioneta y fue hasta la calle 841, entre 0 y 2.
Al llegar, un policía le dijo: “Ahí está Ezequiel tirado”. José Vergara, casi sin poder respirar y con un nudo en el pecho, caminó lentamente mientras miraba una escena que era de espantó y al acercarse vio que el cuerpo que estaba tirado no era el de Ezequiel, era el de Nicolás, su hijo.
“Mi hijo estaba tirado sin vida, es una cosa inexplicable: lo mató a sangre fría, por la espalda, no le tiró un tiro, le disparó 17 balazos. A Contreras le voló la cabeza, lo desintegró. A mi hijo le pegó en las dos piernas, en el hombro, en el cuello y el tiro de gracia fue por la espalda. Es una hiena, es una persona que no merece ser alumbrada por la luz del sol”, dijo entre lágrimas José Vergara.
“Mi hijo agradecía al sol el amanecer y al atardecer. Era puro amor y se brindaba pleno a las personas”, recordó una vez el hombre, antes de ingresar a la audiencia del Tribunal N° 3 en la que se juzga al hombre acusado de haber asesinado a su hijo, Nicolás Vergara, y a Ezequiel Contreras.