Arte y Espectáculos

Divididos: noche de aplanadora total en el Polideportivo

A pesar del frío extremo de afuera, el rock elevó la temperatura de la noche con otro recital para el recuerdo. No faltaron clásicos como "El 38", "Ala delta", "Spaghetti del rock" y "Para mil".

Con una fidelidad inalterable a través del tiempo, público y músicos vivieron otra comunión artística que se movió al ritmo de verdaderos himnos. Así, la banda Divididos hizo vibrar anoche el Estadio Polideportivo “Islas Malvinas” de Mar del Plata, una cita a puro rock.

El power trío de Ricardo Mollo, Catriel Ciavarella y Diego Arnedo entregó aquello que mejor sabe hacer: una música que viene acompañando desde hace tiempo su sendero y el de quienes pusieron sus gargantas para corear cada verso de sus inoxidables composiciones.

Tras abrir con “Paisano”, la “máquina musical” desplegó más de veinte canciones en una jornada dominada, afuera, por el frío invernal extremo. Sin embargo, adentro del estadio sobró temperatura.

La banda apabulló con “Sábado”, “El 38” para delirio de muchos, “Haciendo cosas”, “Tanto anteojo” y “Casi estatua”. No faltaron los clásicos, “Spaghetti del rock”, “Para mil”, “El arriero”, “Salir a comprar”, “Cielito lindo” y otras. El cierre fue con la bellísima “Ala delta”.



Vienen de celebrar, en mayo del año pasado, sus 35 años de carrera en un estadio de Vélez colmado. Pero para ratificar que no solo viven de historia, la banda está a punto de conmover con otro disco que llegará el año que viene, tras quince años sin estrenar material de estudio, a excepción del sencillo “San Saltarín”.

Mollo anticipó que el disco va a salir, además de digital, “en vinilo, CD y casete”, con la intención de “reivindicar las cosas que nos gustan”. Y agregó: “Me cuesta escuchar (música) en el teléfono. Todos se emocionan cuando les decimos que va a salir en vinilo, en casete, son formatos que te tocan una parte de la adolescencia”, entendió.

Fuera de temporada, en invierno y dirigido para los marplatenses amantes de su música, Divididos apabulló y volvió a sanar.

Fotos: Mauricio Arduin | LA CAPITAL.

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