Fue un imán para multitudes. Cantó con Pimpinela, condujo la recordada "La noche del Diez", Kusturica le hizo un documental y hasta apareció en "El sabor de la cereza".
Qué duda cabe, a esta altura de la historia: Diego y su leyenda trascendieron los límites de una cancha. Imán para multitudes y para audiencias de todo el mundo, dejó tentarse por el mundo brillante del espectáculo, sacudido por un temple que encontraba afinidad en las luces de los sets y que se regodeaba con el aplauso y la ovación.
Claro, tenía entrenamiento: también el fútbol es un espectáculo que lo expuso como personaje, como protagonista y hasta como héroe de los postergados.
En el Hermitage, junto a Moria y Susana.
Cantó, condujo un programa de televisión con altos picos de rating, participó en cientos de ciclos televisivos, fue eje de varios documentales y hasta de una biopic que aún no se estrenó y participó -aunque indirectamente- de una película del cineasta de culto iraní Abbas Kiarostami, “El sabor de la cereza”.
Los veranos marplatenses de las décadas del ’70, ’80 y ’90 lo tuvieron cerca de la farándula. No dudó posar junto a Susana Giménez y Moria Casán, las vedette de entonces, bailó con Ricky Maravilla en la playa, en el ciclo de Juan Alberto Mateyko y hasta se hizo tiempo para visitar Apand (Asociación Pro Ayuda a la Niñez Desamaparada), por citar algunas de las participaciones más recordadas.
En la época de “Querida amiga”.
Acaso la intervención más trascendente haya sido la que tuvo en “La noche del Diez”, que emitió Canal 13 durante 2005. Secundado por el también futbolista Sergio Goycochea, debutaba en la conducción con la seguridad propia de los carismáticos.
Por ese ciclo pasaron invitados nacionales e internacionales, al tiempo que cada segmento estaba acompañado por anécdotas personales que enriquecían el envío.
Allí, se dio el gusto de entrevistar a Pelé, su gran rival mediático, a Roberto Gómez Bolaños (actor del El Chavo del 8), a la reina de la TV italiana y amiga personal Raffaella Carrá, entre otras figuras del deporte y del espectáculo nacional y del exterior.
Entre las abundantes auto-referencias a la historia y la trayectoria del conductor/homenajeado, hubo un montaje por el cual Maradona entrevistó a Maradona y le preguntó qué le diría a él mismo en su funeral.
Emir Kusturica y Diego Maradona.
“Gracias por haber jugado al fútbol porque es el deporte que me dio más alegrías, más libertades, como tocar el cielo con las manos. Gracias a la pelota. Pondría en la lápida: gracias a la pelota”, indicó entonces.
En la segunda pregunta sobre la temática, se interrogó “¿Qué te gustaría que te diga Claudia en esa despedida?” y eligió la frase “aunque estés muerto te sigo amando”.
En el programa se lo veía espléndido: sin escándalos, físicamente a la altura del showman, empático para conectar con sus invitados y dejar de lado, por un rato al menos, el halo de endiosamiento que lo rodeó siempre.
Nueve años más tarde y en el marco de la disputa del Mundial de Fútbol 2014 que se disputó en Brasil, el por entonces entrenador se unió al periodista, relator y conductor uruguayo Víctor Hugo Morales para hacer “De zurda”, un espacio dedicado a analizar la competición en curso que se emitió en duplex por la Televisión Pública y Telesur. Entonces, el que se veía era un Diego más ideologizado.
En La noche del Diez, con Sabina y Carly García.
Otro que cayó seducido por el genio de la pelota fue el director serbio Emir Kusturica, autor de “Maradona por Kusturica”, un documental estrenado en 2008 en el que intenta explicar lo que representa Diego para el mundo. Ambos habían trabado amistad en Mar del Plata, durante la Cumbre de las Américas: fueron parte de llamado “Tren del Alba”.
La música no lo dejó de lado. En 1986 con un Diego en su momento de mayor plenitud tras consagrarse en el Mundial del Fútbol de México, se dio el lujazo de cantar junto al dúo Pimpinela. “Querida amiga” fue la canción que aparece compilada en el disco “El duende azul” y que entonaron los tres: Lucía, Joaquín y Diego.
Mucho tiempo después, además de confirmar un romance con el futbolista, Lucía contó detalles de aquel episodio: “Nosotros le hicimos (la canción) a modo de regalo, como un homenaje a Doña Tota. El la escuchó y tuvo un gran gesto, porque nos dijo que le encantaba pero que quería que la grabáramos juntos y que todo lo que se recaudara se le donara a Unicef, para ayudar a los chicos“. Generoso, nunca se olvidó de los más humildes.
Podés ver acá el último programa de “La noche del Diez”:
Como perlita, en una vida que pareciera haber estado todo el tiempo bajo la exposición pública, el futbolista también aparece en una de las películas de autor más celebradas -y acaso más incomprendidas-. Aunque, hay que aclararlo, su participación es indirecta. En el interior de una casucha en el medio del desierto, aparece a lo lejos un póster de Maradona en 1986, con la camiseta de la selección Argentina.
Entonces se entiende: esa es una prueba más de que nuestro Diego generaba devoción aún entre los representantes del exclusivo club del cine de autor.
También había enamorado a todas las audiencias.