LA CAPITAL le hizo una sesión fotográfica a la joven pareja, a principios de 1981, en el balneario de Atlántida, Uruguay. Besos, abrazos, paseos de la mano y almuerzo familiar.
Por Juan Miguel Alvarez
El registro que hay sobre la vida de Diego Maradona es infinito. Periodistas, fotógrafos y camarógrafos siguieron permanentemente al crack del fútbol mundial dentro y fuera de la cancha. Por eso, todavía hoy aparecen con frecuencia imágenes inéditas.
No hay video de su primer gol en Primera División, aquel 14 de noviembre de 1976 en el estadio General San Martín de Mar del Plata (hizo los últimos dos del 5-2 ante San Lorenzo de esta ciudad), pero los reporteros gráficos de LA CAPITAL, Ismael Dauod y Néstor Alfonso, hicieron justicia con semejante acontecimiento, merced a la notable precisión -igual a la del pie zurdo de Diego- para gatillar en el momento oportuno, desde atrás del arco de Lucangioli.
El propio Alfonso, jefe de Fotografía del diario, formó parte del equipo de enviados especiales -que integraron también los periodistas Segundo Cheppi y Julio Macías y el chófer Alberto Di Martino– que se encargó de la cobertura del Mundialito de Uruguay, disputado entre el 30 de diciembre de 1980 y el 10 de enero de 1981.
Allí jugó la Selección Argentina, ya liderada por Maradona, junto a otros cuatro campeones del mundo y un subcampeón invitado. El conjunto dirigido por César Luis Menotti compartió grupo con Brasil y Alemania Federal, mientras que el otro triangular lo conformaron Uruguay, Italia y Holanda.
El primero de cada zona se ganaba el derecho de disputar la final en el estadio Centenario. Argentina derrotó 2-1 a Alemania Federal el 1 de enero y tres días más tarde igualó 1-1 con Brasil, con un buen partido del “10”, autor del gol.
La continuidad de la selección albiceleste en el torneo dependía entonces del resultado de Brasil-Alemania Federal, pautado para el 7 de enero. A la espera del desenlace, Menotti decidió darle el día libre al plantel el martes 6. Y algunos jugadores aprovecharon para viajar a Atlántida, una pequeña ciudad ubicada sobre las costas del Río de la Plata, a 44 kilómetros de la capital uruguaya.
Ese balneario había sido años antes escondite de un amor clandestino de Pablo Neruda con Matilde Urrutia. A diferencia del poeta chileno, el genio de 20 años no tenía intenciones de ocultar sus sentimientos por Claudia (18). Los jóvenes viajaron junto al representante Jorge Cyterszpiler, familiares y amigos.
Por supuesto, entre ellos estaba “Don Diego”, quien había conocido el mar en ese mismo lugar dos años antes (como reveló el periodista Guillermo Blanco), cuando su hijo jugó el Sudamericano 1979 de la categoría Sub 20, clasificatorio al Mundial de Japón que consagró a Maradona y la Selección Argentina. También se encontraban Salvadora (abuela materna de Diego), Adrián Domenech (compañero en Argentinos y amigo), “Pochi” (suegra), “Coco” (sueño) y “Quique” Tebele (empleado de Maradona Producciones), entre otros.
“El ‘Pibe de Oro’ y su novia, en las playas uruguayas”, fue el título que acompañó la única foto publicada en la edición del día posterior del diario LA CAPITAL, con los protagonistas tomados de la mano. “Diego y Claudia, felices”, fue la descripción en la volanta de la nota.
La pareja almorzó en familia, bajó las escaleras que separaban al restaurante de la arena y apenas atinó a mojarse los pies en la orilla, por la baja temperatura del agua de Atlántida, de color marrón-verdoso, ya que allí es donde el Río de la Plata se convierte en mar. Y ante el pedido de Néstor Alfonso, los enamorados se prestaron a una sesión fotográfica romántica.
Al día siguiente, Brasil derrotó 4-1 a Alemania y quedó primero del grupo por diferencia de gol. Por eso, Argentina no pudo disputar el último partido del Mundialito, que finalmente tuvo como campeón al seleccionado local. Diego no se fue contento por el resultado, pero igual se llevó momentos imborrables, como la visita familiar a la pintoresca ciudad uruguaya.
Las imágenes de aquella tarde, rescatadas de los negativos fotográficos del archivo de LA CAPITAL: