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“Dibu” Martínez, el arquero que llegó al corazón de la gente

La conexión especial del arquero de la Selección con el hincha argentino.

Por Juan Miguel Alvarez

Pocas veces se vio en Mar del Plata una demostración masiva de amor semejante. La ciudad se rindió a los pies de “Dibu” Martínez, el arquero que con actuaciones heroicas conquistó la Copa del Mundo con la Selección Argentina de fútbol.

Es indudable que el marplatense genera devoción en la gente. Aquí, donde creció, y en cada punto del país. Este jueves fueron muchos los que se trasladaron desde Tandil, Balcarce, Necochea, Miramar y otras ciudades para ser parte de una jornada histórica en el Arena Fest del Paseo Hermitage.

Más sorprendente es el fenómeno si se tiene en cuenta que hace dos años Emiliano Martínez era un desconocido para la mayoría. Podía caminar por la costa, hacer compras en el centro o recorrer el puerto con tranquilidad durante sus vacaciones en la ciudad. Hoy, en cambio, a cada paso recibe un pedido de foto, abrazo o algún mensaje de aliento y agradecimiento. Todos desean verlo y llevarse algún recuerdo.

La conexión con la gente fue instantánea. Un amor casi a primera vista. Se gestó el 6 de julio de 2021, cuando tapó tres penales en la serie de cinco en las semifinales de la Copa América ante Colombia y dejó grabada para siempre la frase “Mirá que te como, hermano”. La coronación en el Maracaná, con valla invicta ante Brasil, agigantó su figura.

En un mes se convirtió en uno de los jugadores más queridos de la Selección Argentina. Quedó demostrado en el “aplausómetro” de cada presentación posterior con la celeste y blanca.

Siempre fue ovacionado. Y muy admirado por los niños. En las plazas la camiseta número 23 en la espalda con la leyenda Martínez se entremezcló con la siempre dominante “10” de Messi. “El Diiiiibu” fue el grito unánime ante cada atajada.

El arquero se sintió cómodo en ese lugar. Interactuó mucho con la gente por las redes y tuvo pequeños gestos que lo distinguieron. Y si la Selección le dio popularidad, ser campeón mundial lo llevó a otra dimensión. Más teniendo en cuenta cómo se dio la consagración.

El marplatense no fue un integrante más del plantel conducido por Lionel Scaloni. Tuvo protagonismo central en Qatar 2022, como dos años antes en la Copa América. Por su tapada en octavos ante Australia. Por los dos penales que contuvo en semifinales ante Países Bajos y el que sacó en la final del Mundial frente a Francia. Y porque antes de la definición concretó la atajada más determinante de la historia de la Selección ante Kolo Muani, a los 123 minutos de juego del infartante partido en el estadio Lusail.

Más allá de esas apariciones heroicas, volvió a hacer de las suyas: le habló a los ejecutantes rivales, le tiró la pelota lejos a Tchouameni y bailó para celebrar su remate desviado. Generó una atmósfera de confianza que ayudó a los suyos y condicionó a los rivales.

“Tenemos corazón y pasión. Jugamos por 45 millones”, dijo tras el triunfo con Países Bajos. Siempre se mostró cercano a la gente. Muy humano. Lejos estuvo de asumir una postura de estrella.

Pese a que vive hace más de una década en Europa, “Dibu” es más argentino que el asado. Tiene la esencia de aquel pibe del barrio El Jardín. Juega la final del mundo como en aquellos “picados” en la plaza de Sicilia del barrio Colinas de Peralta Ramos. Es carismático, pasional, provocador, impulsivo, espontáneo. Genera amor. Y también odio. Así como muchos festejan sus actitudes, otros las critican. Pero él se muestra tal como es. El superhéroe de millones. El villano de otros tantos. En tal caso, es nuestro villano favorito.

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