En los últimos años se multiplicaron los tratamientos farmacológicos y hay rehabilitaciones psicológicas y alternativas, como hacer yoga y bailar tango. La importancia de prestar atención a los síntomas que duran más de 24 horas.
Por Florencia Vaveluk
La esclerosis múltiple, una enfermedad neurodegenerativa que es la primera causa de discapacidad no traumática entre los 18 y 35 años, tiene “mejor pronóstico a futuro cuanto más precoz sea el diagnóstico”, y por este motivo hay que “estar atentos a los síntomas que se presentan por un intervalo de más de 24 horas“, señalaron especialistas a Télam.
Con motivo del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, que se conmemora este lunes, especialistas y asociaciones buscan visibilizar esta enfermedad que “presenta síntomas muy variados e incluso puede ser asintomática, ya que afecta al sistema nervioso central de manera crónica y degenerativa”, explicó Johana Bauer, psicóloga y responsable del Área de Salud Mental de la asociación Esclerosis Múltiple Argentina (EMA).
La esclerosis múltiple, que afecta a por lo menos 17.000 personas en la Argentina, es la primera causa de discapacidad no traumática más común entre los 18 y 35 años, consignaron desde EMA.
A su vez, se considera una enfermedad autinmune ya que el sistema inmunológico no reconoce la mielina -un material graso que protege y rodea las células nerviosas- como propia, y en consecuencia, la lesiona, afectando los impulsos nerviosos.
Entre los síntomas más habituales de esta enfermedad, se encuentra la debilidad muscular, alteraciones de la vista, sensación de hormigueo, picazón o entumecimiento, problemas de memoria y pensamiento, fatiga y falta de coordinación y equilibrio.
“Esto aparece de golpe y es importante registrar que es algo que aparece y se sostiene por un intervalo de al menos 24 horas”, destacó Bauer.
También puede suceder que el síntoma aparece, se sostiene más de 24 horas y luego desaparece: “Puede pasar que estuve con visión doble y como justo estuve estresado se lo atribuyo a eso, y el síntoma desaparece hasta que vuelve a haber otra manifestación”, ejemplificó la especialista.
No obstante, agregó, “la seguidilla de estas manifestaciones desgasta al organismo y ahí empieza la discapacidad”.
La forma más habitual en que se presenta la enfermedad es “a brotes y remisiones“, junto con las formas “primera progresiva y secundaria progresiva”, que hasta el 2019 no tenían ningún tratamiento disponible, explicó Bauer.
A pesar de que afecta a “principalmente a mujeres entre los 20 y 40 años“, la psicóloga destacó que en la actualidad “hay tratamientos para frenar la enfermedad y tener calidad de vida”. Y enfatizó: “Podés ser mamá y papá y planificar una familia”.
Según datos de 2020 confeccionados por la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple (MSIF), 1 de cada 3.000 personas en el mundo conviven con esta enfermedad, cifra que puede elevarse a 1 de cada 300 en los países con mayor prevalencia.
“Antes te daban el diagnóstico y se terminaba todo -señaló Bauer-. Hoy, por suerte, para las personas que reciben el diagnóstico el escenario es diferente. Hay rehabilitación psicológica y alternativas, como hacer yoga y bailar tango que sabemos que hacen muy bien“.
A su vez, si bien hay tratamientos farmacológicos que actúan sobre la esclerosis múltiple, “es fundamental la rehabilitación y búsqueda del bienestar”, remarcó.
En tanto, si bien el porcentaje muestra que por cada tres mujeres que padecen la enfermedad se presenta en un hombre, “con el avance de la edad (mayores de 45-50 años) la relación se equipara y es igual en hombres y mujeres”, aseveró Jorge Correale, médico neurólogo y jefe de Neuroinmunología y Enfermedades Desmielinizantes de la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (Fleni).
“No hay un test específico para el diagnóstico de esclerosis múltiple, como la medición de azúcar en los diabéticos”, sino lo que deben hacer los profesionales es “armar un rompecabezas”, donde se colocan los síntomas que refiere el paciente, tanto presentes como pasados, señaló el neurólogo.
Frente a esto, los médicos pueden solicitar estudios de resonancia magnética, punción lumbar y de laboratorio para excluir otras causas que se puedan confundir con esta enfermedad.
“De la evaluación de todos estos datos surge el diagnóstico. Cuanto más rápido y precoz es el diagnóstico y tratamiento, mejor es el pronóstico futuro. En ocasiones puede demorar un tiempo no deseado pero dado que el tratamiento es crónico de por vida, es preferible tomarse el tiempo necesario para estar seguros”, explicó Correale.
A su vez, se denomina una enfermedad autoinmune debido a que provoca “autoagresión del organismo, donde existe una predisposición genética -no es una enfermedad hereditaria- y la conjunción de ciertos factores ambientales predispone a la enfermedad”.
Entre los factores conocidos hasta el momento que pueden conjugarse con la predisposición genética, se encuentra la infección en la infancia por el virus de la mononucleosis infecciosa, el déficit de vitamina D, el tabaquismo y la obesidad en la adolescencia.
En cuanto al tratamiento, “recorre cuatro caminos paralelos no excluyentes“: el tratamiento sintomático -que trata el dolor, la rigidez, la depresión y la fatiga-, el tratamiento de prevención, el tratamiento de los episodios agudos, -cuando se presentan- y en los pacientes que lo requieran, la rehabilitación motora o neurocognitiva.
“Somos optimistas en el futuro -sostuvo Correa-. Durante 125 años no tuvimos ningún fármaco y en los últimos 30 años se desarrollaron 18 nuevos fármacos para el tratamiento de la enfermedad”.
Por último, el especialista concluyó en que “lo importante es un diagnóstico y un tratamiento temprano para evitar la discapacidad y poder mantener una buena calidad de vida”.