Diego Scarpellino, autor de “Barranca Sanchez, Florencio abajo”: una obra de teatro independiente del interior de la provincia de Buenos Aires que llega al Auditorium.
El Grupo Teatral Independiente Trac llega a Mar del Plata con su elogiada obra “Barranca Sánchez, Florencio abajo” que se presentará hasta este domingo a las 22.30 en la sala Roberto J. Payró del Teatro Auditorium.
La obra está protagonizada por Elena Boggan, Mario Clavin, Pablo Durán, Lucía Cantero, Andrea Fassio, Lucía Fracchia, Gina Tosiani bajo la dirección de Diego Scarpellino.
Escrita por el mismo Scarpellino, narra la historia de los personajes que vagan por la pampa infinita durante más de cien años, buscando el misterio argentino. Así, esta puesta que ya realizó más de cuarenta funciones por el interior de la provincia, hace su paso por la esta ciudad a través del programa Escena Bonaerense que produce el Instituto Cultural.
El autor se refirió a la propuesta que toma como eje la obra de Florencio Sanchez para narrar, en cierta forma, la caída en desgracia de la clase gaucha a fines del siglo XIX.
Al respecto indicó que “se retoma el texto de Florencio Sánchez bajo la lógica de que detrás de toda tragedia hay una comedia, bajo la forma de la repetición”.
“Entonces -continuó- a partir del concepto de repetición es que se entronca con la problemática de la historia argentina. La obra transita esa parte de la historia como atrapada en un constante dejá vu”.
Asimismo, Scarpellino indicó que la obra “lleva varios años girando, transitando escenarios en tono de comedia pero sin esquivarle a los puntos sensibles de nuestra historia”.
El grupo Teatral Trac tiene 25 años de trayectoria, siendo uno de ellos referentes teatrales del centro oeste de la provincia de Buenos Aires.
Sacrpellino es dramaturgo, docente y director teatral. En esta singular propuesta teatral, los personajes vagan por la pampa infinita arrastrando un carromato y con unos cuantos trastos. Llevan más de cien años buscando a Sánchez y a “Barranca Abajo”. ¿Quiénes son? Ya no lo saben. Tantos años intentando y fallando que ya es imposible saber quién es quién, ya no es posible distinguir entre actores y personajes. Buscan a Florencio y a “Barranca Abajo” para “descular el misterio argentino”. Cada tanto, encuentran a un nuevo viejo Zoilo, lo atrapan, “lo manosean, le sacan el campo, la tierra, las vaquitas y majadas” y lo dejan al filo del suicidio, soga en mano, para ir en búsqueda de otro Zoilo y así repetir una y otra vez la tragedia argentina.
A fuerza de padecer la incertidumbre, han construido una máquina: La Máquina Sánchez, para tratar de comunicarse con Florencio. Pero Sánchez es esquivo, no es claro. O no hay señal, o el autor prefiere permanecer en silencio, o peor que el silencio, hablar en código. Quizá enojado porque los actores le “exageran la gauchesca” o “le parodian el melodrama”, o porque no se le respeta la distancia crítica del realismo, ni siquiera les habilita la totalidad del libreto.