CIUDAD DEL VATICANO.- El arzobispo de Chicago, Blase Cupich, presentó este viernes en el Vaticano una serie de propuestas para mejorar la “rendición de cuentas” de los sacerdotes acusados de abusos sexuales, entre ellas la posiblidad de establecer líneas telefónicas gratuitas y páginas web “para recibir y transmitir las acusaciones”.
“Todos los mecanismos para reportar acusaciones de abuso o mal manejo de casos de abuso contra un obispo deben ser transparentes y bien conocidos por los fieles”, reclamó Cupich al hablar en el segundo día de trabajo de la cumbre antiabusos convocada por el papa Francisco en el Vaticano, que se desarrolla hasta el próximo domingo.
El cardenal estadounidense incluyó entre sus propuestas el “establecimiento de mecanismos independientes de información en forma de una línea telefónica específica o un servicio de portal web para recibir y transmitir las acusaciones”.
Siguiendo el pedido de esta semana del arzobispo de Malta, Charles Scicluna, para cambiar la cultura del silencio que arrastra la Iglesia en estos casos, Cupich aseveró que “la denuncia de un delito no debe verse obstaculizada por el secreto oficial o por normas de confidencialidad”.
“Tristemente, mucha de nuestra gente, no solo los abusados o los padres de los abusados, sino también los fieles en general se preguntan si nosotros, los líderes de la Iglesia, comprendemos plenamente esta realidad, particularmente cuando ven que se da poco cuidado a los niños abusados, o peor aún, cuando se encubre para proteger al abusador o a la institución”, expresó Cupich en su discurso.
Continuando con el tono de autocrítica que impregnó la primera jornada, Cupich planteó hoy que la crisis de abusos “es la fuente de la creciente desconfianza en nuestro liderazgo, sin mencionar la indignación de nuestro pueblo”.
“La primera orientación es una postura perpetua de escucha radical para comprender la experiencia aniquiladora de aquellos que han sido abusados sexualmente por el clero”, propuso.
Parafraseando el motu propio del papa Francisco de 2016 en el que endurece las sanciones canónicas a encubridores, Cupich agreó que “la Iglesia, como madre amorosa, debe abrirse continuamente a la realidad desgarradora de los niños cuyas heridas nunca sanarán”.
“Nuestra escucha debe ser activa, buscando a quienes han sido heridos y tratando de servirlos”, reclamó a los 190 participantes.
“Si la Iglesia ha de acoger verdaderamente a las víctimas y sobrevivientes del abuso clerical en sus brazos como una madre amorosa, entonces toda estructura de rendición de cuentas debe incluir un compromiso y un acompañamiento que sean verdaderamente compasivos”, presentó.
“La tarea que tenemos ante nosotros es centrar estos principios en el diseño de estructuras institucionales y legales específicas con el fin de crear una obligación de rendir cuentas genuina en los casos relacionados con la mala conducta de los obispos y superiores religiosos, y el mal manejo de los casos de abuso infantil”, explicó.