Los 250 milímetros de lluvia que cayeron entre el sábado y el lunes dejaron serias consecuencias. El anfiteatro José Hernández quedó con sus gradas bajo el agua y los murales de la Bienal de Arte se encuentran en medio de una inmensa laguna.
MIRAMAR (Corresponsal).- Si bien las lluvias calmaron, la fuerte sudestada sigue presente en Miramar donde se empiezan a analizar las consecuencias del temporal que desde el sábado hasta ayer arrojó 250 milímetros de lluvia.
Eso produjo serios inconvenientes en barrios periféricos pero quizá la postal más desencantadora de hoy por la mañana la brindó el desborde del arroyo El Durazno que dejó inundado al Parque de los Patricios y todos sus atractivos.
El mencionado cauce de agua nace en la zona serrana y atraviesa todo el distrito de General Alvarado hasta su desembocadura en la playa pública de acceso a la ciudad. La fuerte correntada produjo que las compuertas no soportaran e inmediatamente sobrevino la creciente incontrolable.
Esto causó no sólo la inundación del mencionado sitio turístico sino también quedó sumergido el Paseo del Durazno con su bici senda desde la costa hasta la avenida 26. Vale recordar, que ese flamante espacio fue inaugurado el pasado 15 de enero y en poco tiempo logró captar una alta convocatoria de residentes y turistas quienes lo utilizan para descansar, practicar de portes y otras actividades recreativas.
Pasando el puente, del otro lado de la avenida Ruiz Guiñazù la imagen también es frustrante con las gradas del histórico anfiteatro “José Hernández”, tapadas por una laguna al igual que los murales realizados durante las Bienales Internacionales de Arte 2013 y 2015.
Algunas de las esculturas edificadas durante el mes pasado en la tercera edición de este evento, también sufrieron consecuencias.
Ahora deberá esperarse que las condiciones climáticas mejoren, calme el intenso viento y el cauce vuelva a su formato habitual. Seguramente el municipio evaluará realmente las pérdidas materiales para luego comenzar con los trabajos necesarios para recuperar la fisonomía de un lugar muy querido por todos los vecinos.