Cerca de 800 personas pasaron por el proyecto. Desde la organización destacan que dos de cada tres no reincidieron en el delito. Para participar los internos están obligados a estudiar y trabajar.
Décadas de pobreza estructural, de marginalidad que pasa de generación en generación generaron un caldo de cultivo para lo que hoy constituye un problema grave que tiene la sociedad argentina. El sistema carcelario está desbordado, los internos se abarrotan en condiciones inapropiadas y su reinserción a la sociedad una vez que cumplen la pena se torna cuanto menos dificultosa.
Por estos días cumple diez años de su creación la ONG “Cambio de Paso”, un soplo de aire fresco en esa batalla contra la degradación el sistema.
“Todo comenzó en 2009 por una iniciativa del juez Esteban Viñas. Ahí en realidad se inicia con la práctica del rugby en la Unidad Penal XV como una herramienta educativa”, sostiene Juan Manuel Aiello, uno de los referentes, sobre el origen de los que meses más tarde se convertiría en una ONG.
“El objetivo fue apuntar a la transformación y recuperación de la vida de esas personas. Mediante el juego se busca establecer códigos de respeto, de límites, mecanismos de convivencia. Mejorar a las personas en definitiva”, agrega Juan, un apasionado que además se involucra en el día a día, como entrenador del equipo de rugby.
“En un principio fue solo la práctica del rugby. Luego, en una segunda etapa, se constituyeron los pabellones donde están alojados los internos. Para poder estar allí tienen la obligación de estudiar y capacitarse en oficios”, aclara Aiello.
“Se fue dando de tal forma que hoy estamos a punto de constituir una cooperativa de trabajo. La cuarentena nos frenó dos trámites que faltaban. La cooperativa va a permitir que los internos que egresen con fin de pena y hayan sido capacitados en el penal tenga una salida laboral”, destaca.
“El rugby carcelario ha crecido muchísimo. La ONG “Cambio de Paso” ha tenido hasta experiencia internacional jugando contra el Cágliari italiano. En Mar del Plata fuimos a jugar prácticamente a todos los clubes. Ahora estábamos a punto de incorporarnos para hacer un circuito de amistosos oficiales con los equipos de la Unión tras haber cumplido con los requisitos necesarios para poder ficharnos y tener un seguro médico”, asegura entusiasmado con la posibilidad de tener un calendario de partidos.
“Pero además agregamos un centro de día en el barrio Las Heras donde ofrecemos capacitaciones de oficios y apoyo escolar. Ahí va a estar la primera sede del rugby barrial. Queremos trabajar no sólo con los internos del penal”, dice Aiello.
En la actualidad, son unas 15 chicas las que practican hockey y participan como requisito de un taller textil y 40 varones los que juegan al rugby en el penal.
“En estos diez años pasaron cerca de 800 internos por el programa y dos de cada tres de ellos no reincidieron en el delito una vez que dejaron el penal”, destaca.
A manera de celebración de la primera década de vida y ante la imposibilidad de practicar el deporte o reunirse por la cuarentena preventiva, desde “Cambio de Paso” publicaron un video que refleja la importante labor que se realiza con un grupo de personas que pretende encontrar en el futuro las oportunidades que a muchos de ellos se les negaron.