El especialista impulsa el denominado "Aprendizaje inverso", al que define como "una metodología adecuada a las necesidades del aula y a los aprendizajes activos".
por Laura Hojman
El director del Centro de Investigación e Innovación Educativa de la regional Buenos Aires de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Uriel Cukierman, aseguró que “la innovación educativa no necesariamente implica la utilización de tecnología que por sí sola no resuelve nada” y destacó que esas herramientas aplicadas al aprendizaje “son inversiones altas con resultados muy pobres”.
Cukierman, quien además es master en Tecnologías de la Información de la Universidad Politécnica de Madrid y docente de Comunicaciones y Redes en la UTN, sostuvo además respecto a las necesidades de los estudiantes, que el sistema educativo argentino “penaliza al que tarda más en recibirse y considera un castigo repetir”.
En diálogo con Noticias Argentinas, el académico se refirió a los resultados de diversos planes y programas de entrega de computadoras y otras tecnologías desde la gestión de Carlos Menem hasta la actualidad, consideró que “la experiencias e investigación desde ‘Argentina Internet para todos’, del menemismo en adelante, permitieron que la gente que no tenía la posibilidad accediera a una computadora, pero tuvieron fines sociales”.
“Cuando la tecnología es utilizada en forma pedagógica mejora el aprendizaje, son inversiones altas con resultados muy pobres”, aseveró Cukierman para distinguir que “una cosa es el acceso a la tecnología por parte de la sociedad, otro es el uso de la tecnología con fines educativos”.
Consideró además que “pretender analizar a fondo de qué modo se van a utilizar las tecnologías en la educación requiere también saber que tipo de capacitación recibieron los docentes, y también hay que estar preparados porque los estudiantes saben a veces más de herramientas que el profesor, porque aprende por su propia cuenta, de internet, de la televisión, de sus padres”.
Cukierman, desde el Centro de Innovación de la UTN que conduce impulsa además con expertos internacionales el denominado “Flipped Classroom” o “Aprendizaje inverso”, al que define “una metodología adecuada a las necesidades del aula y a los aprendizajes activos”.
“Estamos acostumbrados a clases donde el estudiante tiene un rol pasivo, con un docente al frente de una clase sentada, y atrás pasa un power point y les da ejercicios para que hagan la tarea en su casa”, indicó.
Apuntó que “en el caso de flipped classroom se pretende que la tarea pasiva la haga en su casa, y en clase se hagan actividades en grupo, los docentes diseñan y publican una en línea, y el tiempo de clase se libera para que se facilitar la participación de los estudiantes en el aprendizaje activo a través de preguntas, discusiones y actividades aplicadas que fomentan la exploración, la articulación y aplicación de ideas”.
Consultado sobre las denominadas tecnologías 2.0 y 3.0, el académico opinó que “son más términos ‘marketineros’ que otra cosa; durante largos años de investigación se convino que hay que hablar de cómo usar los recursos y de qué manera logramos nuestros objetivos como docentes, que es que los alumnos aprendan”.
“Una investigación sostiene que la democracia y la educación no consisten en darle a todos lo mismo sino darle a cada uno lo que necesita”, remarcó.
Empero, objetó que el sistema educativo “penaliza al que tarda más en recibirse, es un castigo repetir y a veces un estudiante necesita ver mejor un tema y lo castigamos”.
“Se ve como algo negativo que alguien tarde más en la educación, como una frustración, en la universidad se ve mal que esta que un estudiante tarde 10 años en recibirse cuando la mayoría trabaja 8 horas, tienen su vida, a veces familia y que terminen la carrera en 10 años es para felicitarlo”, finalizó.
(*): Especial para NA.